Capítulo 6

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Lexie

Guarde la foto de mis padres. Tome aire y limpie mis lágrimas, me mire una última vez al espejo antes de salir. Mis ojos estaban rojos, se notaba que había llorado.
Antes de poder salir, escuche como alguien más entraba. Abrió la llave y el agua comenzó a salir, escuche unos pequeños sollozos.

Asome un poco mi cabeza para ver de quién se trataba; era Draco.
Nunca lo había visto llorar.

—Draco.— nombre.— ¿Por qué lloras?

El recién nombrado pareció sorprenderse, inmediatamente limpio sus lágrimas y volteo a verme.

—¿Q-Que haces aquí?— su voz se escuchaba temblorosa.— ¿Sigues llorando?

Negué lentamente mientras me acercaba a él.

—No. De hecho estaba por salir.— respondí.—¿Qué ocurre Draco?— coloqué mi mano en su mejilla.

—Estoy bien, no estaba llorando.— mintió.

Nadie podría creer una mentira así, sus ojos aún estaban cristalizados.
Mi abuela decía que la familia Malfoy podría tener todo el dinero y el prestigio que quisieran, pero que siempre carecerian de amor, el único que podría cambiar ese destino, era Draco.
Conocía a su padre, un tipo arrogante y presumido, disfrutaba hacer menos a los demás, debía admitir que antes percibía a Draco de la misma forma, no fue gracias a Dobby que mi perspectiva cambio.

Dobby había vivido mucho tiempo con la familia Malfoy. Recuerdo que llegó a decirme lo terrible que era Lucios como padre. Las veces que Harry había ofendido a Draco, Dobby salía en su defensa, diciendo que todo era culpa de Lucios, pero que Draco no era mala persona.
También recuerdo que estaba agradecido con otra persona, pues hizo mucho por él en sus días con la familia Malfoy, incluso dijo que lamentaba dejarlo con esa familia. Nunca supe a quien se refería, pero ahora podría darme una idea, tal vez Dobby hablaba de uno de los hermanos Riddle.

—Lexie, ¿Tú ya estás mejor?— me miró preocupado.— Ese profesor no debió decir eso.

Le dí una débil sonrisa.

—No es nada.— mentí también.— Solo fue algo momentáneo. Draco, ¿Estás seguro que no necesitas nada?

—Estoy bien. Gracias, Lex.— desvío su mirada.

Pase mis brazos por su cuello, dándole un abrazo, tomo unos segundos, pero me regreso el abrazo. Nos quedamos así por un momento.
Dobby tenía razón, Draco no era mala persona, solo necesitaba amor, mucho amor.

—Yo te quiero mucho, Draco.— susurré.— Si en algún momento quieres hablarme de tus problemas, créeme que te voy a escuchar.

Me separé de él. No podía describir la forma en la que me miraba ahora, era como si sus ojos tratarán de decirme algo.

—Te lo agradezco, Lex.— murmuró.

Se veía un poco más calmado. Antes de salir, le dí un beso en la mejilla.

—Te veo luego, Malfoy.— sonreí.

—¡Lex, espera!— exclamó.— Yo... Yo quiero decirte algo.

—Claro, dime.

Draco miro hacia todos lados, no entendía el porque. Me quedé unos momentos más con él, pero lo único que salió de su boca fue:

—Olvidalo, puede esperar.— suspiro.

—¿Seguro?— asintió.— Nos vemos Draco.

Salí del baño. Note como varias personas corrían por los pasillos. Era obvio que iban a ver el Cáliz de Fuego.
En el camino me encontré con Ginny, ambas nos dirigimos también al salón donde pondrían sus nombres. Cuando llegamos, varios estudiantes ya se encontraban ahí.

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