21 - Momentos cercanos

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Pasó la mano por la cubierta de los libros ordenados en los enormes estantes. Aún había mucho polvo por limpiar y esta no parecía un área que le interesara a la familia de su tío, por el alto nivel de abandono. Nadie venía aquí, ni lossirvientes a limpiar, solo Bethel. Ella parecía ser la única a la que leinteresaba la biblioteca, parecía haber ido limpiando de a poco el lugar, peroaún faltaba mucho trabajo por hacer.

Tomó un libro de cubierta azulada y lo abrió, aún no había podido decirle a Bethel que no podía leer nada. Como una niña pequeña hojeaba en busca de imágenes y se emocionaba cuando las encontraba, como si se tratara de un cuento de hadas. Lo cerró y cogió otro, esta vez su cubierta era de piel roja. Este libro estaba lleno de dibujos que le parecían extrañamente familiares, círculos con complicadas fórmulas y números, eso si podía entenderlo. Tocó el dibujo con uno de sus dedos, podía comprender parte de su estructura, tenía que ver con matemáticas. Un raro sentimiento de alegre frustración la invadió, como cuando quieres decir algo y sabes que conoces la palabra pero no la encuentras en tu mente y no puedes decirla.

Tal vez en su vida anterior había sido buena en matemáticas pero no había tenido la oportunidad de desarrollar ese don, pues por lo poco que aún recordaba no había asistido apropiadamente a ningún colegio. Un súbito ruido rompió su concentración mientras seguía hojeando el libro, miró hacia arriba justo cuando una pila de libros iba a caer sobre su cabeza. Cerró los ojos esperando los golpes mientras aparecían en su mente las fórmulas que recién había visto una tras otra a una tremenda velocidad y un familiar sentimiento de calidez recorría su cuerpo. Alzó las manos de manera instintiva para protegerse aunque sabía que sería en vano.

Escuchó los libros golpear el suelo al caer. Abrió los ojos lentamente, recuperándose del susto y viendo los libros desparramados a su alrededor. ¿Por qué no la habían golpeado? Estaba segura de que caían en dirección a su cabeza, miró hacia arriba y vió el espacio vacío que ocupaban apenas segundos antes, estaba justo sobre ella. Aún miraba asombrada sin comprender cuando Bethel apareció de repente alarmada por el súbito ruido.

- ¿Qué pasó? – preguntó viendo los libros en el suelo, palideció de repente al ver la cara de Aylah - ¿Te hiciste daño? – añadió corriendo en su dirección

- No yo... - Aylah se detuvo confundida al sentir que algo goteaba desde su nariz, pasó el dorso de la mano para limpiarse y entendió por que Bethel había reaccionado así, era sangre – los libros... - apenas podía coordinar sus acciones con sus palabras, se sentía desorientada, mareada y un fuerte dolor de cabeza la golpeó de repente mientras Bethel la limpiaba con un pañuelo – No me siento bien... - casi susurró sintiendo que sus sentidos se nublaban – necesito aire...

Odiaba esta debilidad, este maldito cuerpo hacía de las suyas en los momentos más inesperados. Justo cuando se estaba sintiendo bien, cuando pensaba que estaba avanzando algo sucedía para complicarlo todo. Con ayuda de Bethel llegó hasta la ventana abierta y se dejó caer sentada en el suelo tratando de recuperarse con la brisa fresca, respiraba entrecortadamente sintiendo que sudaba frío. Cerró los ojos concentrándose en calmarse, en sentirse mejor cuando el sol que antes golpeaba de lleno su cuerpo fue opacado de repente como si una nube se hubiera interpuesto entre ella y la luz.

Entreabrió los ojos con lentitud y se tropezó con unos ojos rojos que la miraban inexpresivos. Kadir estaba parado en el alfeizar de la ventana tapando la luz del sol con su cuerpo. Ella lo miró atontada mientras sentía que se desvanecía y unos brazos la sostuvieron antes de que golpeara el suelo.

Se mecía acunada en esos brazos con un suave vaivén mientras en su cara pegada al pecho de quien la llevaba, sentía unos fuertes latidos que golpeaban su mejilla. Era tan cálido, tan agradable que solo quería permanecer ahí, envuelta en ese abrazo donde se sintió protegida por primera vez ¿Acaso esto era un sueño? Claro, solo eso podía ser, estaba soñando. Estaba soñando con que Kadir la llevaba en brazos y no estaba tan mal. La depositó con suavidad en la cama mientras escuchaba a Bethel hablar

- Buscaré a un sanador ahora mismo...

- No... - musitó Aylah entreabriendo los ojos con lentitud – No quiero... solo descansaré un poco...

Kadir estaba sentado en la cama a su lado, sus manos estaban tan cerca. Él hizo un gesto para levantarse, ella había pedido descansar así que lo mas lógico sería que se retirara. Sin pensarlo la mano de Aylah tocó la suya agarrándolo con suavidad, aunque no tenía la fuerza suficiente como para impedir que se soltara, ese toque lo mantenía firmemente preso como una dulce trampa. Kadir lucía totalmente sorprendido por primera vez desde que se habían visto cuando ella había despertado. Esa cara de estatua viviente podía mostrar emociones humanas después de todo. Ella le sonrió débilmente.

- No te vayas... - casi suplicó Aylah – no me dejes...

Apartó la mirada y sacudió el cabello de la parte trasera de su cabeza. Parecía estar incómodo con algo, respiró profundo y luego exhaló.

- Está bien, me quedaré – dijo aún sin mirarla

Kadir le estaba diciendo algo más, pero ya no podía escucharlo. Una sensación de adormecimiento la invadió de repente, ¿Por qué estaba tan cansada si no había hecho nada? Apenas pudo pensar pues un raro sentimiento invadió su cuerpo de repente. Alguien la tocaba, podía reconocerlo, era Ellies. Una horrenda sensación de debilidad se extendió sin que pudiera evitarlo. Él sonreía de manera diabólica tumbado sobre su cuerpo mientras ella solo podía gemir angustiada tratando sin éxito de sacárselo de encima.





Hola hola!!!

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