"Divino."

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Bocanadas agotadas salían de sus labios, estaba sumamente cansada la blanquecina deidad quien intentaba callar esos jadeos adoloridos y tristes ; su vista de grises enfocaba con torpeza la escena de su habitación, Alela logró ayudarle en dirigirse a su habitación en medio de uno de esos recurrentes ataques corporales -a palabras suyas.- que hacían parecerle desmayarse. Incoloro, deplorable, hastiante para el Dios de lo puro y lo correcto, porque eso es lo que es Etihw.

Casto y dulce, benevolente y elegante con ese andar suave y su mirada carente de emoción, pero que aún así te dará su mejor sonrisa. ¿Pues qué más podría hacer? Su tela de seda danzando en su caminar cuando da sus recorridos por su tierra floral, sentir la cálida brisa acariciar su cabellera de carbón mientras es saludada por lo habitantes de tan melosa tierra, era lo que motivaba a su corazón y su mente de seguir existiendo y cuidando de su gente, sus niños.

De cabeza a pies, una figura que impone el bien y la calidez, amado por niños y sus soldados. Blanqueza y paz. Etihw no tendría motivos para "sentirse mal" ; Sus labores eran lo cotidiano, sus patrullas constantes por todo su mundo acompañada de su Diablo, su querido Diablo de obsidiana, verificar el orden en su pueblo y saber de las novedades de este, regresar a casa y atender las labores dentro de éste, en el castillo. Es una rutina completamente serena y divertida. Etihw es una persona afortunada.

Afortunada.

¿Exactamente, por qué? ¿De qué es afortunada?

Dios tomó con desespero una pequeña caja que estaba siendo ahora la protagonista de la escena, sus pulcras manos, sus benditas manos estaban temblando como si el pavor estuviera por comerle en cuestión de segundos, sin la oportunidad de dejarle reaccionar. La blanca figura divina intentó sujetarla y aferrarla en su pecho, su respiración iba de intensa a quebrada, sus grises cuencas derramaban senderos callados de lágrimas, y, lentamente su cuerpo se fue deslizando contra lo que era una de las paredes de su habitación.

Una extensa habitación decorada para lo que era: La excelencia y elegancia, un sitio donde las mejores mantas podrían estar, luces tenues que ahora estaban apagadas, y ventanales que le permitían al Dios ver cada mañana a su gente en un panorama general, del cual hoy eran cubiertas por gruesas cortinas de un gris oscuro, llegando al color del humo. Oscuridad. Profunda oscuridad en esa habitación de brillo, Etihw quedó sentada contra una de las paredes de la habitación, justo al lado de la mesa donde estaba esa preciada caja. Sus ojos aún soltaban esas lágrimas que para otros serían benditas pero extrañas, ¡Su Dios no lloraba! No tenía razones para llorar, para sufrir, para sentir emociones que todos los demás sentían. Le gustaría saber si su querido Diablo tenía emociones tan profundas como en esos momentos donde su corazón se estrujaba y ardía. Apoyó la cabeza contra la pared, mirando sin rumbo al techo cubierto de algunos candelabros y dibujos de algunos de sus ángeles, todos con mensajes dulces a Dios, todos dando su confianza y total servicio al Dios del Jardín Gris. Aunque para ellos no serían los mensajes exactos por su querida Dios, no lo necesitaba porque era fuerte. Era su protector y quien velaba por ellos, era quien hizo el trato de paz con el Diablo de su mundo, quien había construido la paz y la propagaba por todos los lugares que pudiese. Por eso le tenían mucho respeto y amor al Dios incoloro, al Dios impoluto y perfecto.

Perfecto.
Ése era el problema.

El problema era que no quería seguir siendo perfecto siempre, Eithw quería sentir, aprender a sentir, a convivir, a vivir, a ser. Dios cerró bruscamente los ojos, callando el ardor que estaba sintiendo en las retinas, y una de sus manos golpeó con fuerza la pared donde estaba, una, otra vez, y una vez más. Su gesto tembloroso dejaba mucho por opinar para ser sincero, pero milagroso era que nadie tenía que verle así, ni siquiera su amado Diablo, sabía que este mencionado ha sufrido tanto como ella, la diferencia era que para todos, Kcalb no era ese "intimidante" Diablo que con el silencio de su presencia movía todo, en realidad era el ser más dulce que pudo conocer, y que dicha tiene de tenerlo en su vida, esas mejillas blancas y esos ojos negros eran sus noches, y su voz tan suave pero seria le llevaba al verdadero paraíso, le hacía feliz estar a su lado como fuese, no necesitaba nada más.

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⏰ Última actualización: Aug 07, 2023 ⏰

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