La primavera era una de las mejores estaciones que podían presentarse en Japón por solo un motivo, las hermosas flores de cerezo que abrían sus capullos en esa época del año representaban una belleza única e inigualable para toda la población. Era una estación para pasar en compañía bajo los árboles de cerezo y poder contemplar cada uno de ellos acompañados de un novio o novia, amigos o mejor aún toda una la familia unida.
Unos rayos de luz entraron por la ventana de la habitación, logrando despertar a uno de los miembros de la generación de los milagros, pero que ahora no solo era eso. También se había convertido en un piloto de una de las más importantes aerolíneas de Japón, Kise Ryouta. Este pudo llevar sus estudios para la carrera de aviación sin ningún tipo de problema económico. Todo gracias a su trabajo como modelo, en donde la agencia donde ejercía de sus servicios le había ofrecido una jugosa oferta. Si extendía un poco más su contrato, cosa que obviamente haría, le pagarían los gastos relacionados con sus estudios hasta que se graduara. Y aquí lo tienen. Como uno de los pilotos más importantes del país del sol naciente.
No tenía ganas de levantarse, quería pasarse todo el día acostado en su cama, pero bien sabía que no podía hacerlo. Tenía que prepararse para ir a trabajar. Ese día le tocaba llevar una carga importante, además de pasajeros, en un vuelo hacia América.- Kise...levantate...- Susurró de forma calmada y con tono de voz dulce hacia su pareja desde el otro lado de la cama, removiéndose en las sabanas al igual que el rubio. - Ryouta, no querrás llegar tarde idiota, vamos levántate. - Expresó el azabache al darle un golpe, no tan fuerte, en su estomago. Ya se le hacía raro que actuara de forma tan dulce en la mañana sin siquiera demostrarle su "afecto" de la manera en que solo él podía hacerlo. Mediante golpes. Nunca faltaban por más de que estuviera en ese estado.
- Ya te escuché Yukiocchi, no hace falta que lo repitas...ni que me golpees...- Replicó con un leve puchero en lo que pasaba su mano de forma suave en la zona donde le había golpeado su pareja. Si era sincero no le molestaba que el otro hiciera eso, era la forma en que la mayoría de veces demostraba el afecto que le sentía, o por lo menos eso era lo que pensaba desde que salían y eran compañeros de equipo en Kaijo. - Buenos días amor~ - Se acercó lentamente hacia el otro para proporcionarle un suave beso en sus labios, para luego dejar uno en su nariz y por último en su frente. Cada mañana se encargaba de demostrarle lo mucho que le quería, de la manera más afectuosa posible.
- Buenos...días...- Las palabras del ex capitán de Kaijo fueron cortadas por un bostezo.
- Es gracioso que el que me levante de inmediato es el que más sueño tenga. - Rió al ver como su pareja abría su boca para dejar salir un bostezo. Se le notaba un poco cansado pero era normal para la condición en la que estaba. Claramente aquel comentario no tardo en recibir una lección por parte de su amado.
- Cállate que el que debe ir a trabajar es otro, y ese no soy yo. - Dijo llevando su mano hacia los rubios cabellos para tirarlos hacia abajo, ejerciendo solo un poco de fuerza. Estaba cansado, también tenía que admitirlo, pero eso no significaba que dejaría que el de ojos color miel se burlara de la supuesta ironía.
Eso solo causó una mueca de disgusto por parte del rubio la cual se transformó en una risa al ver que el contrario no tenía demasiada fuerza en el agarre hacia sus cabellos. Reprimió una leve carcajada para no molestar con esas supuestas pequeñas bromas al azabache. Así que cuando este por fin decidió soltarlo, se levantó de la cama con cuidado de no mover mucho el colchón. Yendo hacia el otro lado del catre para ir a buscar su uniforme en el armario y así poder comenzar a cambiarse para lo que sería un largo día fuera de casa. El cual, si todo marchaba bien, esperaba finalizar lo más antes posible para llegar a ver los cerezos junto al azabache.
Mientras, seguramente el rubio se encontraba inmerso en sus pensamientos a la vez que se vestía, Kasamatsu estaba ocupado observando con atención como lucía su pareja recién despierto por la mañana. Nunca se cansaría de verlo todas las mañanas de la misma forma, con sus cabellos un poco desordenados pero que aún lucían perfectos además de que solo llevaba puesto un pantalón. Por alguna razón al otro no le gustaba dormir con playera y no le diría nada sobre eso, después de todo el disfrutaba ver la bien marcada figura de su esposo.

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No digas adiós
FanfictionPrimavera. Una de las estaciones más esperadas en Japón. Por una simple razón, las flores de cerezo. En ellas puedes observar lo hermosa y delicada que es cada cosa en el mundo, además de poder ver como cada uno de sus pétalos caen con tal belleza q...