Cap X - II

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Los portales se apagaron cuando en el gran salón solo quedaban los herederos de Erebu y los dos Harlows, quienes permanecieron detrás de la mesa hasta el final de la ceremonia. Era evidente que uno de ellos estaba menos agitado que el otro. Bebía de su copa, aún oculto, mientras su compañero mostraba nerviosismo por los acontecimientos. No era para menos, considerando la forma en que se habían desarrollado los eventos.

—Lleven a estos niños al comedor —exclamó Zachary—. Ha sido suficiente por esta noche —agregó antes de desaparecer como si se esfumara en el aire.

Uno de los niños se percató de la intervención del regente y quiso voltear para mirarlo una vez más, pero para su sorpresa, tanto el regente como los dos harlows habían desaparecido sin dejar rastro. La sensación de desconcierto lo invadió mientras era conducido hacia el comedor junto con los demás.

Los herederos que fueron cercanos al niño de los Adlers aún se encontraban en un estado de confusión, que les impedía reaccionar con naturalidad ante lo que había ocurrido. Estaban atrapados en el encantamiento que les obligaba a mantener una apariencia optimista y a no sentir preocupación o estrés. Parecían resignados a aceptar lo que la noche ofreciera, aun si fuera poco; las expectativas estaban en no esperar demasiado.

Raven empezaba a levantarse del suelo mientras sostenía al niño en sus brazos. Se encontraba en el centro del círculo, después de que los acólitos y los guardias hubieran retirado a los otros herederos del gran salón. Al principio, le costó un poco ponerse de pie debido al peso y al deterioro, sumado a la molestia de una pequeña cortada en el cuello causada por las cuchillas al vuelo cuando era un cuervo.

Sentía que el cambio de ropa que hizo había sido un desperdicio de tiempo, ya que gran parte de ella quedó inutilizable debido a las llamas. Aunque en esencia seguía vistiendo de manera similar, ahora llevaba un abrigo con bordados de un color tinto muy opaco y una camisa negra formal. Antes de intentar incinerarse, esta combinación le daba, junto con su piel, un aspecto semejante al de un vampiro de las novelas victorianas. No demasiado alejado de Steffen.

—Llévalo a una habitación, Raven —dijo Iroh mientras se acercaba a él. Entretanto, Eoghan comenzaba a levantarse del suelo, recuperándose de los efectos del círculo—. Mantén un ojo en él hasta que despierte y luego ven a informarme. Han sido suficientes sorpresas por esta noche.

—Señor —respondió el seeker del cuervo, asintiendo con expresión seria en su rostro. Acomodó al niño Adler sobre su hombro y siguió las instrucciones de Iroh. Mientras se retiraba del gran salón, tomó el camino por donde Alan había llegado, y en el proceso, se cruzó con sus compañeros, Caratauc y Steffen.

—Vaya noche, ¿no? —dijo el más sofisticado mientras limpiaba el hombro del seeker—. Lindo abrigo, por cierto, aunque tiene algunas pequeñas, pocas, tal vez muchas roturas. Pero nada que no pueda repararse.

—Cosas del oficio, supongo —respondió Raven con un suspiro, una mueca que indicaba apatía—. Este niño solo me ha traído problemas desde que atravesó el portal y ahora tengo que esperar a que despierte.

—Nos han ordenado partir con los estudiantes de tercer año hacia las tierras de Annwvyn en unas horas —dijo Caratauc—. Así que lo más probable es que no vengas...

—Nos desviaremos para investigar lo que sucedió más allá del portal durante las pruebas —intervino Steffen—. Son las nuevas órdenes.

—Iroh cambió mi misión en el último minuto —añadió Raven, pasando al chico de un brazo a otro—. Ahora tengo el papel de nana.

—No creo que el niño ansíe una niñera con ese aspecto —aseveró Caratauc, lo dijo riendo junto a su compañero.

El gran salón se iba vaciando a medida que aquellos que no eran necesarios para la limpieza se retiraban. Mientras la conversación tenía lugar, los guardias regresaban a sus puestos y los seekers desaparecían entre las diversas entradas, dejando atrás a estos tres, los únicos a la vista.

Evermore: niños perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora