Capítulo 2

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Ela no dejaba de insistir en acompañarme al coche a por mis cosas y así ella buscaba a su hermano para recoger algunas cosas que le quedaban a ella

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Ela no dejaba de insistir en acompañarme al coche a por mis cosas y así ella buscaba a su hermano para recoger algunas cosas que le quedaban a ella.

ㅡ De verdad Ada te quiero acompañar y así conoces a mi hermano, no es tan majo como yo pero es aceptable – dijo riéndose de sus propias ocurrencias.

ㅡ Ela pero que no he terminado de colocar las cosas

Hacía media hora que habíamos llegado al apartamento y para Ela había sido necesario para colocar todas sus cosas.

ㅡ Pero Ada, tienes más cosas en el coche y tengo que buscar a mi hermano para recoger las mías – empezó a hacer muecas que supongo eran de súplica – venga vamos porfa.

ㅡ Está bien vamos a por las cosas – murmuré cansada de tanta insistencia.

Ela salió corriendo de mi habitación para ir a por sus cosas y salir de nuestra mini casa como ella lo había nombrado.

ㅡ ¡Venga Ada que estoy esperando!

ㅡ Voy – dije alargando la palabra mientras salíamos al pasillo para montarnos en el ascensor.

ㅡ Uh ¿ves a esas que están al final del pasillo? – me susurró apuntando donde decía

ㅡ ¿A la rubia y las otras dos que están como robots asintiendo a lo que dice? – le pregunté mirando al grupo que ella decía

ㅡ Si, las has descrito muy bien, porque la rubia se cree la abeja reina y las otras dos son sus secuaces donde ella vaya la siguen incluso al baño – esto último lo dijo mientras fingía un escalofrío – Son Melisa, Sara y María pero como a Melisa no le parecía un nombre "prestigioso" la empezó a llamar Marie; una tontería lo sé pero así es la niña de papi que todo lo consigue.

ㅡ Ela, una pregunta – dije mientras entrabamos en el ascensor

ㅡ Claro dime

ㅡ ¿Tu como te enteras de todo?

ㅡ Tengo mis fuentes – dijo entre risas – pero a ellas las conozco de la escuela, íbamos juntas desde que tengo memoria.

ㅡ Pues no parecen muy majas la verdad

ㅡ Y no lo son pero por suerte siempre se sentaban en la parte de adelante.

Cuando llegamos a la entrada Clara estaba regando las plantas.

ㅡ ¡Hola Clara!

ㅡ ¡Que susto por dios niña! – dijo con una mano en el pecho– ten compasión soy vieja.

ㅡ ¡Que va si estás espléndida! – le respondió Ela

ㅡ Son los ojos con los que me miras querida pero una ya tiene una edad, ¿qué tal ya habéis colocado las cosas? – nos preguntó dejando la jarra de las macetas en una estantería cerca de la entrada y sentándose detrás del mostrador.

Hard to forgetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora