Meses atrás...
—Perdóname Sandra, fui un tonto. Me porté como un idiota.
—Steve...
—Anoche que terminé contigo, cuando me fui me di cuenta de mi error.
Sandra recordó lo que hizo con Adam y comenzó a llorar.
—Dios mío, Steve.
—No llores por mi culpa.
—Es que no puedo volver contigo.
—¿Por qué no? —inquirió y al verla menear la cabeza sin mirarlo entendió—. Te encontraste con Adam.
—Sí...
—¿Qué te dijo?
—Nada, solo me llevó a casa, pero antes de eso...
—Sandra, ¿te gusta mi hermano? —cuestionó y la chica no se atrevió a mirarlo.
—Creo que sí. Más de lo que quisiera.
—Y tú le gustas...
—No me porté como debí, pero... —lo miró—. Lo siento, Steve, no puedo volver así contigo.
—¿Pasó algo?
—Nos besamos y le correspondí.
—¿Qué más?
—Solo eso.
—Entonces, actuaste por despecho.
—No lo sé, yo nunca quise corresponderle porque sé que no me traerá nada bueno y anoche me quedó muy claro.
—Sandra, Adam solo busca sexo contigo.
—Lo sé, por eso me negué. Además, porque es tu hermano.
—Yo tampoco he sido honesto contigo.
—Has visto a Linda, ¿verdad?
—Sí, y es como mi hermano, solo quieren jugar.
—Ella te atrae más que yo.
—N..no..
—Sí —lo corrigió—. Te entiendo.
—¿Te pasa lo mismo con Adam?
—Steve, no me preguntes eso.
—¿Y si tú y yo lo intentamos?
—No creo que sea buena idea.
—Sandra, eres una mujer maravillosa, eres honesta y sé que nunca me ocultarás nada.
—Y tú también. Sé que contigo podré tener una relación seria.
—Entonces, hagamos algo para beneficio de los dos.
—¿Qué?
—Casémonos
—¿Qué? ¡Estás loco!
—Sí, olvidémonos de Adam y Linda. ¡Deshagámonos de ellos de una vez por todas!
—¡Pero no te amo, ni tú a mí!
—Démosle tiempo a esta relación.
—Steve es una locura.
—Si nos casamos cortaremos de tajo con la tentación, con lo que nos hace daño —aseguró, mientras ella no daba crédito a lo que escuchaba.
—No puedo responderte ahora.
—Tómate algo de tiempo.
—¿Y mientras podríamos guardarlo en secreto?
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ENEMIGO SECRETO
Roman d'amourCuando Adam Lee insinuó que causó el accidente de su esposo Steve, Sandra pudo ver que ya no era el hombre que meses atrás intentó seducirla. Ya no podría esperar de él la más mínima compasión en caso de que se negara a cuidar de su esposo. Era cier...