Garra Sombría despertó. Salió al claro, cubierto con una fina capa de nieve. Una brisa fría la azotó y creyó que caería al suelo. Se sacudió y miró a su alrededor. La patrulla del alba acababa de regresar, formada por Tormenta Gris, Flor Centelleante, Patas Blancas y Zarpa Espinosa. Vió como informaban a Estrella Arenosa sobre todo lo ocurrido, aunque de seguro nada interesante había pasado pues todos estaban totalmente tranquilos. Se giró para encontrarse cara a cara con Leónido, sentado sobre el frío suelo.
—Buenos días—maulló la guerrera con aire soñoliento.
—Hola—saludó el atigrado—quería proponerte que nuestros aprendices entrenaran juntos... últimamente he visto a Zarpa de Pino muy extraño, y pensé que sería bueno para él si pasara algo de tiempo con un amigo.
—Pues claro—se apresuró a responder Garra Sombría, y tuvo que reprimir un suspiro de alivio. No había preparado nada para entrenar con Celestino aquel día, y el lugarteniente la había salvado.
—Pues nos vemos en la hondonada de entrenamiento cuando el sol esté en lo más alto—dijo él. La guerrera asintió con la cabeza y salió a buscar a su aprendiz.
Celestino se encontraba charlando con Patas Blancas, que recién había vuelto de patrullar. Se mostraba juguetón y extremadamente relajado, más de lo que estaba habitualmente. Parecía como si no pensara en nada más que en lo que estaba pasando, y Garra Sombría se sintió feliz al ver que por fin comenzaba a olvidar la muerte de su hermana. El aprendiz saltó hacia la atigrada rojiza y le dió una manotazo en la oreja con las uñas envainadas. La guerrera se agazapó y saltó hacia el pequeño, que unos segundos después se restregó contra su pelaje. Finalmente, Garra Sombría decidió acercarse a ambos.
—Celestino.
—¿Sí?—maulló el aprendiz, despegándose del pelaje de la gata.
—Cuando el sol esté en lo más alto practicaremos combate con Zarpa de Pino. Ahora mismo quiero que vayas a cambiar el musgo de los lechos de los veteranos—ordenó. El gatito pareció reprimir un saltito de alegría, pero luego lanzó una mirada melancólica hacia Patas Blancas, que le dedicó un guiño alentador.
—Claro, Garra Sombría—aceptó. Salió caminando hacia el túnrl de aulagas y desapareció.
La guerrera se quedó observando a Patas Blancas. Cada vez era más obvio que entre ellos dos ocurría algo extraño, y Garra Sombría sintió una punzada de celos. Hubiera preferido que su aprendiz buscara consuelo en ella y no en otra gata, pero pronto alisó el pelaje del lomo, arrepentida. Ella no sentía nada por Celestino, sino por otro gato distinto, y no tenía razones para sentirse de esa forma. Vió que Patas Blancas se acercaba a ella.
—Hola, Garra Sombría—saludó su amiga en tono afable.
—Hola.
—¿Ocurre algo?—preguntó la atigrada.
Pero a Garra Sombría le dió la impresión de que ella ya sabía lo que la inquietaba.
—Ya sé—maulló en voz más baja—desde antes de que su hermana muriera, yo siempre he estado ahí cuando veía que algún aprendiz se sentía triste, y lo mismo con los guerreros. No me gusta ver aue los demás sufran. Y cuando ocurrió lo de Zarpa Albina, también quise consolarlo. Desde entonces le he prestado más atención, pues quiero que se recupere, pero creo que está empezando a sentir un afecto real por mí.
La guerrera hizo una pausa y Garra Sombría apoyó la punta de la cola en su omóplato para reconfortarla silenciosamente.
—Y no sé que pensar—agregó—es solo un aprendiz....
—No eres la única que tiene problemas...—masculló Garra Sombría. Su idea no había sido que Patas Blancas la oyera, pero era evidente aue sí lo había echo pues continuó:
—¿A qué te refieres?— Hizo otra pausa que duró unos segundos y luego se le aclaró la mirada—es sobre mi hermano... ¿cierto?
—Pues... sí, supongo.
—¿Sientes algo por él?—preguntó con algo extraño en la voz que Garra Sombría no supo descifrar.
—No lo sé. Hemos estado distanciados por un pequeño problema con un amigo de otro clan—. La guerrera no quería dar detalles—y yo ya no sé qué puedo hacer para que volvzmos a ser amigos. Creo que está celoso de que yo tenga otro amigo que no sea él, ¡pero Zarpa de Cedro no sisnte nada por mí y yo nada por él! No debería enojarse por algo que no existe.
—¿Sabes?—maulló Patas Blancas, pensativa—él me ha dicho que te quiere mucho. Deberías darle otra oportunidad.
Garra Sombría se quedó con la boca abierta. Patas Blancas siempre había sabido todo y nunca le había dicho nada. Se le erizaron los pelos del cuello, pero los alisó rápidamente.<<Es su hermano —pensó mientras se relajaba —claro que guardará en secreto lo que le cuente.>>
—Bien, debo irme a entrenar con Celestino—maulló al suponer que el sol ya casi se encontraba en lo más alto—nos vemos.
—Un segundo—la detuvo su amiga—¿pensarás en lo que te he dicho?
—Sí, lo haré—respondió la guerrera tras reflexionar unos segundos. Luego dió la vuelta y avanzó por el claro.
Miró arriba. Se suponía que hoy sería la primera asamblea de Celestino, pero nubes de tomenta se acercaban lentamente. Supuso que se cancelaría.
Caminó por el claro y lanzó una mirada a Zarpa de Pino, recordando su charla del día de ayer. Aún parecía tener la misma melancolía en su mirada. Luego, al desviar la mirada hacia otro sitio, se encontró con Flor Trigüeña mirándola desde el otro lado del claro. La guerrera se acercó rápidamente hacia ella, y Garra Sombría tuvo miedo de que le dijera algo malo o la regañara por algo que había echo, pero se limitó a decir:
—Nos vemos en cuanto termine el entrenamiento. Necesito hablar contigo—. La guerrera quiso tratar de descubrir las emociones en la voz de la guerrera rojiza, pero parecían cubiertas por un manto de incertidumbre. Confundida, esperó a que la atigrada se largara y soltó un breve suspiro. No sabía por qué, pero aquel día estaba siendo de lo más incómodo posible.En la imagen de arriba, Abedul (imagínenlo con los ojos más amarillentos).
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Días Sombríos #2 / Compañeros / Los Gatos Guerreros
FanfictionGarra Sombría ha sido nombrada guerrera hace muy poco tiempo. La soledad que siente tras la pérdida de su mentora pronto desaparece al encontrar algo más: Amor. Sin embargo, eso no es lo único que verá en su aventura. El Clan de la Sombra se h...