Corazón metalico [PAUSADA]

I

 El viejo ventilador de la estación rotaba con un leve chirrido que calmaba mis nervios. La suave manta que me habían proporcionado en la ambulancia cubría mi pecho y lo calentaba pero aun así no lograba detener los escalofríos.

Todos sucedió muy deprisa, aun no logro comprender porque estaba allí. Existe un mar dentro de mi mente que no logró atravesar.

La puerta se abrió con lentitud, el sonido de la bisagra me sobresalto como si una bala hubiera atravesado la habitación. Una mujer de mediana edad con una pequeña cola de caballo negra vestida de uniforme azul oscuro, de donde colgaba su reluciente placa ingreso a la estrecha habitación seguida de Leslie quien se abalanzo sobre mi.

—An, ¿estás bien? ¿como se te ocurre salir con esta tormenta?.

—Quería decírtelo en persona —dije— me aceptaron en la escuela de arte. —Aquella noticia me había parecido lo más importante de este mundo pero ahora sentía que era una gran banalidad.

—Hola Anna, ¿te sientes mejor? —.dijo con una sonrisa la oficial sentándose delante de nosotras.

¿Sentirme mejor?. Acabo de ver una persona que conocía morir, ¿como se supone que debía sentirme?. Pegué mis labios con fuerza y asentí, la oficial no tenía las respuestas que yo necesitaba.

—Me llamo Michel y vine aquí porque necesito que me cuentes todo lo que recuerdes para dejarlo en la comisaría. Eso nos ayudará mucho con la investigación. ¿Me comprendes?. —Su rostro redondeado se adornaba con una sonrisa tranquilizadora.

—Comprendo —.respondí con toda la claridad que pude.

—Muy bien. Recuerda que esto no es un interrogatorio, simplemente expondrás los hechos como tu prefieras. Agradeceríamos todos los detalles que pudieras proporcionarnos. —Tomó asiento frente a mi y saco una libreta pequeña con un lápiz sostenido dentro.

Asentí luchando con mi mente para decidir por dónde comenzar. Tarde varios minutos hasta emitir una palabra —No se que sucedió en realidad. Estábamos los dos fuera del lago y de un momento al otro Adam cayó dentro del lago —.relaté tratando de mantener una voz tranquila pero las lagunas internas me abrumaba provocando que mis labios tiemblen al hablar.

—Comencemos desde el principio ¿Que hacías allí?.

—Salí de casa para ir a ver a Leslie. Camine hasta la calle principal sin problemas, no había nadie en la calle la nieve había dejado de caer hace unas horas. Al llegar allí algo sucedió, las luces fallaron y cambie de dirección hacia el lago.

—¿Porque?.

—No lo se. —Aquello era cierto pero no del todo. Sentí que algo me empujaba hacia el lago, como si el viento me impulsa en esa dirección. De pronto deje de tener dominio sobre mis extremidades, mi mente quedo en blanco y simplemente flote hacia allí como una ligera partícula en la brisa. Mire a la oficial con recelo, no podía decir aquello o comenzarán a dudar de mi salud mental.—Me apetecía verlo supongo, no sabía que todo terminara así.

—¿Porque entraste al lago Anna? aun el hielo está muy débil. Has vivido toda tu vida aquí sabías eso. —La voz de Michel sonaba algo angustiada a la vez que enojada, seguramente era madre sentencie.

Revolví en mi mente los recuerdos tratando de encontrar una explicación coherente pero lo único que recordaba es que no quería entrar la lago pero algo llevaba mi cuerpo, estaba paralizada y no podía detenerme. Finalmente cuando logre dominar mi cuerpo ya estaba en el centro del lago y el hielo había comenzado a crujir hasta que se quebró debajo de mi dejando la parte inferior de mi cuerpo sumergida mientras me sostenía de una pequeña isla de hielo.—No lo recordé, quería patinar —.respondí como una idiota —Cuando note que el hielo se debilitaba intente correr pero se quebró debajo de mi.

La oficial Michel me observó con desconfianza pero siguió escribiendo en su libreta —¿Qué sucedió luego?.

—Intente sacar las piernas del agua, pero estaban muy entumecidas y la fuerza de mis brazos no fue suficiente. Permanecí allí varios minutos hasta que alguien se plantó frente a mi.

—¿Se refiere al señor Adam Carson? —.dijo revisando su libreta.

—No, no. Era alguien que no había visto nunca —masajeé mi sien— un hombre de veinte, quizás, veinticinco años. Llevaba un sobretodo negro.

—¿Crees que podrías describirlo con más detalles?.

Asentí —Alto, de piel blanca, tenía cabello negro que caía hasta las orejas, ojos oscuros. —Mire su libreta y la señale —¿Podría dibujarlo? —pregunté con desesperación, sentía que el recuerdo era muy volátil.

Michel asintió y arrancó una hoja de papel a la vez que me cedía su lapicera. Comencé a trazar líneas débiles, pero a medida que avanzaba con le dibujó su rostro se hacía más claro y los recuerdos volvían, se hacían más nítidos con cada línea. Ahora comprendía que había ocurrido, él me había llevado hasta el lago, ahora podía verlo.

—Anna, puedes decirme qué ocurrió —.preguntó Leslie algo impaciente.

—Se paró frente a mi y sonrió —.dije sin levantar la vista del dibujo, el recuerdo de sus blancos despejaba cada vez más mi mente.

—¿Sonrió? —preguntó Leslie con preocupación— ¿que ocurrió luego?.

—Desapareció, se esfumó en el aire —Como arena que es empujada por el viento —entonces grité por el dolor que me estaba causando el hielo. Adam me oyó y se acercó al lago. Me dijo: imbécil —sonreí— como te has metido allí, vaya que eres torpe —.dije imitando su voz sin mirar a nadie en particular.— Tomó una rama que el viento había roto del árbol que crecía en la orilla del lago y la extendió hacia mí, tomé el extremo y jalo hasta depositarme en la orilla.

— ¿Ustedes eran amigos?.

—Su familia tiene una tienda frente a casa, a veces ayudaba a su padre. Somos amigos de toda la familia —.respondió Leslie acariciando mi cabello.

—El camino hacia el centro del lago, directamente al agua sin vacilar en ningún momento —.dije sin mirar a nadie.

Los trazos del dibujo de hacían cada vez más fuertes en el papel y los recuerdos seguían apareciendo. Cuando termine el dibujo lo observe y supe la verdad —Él provocó todo esto, él nos quería ver muertos. El empujo a Adam al lago —.susurre.

La oficial tomo el dibujo y se levantó —Les diré que los comiencen a buscar.

—¡Espere! —pedí antes que saliera— haga una copia, quiero conservarlo. Quiero encontrarlo yo misma.