Diluc Ragnvindr. [2/2]

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Habían pasado algunos días desde ese encuentro, ya era sábado y en unas horas pasaría Diluc por la pequeña Irene.

____ le había puesto un conjunto de un vestidito blanco con estampado de flores y un suéter blanco.

Termino de peinarla, dejándola sobre la alfombra y poniendo un juguete a su lado. Solo quedaba esperar a que Diluc llegará por ella. Esperaba que no fuera a dejarla plantada.

Escucho unos golpes en la puerta, supuso que era Diluc así que tomo la mochila de Irene y luego la tomo en sus brazos para ir a abrir.

—____, hola.

—En la mochila está su biberón y dos cambios de pañales por si lo necesitas. Cualquier cosa me avisas.

—Esta bien... ¿Y si mejor vienes con nosotros?

—Ya te había dicho que no. Tengo cosas que hacer.

Le entrego a Irene y luego su mochila, dejando un suave beso en la mejilla de Irene y cerrando la puerta, al poco tiempo escuchó que el ascensor sonaba, ya se habían ido.

Se sentó en el sofá y comenzó a pensar sobre algunas cosas, quizás había sido mejor que fuera... Pero no podía soportar estar un segundo más al lado de Diluc.

Decidió salir a caminar un rato, quería despejar su mente un momento.

Tomo las llaves y salió de el departamento, despidiéndose de algunos de sus vecinos quienes le saludaban amablemente.

Toda su vida estaba yendo bien, ya lo había superado... ¿Por qué tenía que volver cuando ya no lo necesitaba en su vida?

Creía que su sentimientos habían muerto hace años, pero ahora que lo volvió a ver se dio cuenta que no era así, ni estaba cerca de estarlo.

Aún lo amaba como al inicio, aunque lo negara siempre, no era nada sin el.

Sabia que su corazón estaba hecho pedazos desde hace años por culpa del hombre que actualmente era el padre de su pequeña niña.

Era doloroso cada que le preguntaban sobre su padre, era difícil inventar excusas a esas señoras chismosas.

Incluso cuando recién habían cortado, hubo un chisme de que la que había sido infiel era ella, y que Irene no era hija de Diluc, si no de otro hombre.

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