Capítulo 24. Tranquilo Rengoku, estoy aquí

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POV Narrador

Rengoku no podía contar las veces que Akaza lo ha querido hacer desde que lo capturó, el primer día perdió su lago cabello, quedando ahora de la misma largura del pelirrosa pero un poco más largo por delante, al no comer absolutamente nada en toda la semana las energías que habían vuelto gracias a Uzui habían desaparecido por completo. En sus caderas al igual que su cuello, muñecas y tobillos se habían formado moratones, con la diferencia de que la de su cintura eran de los dedos de Akaza mientras que las de sus extremidades eran de las esposas de metal que estaban fuertemente agarradas a ellas y la de su cuello eran ocasionadas por un collar de cuero del mismo tono azul del cinturón del mayor, de este salía una cadena la cual era tomada por Akaza para tirar de su cuello mientras lo penetraba, por quinta vez en lo que llevaba de mañana, mientras que el rubio solo se movía al gusto del mayor, varios golpes unido a que durante dos días estuvo totalmente atado y sus ojos tapados, les hizo comprender que dijera lo que dijera, no cambiaría la opinión del mayor, solo le causaría más daño.


En la otra habitación Genya ya no recordaba ni su nombre ni como llegó ahí, lo único que seguía anclado en su mente era la palabra Aniki junto a la cara de su hermano, su mano derecha yacía completamente rota, Doma amo cada grito que salió de sus labios cuando rompió cada dedo además de cuando fue rota su palma, su mano izquierda solo siguió el mismo camino su dolor hizo que su vejiga no aguantase más lo que ocasionó que Doma volviera a violarlo, incluso acabo violándolo con su puño el cual solo ocasionó que la sangre que ya tenía a causa de su violación aumentara. A final de la semana se podía apreciar que los huesos de sus extremidades yacían rotos.


Tras realizar sus habituales maltratos ambos se reunieron, como cada día para comer.


—Doma, ¿recuerdas que esta noche nos iremos?

—Si ¿y?

—No te lo puedes traer.

—Lo sé, lo sé, esta tarde le cortaré la cabeza, me éxito solo con pensar que tendré su cabeza al lado de mi cama.

—Más te vale que Kyojuro no la vea.

—Lo prometo, por cierto, ¿cómo se está portando?

—Ya ha aprendido su lugar.

—¿Cómo le queda el collar?

—Me gusta como le queda.

—¿Le has probado el conjunto que te traje?

—Está muy gordo para ponérselo, además necesito ropa que no destaqué para sacarlo de aquí.

—Yo tengo una sudadera negra larga.

—Si me la das para ponérsela.

—Claro que sí —se levantó de su sitio para traerle la vestimenta a su amigo—.

—Le estará bien, junto a la gorra negra que ya tengo, esta noche nos iremos de aquí.

—Si te digo la verdad extrañaré este lugar.


El tiempo pasó hasta llegar la tarde cuando Doma se decidió ir a acabar con Genya, sin pensarlo mucho, se subió a la cama encima del menor y comenzó a ahorcarlo con sus manos, lo hacía como de costumbre para así cuando cortase su cabeza la sangre no fuera tanta, pero algo hizo que parase, un fuerte portazo se escuchó en la parte de arriba, y se enfadó al escuchar lo que era, la policía había llegado a su casa.


—Lo siento Genya, parece que no podré llevarme tu cabeza, pero si me llevaré tu vida —apretó más aún el agarre, pero en unos segundos su cara fue golpeada y la fuerza del golpe hizo que callera al suelo —¿¡Se puede saber que te creer!? —guardó silencio al ver quien le había golpeado—.

—A...ni...ki —con la pocas fuerzas que le quedaban pudo ver el único rostro que no había olvidado, su hermano lo estaba protegiendo—.


Todos esos golpes fueron escuchados por Rengoku quien cada vez se asustaba más, podía oír como los golpes llegaban hasta cerca de donde él estaba, cerró fuertemente sus ojos, se tapó los oídos y se hizo un ovillo apoyándose en el respaldar de su cama ya que lo único actualmente estaba atado era su cuello, quería protegerse lo poco que podía, aunque escuchó como la puerta se abrió no se movió solo se preparó para recibir los golpes de Akaza pero todo eso se convirtió en un abrazo de unos brazos mayores a los de Akaza.


—Tranquilo Rengoku, estoy aquí —al escuchar esa voz solo pudo llorar, Uzui había venido a salvarlo—.


Continuará...

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