capítulo 13 acción1

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Ya pasó un mes, y ese era el día, era el día en el que padre y todos los demás se balancearían entre la libertad o la muerte.
Pero padre siempre fue optimista y con temperamento osado, y por mucho que discutieras con él, siempre hacía lo que quería.
Ese día, lo recuerdo bien, padre estaba diferente, ilusionado o quizás nervioso, se fue al trabajo e hizo todas las tareas que le mandaron, se aseguró que el soldado ,que había matado al señor Fischer, le tocaba guardia ese día, así, la culpa sería para él.

Cuando ,a las diez y media, llegó la hora de cenar, por turnos, padre abrió solo dos de las ocho bombonas de gas tóxico , que había allí, en el cuartel, para exterminar a los judíos en las duchas.
Ordinariamente , los soldados , entraban allí, a cambiarse , comer o ir al baño.
Primero entró el primer turno.
Tras unos minutos , empezaron a caer los primeros. Había liberado el gas justo para no matarlos, aunque se lo merecían, ya que si no el sería el único vivo y lo detectaría.
El gas tóxico, se expandió, por todos y cada uno de los rincones de la sala en la que se encontraban, dejando así todas las moléculas de aire impregnadas de su agrio, pero sobre todo, tóxico olor.
El segundo turno, al ver que, ya pasada la hora del primer turno,no salía nadie, decidieron ir a ver porque.
Entraron para ver qué todos sus compañeros , yacían en el suelo rendidos ante la toxicidad.
Al principio pensaron que era broma, pero era obvio que no , se alarmaron , entraron en busca de respuesta. Fue aquella respuesta la que los dejó igual que sus compañeros.
Y así paso también con el tercer turno.
Este se retrasó, pues decidió esperar un poco más , haber si aparecía alguien para turnarse.
Pero no, y cuando se armaron de esperar, fueron allí ha meterles prisa.

Después de casi dos horas , no quedaba ninguno en pie, bueno si, padre.
Salio de su escondite, no muy lejano, y entró en el cuartel en busca del hombre que guardaba las llaves.
Era un hombre sanguinario, y aburrido. El pelo , su ropa y su cara eran muy ordinarias.
También era muy serio y si te lo cruzabas por allí, te clavaba una mirada asesina y sería.

Padre se acercó hasta él, que yacía tumbado , boca abajo, en el mar de hombres que se había formado en el suelo.
Se tapó con un trapo, para no inhalar el gas y rápidamente cogió las llaves y se las entregó a la señora Fischer.
La parte difícil del plan ya se había ejecutado, solo quedaba que la señora Fischer haga su parte.

La peculiar idea de cambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora