Capítulo 1

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PRESENTE

Micah Valentí ese es mi nombre, "poder" dice mi padre que debe ser reconocido cuando se escuche, pero aquí estoy oyendo como el hombre que me engendro maldice por ser todo lo que el detesta.

Mi vida desde que puedo recordar siempre ha sido del internado a la hacienda, cada oportunidad que tenía al volver solo deseaba tres cosas, ver a mi madre sonreír, ver la mata de pelo rubio al otro lado de las cercas que dividían los viñedos vecinos y que mi padre se sintiera orgulloso de mi. Pues digamos que esta última fue borrada de la lista hace algún tiempo, el suficiente para hacerme de un nombre por mí mismo sin su ayuda y el de mi apellido.

Manejo mi propia empresa, aunque ahorita le otorgue el manejo a mi mejor amigo Francesco, sé qué hará un buen trabajo, mientras me ausente.

-Micah, espero que me estés escuchando, no soy idiota y sé que no durare mucho, esta maldita enfermedad se ha encargado de ello.- me mira fijamente, mientras está sentado en su cama, mi madre se encuentra en una silla a mi lado, nada raro- y tú ni si quiera pudiste criarlo bien, costaba mucho...

-Basta papá, no le hables así, mi madre hizo todo tal cual le ordenaste cada verano, espero me aceptes en algún momento. Los viñedos me gustan pero no para vivir por ellos y para ellos como tú.

-No me digas lo que puedo o no hacer, no eres más que un debilucho igual a ella debí haber dejado que tu familia viviera en la miseria Clara, pero ¡maldita fuera tu belleza!

-Ya basta Marco, es suficiente- apenas y me podía contener, tenía 26 años de escuchar las mismas palabras despectivas de él hacia mi madre, y nunca pude entender porque las soportaba, no creo que fuera amor.-

-¡Lárguense de aquí los dos! ¡Me enferma aún más ver las caras de mi porca miseria!

-Madre ven por favor, dejemos que se tranquilice un poco- lo que quería era salir y llevármela lejos pero sé que ella ama esos viñedos- por favor.

Una vez fuera, llegamos a la cocina, estaba vacía pero no permanecería así mucho tiempo.

-Mama debemos hablar, yo sencillamente no puedo soportar más como te trata, y ser mi padre no justifica nada.

-Lo sé hijo lo sé, pero esa es una historia que aún no puedo contar, confió en que pronto podré hacerlo... pronto.


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Gracias!

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Amor con BarrerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora