La noche puede ser un lugar que, más allá de percibir el silencio y la tranquilidad, oculta muchas historias y secretos. Es capaz de cubrir un gran sufrimiento y ahuyentar a los seres queridos que nos rodean para evitar que sientan preocupación y tristeza por nosotros. Las claves de esas historias a veces están escondidas en objetos, olores o cambios, pero sobre todo se encuentran en ese lugar inhóspito para algunos seres humanos; ese espacio que es capaz de bloquear lo que sentimos y de olvidar para seguir adelante. Esa masa que controla y ejecuta nuestro cuerpo y nos permite analizar lo que vivimos. Esa estructura llamada cerebro que nos aboca a un sinfín de entresijos sin sentido alguno de manera ocasional.
Quizás por eso a Akira le atropellaron las ganas por descubrir qué había ocurrido la noche en que perdió la noción del tiempo y sin motivo justificado, se convirtió en un alma vagabunda y despojada de aquello que siempre había querido.
- ¿Has acabado ya? Te estoy esperando – insinuó Valerie.
- ¿Te puedes callar? Ya voy te he dicho – gritó Akira.
Valerie llevaba apenas un mes instalada en el piso que Akira llevaba alquilando desde hacía dos años. Aunque todavía le faltaban algunas cajas por empaquetar y traer a su nuevo hogar, sentía que había estado viviendo toda la vida con su amiga de la infancia. Ambas jóvenes, que ya habían dejado atrás la experiencia de vivir con anteriores parejas, consideraban que compartir un piso con una amiga iba a ser la decisión más acertada, coherente y por qué no, graciosa también.
- Ahora sí, ¿qué tal estoy?
- Bastante bien para haber cumplido ya 29 años.
- Qué graciosa, ahora en serio, ¿me queda bien el vestido?
- Ya te dije en la tienda que te favorecía mucho. ¿Nos podemos ir ya?
- Pero ¿seguro no? Ya sabes que a mí estas historias de ir tan arreglada no me gustan y menos con ropa que nunca me pongo.
- ¡Basta Akira! Estás genial, aunque no lo estarás tanto si llegamos tarde.
- Vale vamos – musitó mientras cogía las llaves del piso y se colgaba el bolso en el hombro izquierdo.
Akira era una persona bastante segura de sí misma cuando se encontraba con gente mayor que ella o bien en un ambiente estrictamente laboral. Sin embargo, socializar de manera espontánea con individuos de su misma edad y con los que mantenía una relación algo más cercana, le producía cierto pudor.
Cada vez que se sentía incómoda en estos espacios sociales intentaba deducir qué problema había detrás de esa inseguridad, miedo o vergüenza por llamarlo de alguna manera. ¿Por qué no le ocurría en las reuniones del trabajo por ejemplo? ¿Cuál era el impedimento que la bloqueaba en las conversaciones con chicos y chicas jóvenes? Cuantas más vueltas le daba, más pensaba en su pasado, profundizando en las experiencias que lo conformaban y sobre todo en esa noche que lo cambió todo.
¿A dónde van Akira y Valerie?
¿Qué ocurrió esa noche?
En el próximo capítulo más...
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Camello, león e infancia
RomanceAkira quiere descubrir lo que ocurrió esa noche ya que no lo logra recordar y le ha producido ciertas consecuencias en su presente. Mientras tanto, intenta seguir con su vida y disfrutar de las apariciones y sentimientos inesperados...