Eins, zwei, drei.

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Buenos días, mi hermosa princesa, me di cuenta que te has despertado.

¿Quieres acompañarme a un lugar?

A un hermoso lugar donde las personas bailan y juegan durante una eterna oscuridad.

Ven, ven conmigo.

Las cosas tristes, dolorosas, difíciles, déjalas ir junto con la armoniosa música.

La primera pieza se la dedico a tu meñique, la parte más delicada de tu hermosa mano izquierda.

La refinada plata te parece bien para acompañar el vals inicial, ¿cierto?

¡Estás fuera de ritmo, princesa, vas muy rápido!

¿Quieres que bailemos de otra forma? Entonces toma mi mano y dancemos de derecha a izquierda esta vez, comenzando por el otro extremo de tu frágil mano, el meñique derecho.

¿Qué te parece cambiar a un tango, ahora que tus preciosas manos han sido honradas como se debe?

Le dedico este apasionado ritmo a tus rosados labios con los que más de una vez me has besado.

¡Mejor convirtamos el pálido color en un intenso rojo carmesí!

¡Este es tan solo el inicio de un magnífico e interminable carnaval!

¿Y qué te parece si con este flamenco rendimos tributo a tus hermosos luceros celestes?

Tus ojos relucen como dos diamantes y con el resplandor platinado se vuelven una hermosa pieza de joyería refinada.

¡Dísculpame, hermosa princesa! ¡Por mí culpa el hermoso vestido blanco que llevas esta tarde se ha manchado!

Permíteme quitartelo y oh, princesa desnuda, continúa bailando en la palma de mi mano.

Dediquémosle, esta vez, esta hermosa pieza de balé a tus brazos, yo soy el único apoyo que necesitas, meine Prinzessin.

Un, dos, tres; eins, zwei, drei.

Terminemos nuestro coordinado danzar con un pasodoble, que a tus oídos consagraré.

¿Estás hambrienta?

¡Un banquete con té escarlata y carne de la mejor calidad está listo solo para ti! Pero antes de comer, déjame acariciar tus suaves piernas con mi daga.

¡Gracias por ser tan paciente, mi radiante princesa!

¡Ahora come, come hasta saciar tus ansias!

¿Ya estás llena?

Déjame solucionarlo, déjame abrir espacio en tu estómago.



¿Que dices, bella?


¡No intentes pronunciar palabras que tu mente no puede maquinar, déjame castigar esa molesta lengua tuya!



Parece que de nuevo tu cuerpo se ha manchado, ¿te parece bien que también te despoje de él?


¡Seguirás siendo mi dulce princesa por siempre y este destructivo carnaval continuará por el resto de la eternidad!




Ich liebe dich, meine kleine Prinzessin.

Für immer.

Carnaval por piezasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora