Uno

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-Mi amigo necesita un trato especial esta noche, viene a celebrar.

-¿Un ascenso, cumpleaños, despedida de soltero?

-Divorcio.

El enorme hombre de la puerta le dio una sonrisa compasiva mientras se hacía a un lado para dejarlos pasar con un leve asentimiento, pasó de verse como un gorila matón a un padre que compasivo que sabía que su hijo solo necesitaba tiempo a solas para pasar el mal rato, o en su caso: mucho alcohol y mujeres desconocidas en poca ropa.

-Adelante, díganle a quien los atienda que Jimmy les invita el primer trago.

Robert, Eddie y Andrew fueron los primeros en entrar con enormes sonrisas y frotándose las manos mientras que Jamie solo los siguió con las manos en los bolsillos y Christopher detrás de él como si fuera a empujarlo de vuelta si intentaba huir, sintió como el gorila le daba una palmada en la espalda cuando pasó a su lado pero solo lo ignoró, así como todos los que hicieron el mismo gesto durante ese día.

La primer palmada se la dio su abogado, luego el juez seguido de sus padres y amigos, le parecía raro que todos le dieran esas palmadas amistosas como diciendo "ya está, ya pasó lo peor" y no se tomaran el tiempo de preguntar cómo se sentía al respecto, en ese punto del día si el mesero se atrevía a hacerle esa pregunta probablemente se echaría a llorar.

-Hombre, nos han dado una buena mesa, tendremos una visión perfecta del escenario -Eddie se frotó las manos mientras se acomodaban los cinco alrededor de una mesa circular.

-¿Cuál de los tres debemos mirar? -Robert se desató la corbata y la guardó en uno de sus bolsillos.

-Espera y verás -Andrew miró con una sonrisa a la mesera con minifalda y ligero top que se acercó a tomarles la orden. -Aquí puedes elegir que mirar.

-¿Qué les sirvo? -la mesera se pasó la mano por los teñidos rulos azules con coquetería.

-Nuestro amigo Jimmy de la puerta ha dicho que nos invita el primer trago -Eddie le dio de nuevo unas palmadas a Jamie en el brazo. -Mi amigo viene a celebrar su divorcio.

-Ay, bien hecho cariño -la chica se inclinó para darle, como no, unas amistosas palmadas con el bonus de pegarle un par de pechos evidentemente operados en el rostro, sus amigos mostraron sin duda más entusiasmo que él. -Yo llevo tres divorcios, mejoran con el tiempo, en fin ¿qué les pongo?

-Whisky, solo -por fin habló, ansioso porque la joven mujer tres veces divorciada se alejara de ahí- una botella, yo la pago.

-No te preocupes cielo, pero te haré un buen descuento entonces -las luces del lugar se atenuaron aún más y el resto de los comensales comenzaron a aullar. -Disfruten el show mientras traigo su pedido.

Mientras la mesera se alejaba los tres escenarios comenzaron a iluminarse uno tras otro, los tres tenían largos tubos que iban del techo al piso del escenario, uno de ellos en tono blanco donde aparecieron dos chicas ataviadas con diminutos conjuntos de trajes de baño de encaje blanco y unas suaves alas de seda en la espalda dando una sensación de pequeños angelitos traviesos, el segundo tenía múltiples luces de colores y aparecieron tres chicas de rasgos asiáticos con los típicos trajes de Lolitas cargadas de maquillaje y pelucas rosas que les daba ese aspecto dulce y sexy, y el último escenario eran todas luces rojas y escenografía de cuero negro, solo una chica apareció en este, con altas botas de piel hasta los muslos, ajustado coserte negro y larga cabellera roja hasta las caderas, en una mano llevaba un cigarillo largo y en la otra un látigo. En pocas palabras: el publico podía elegir ver a su estilo favorito de chicas haciendo sensuales striptease, su mesa parecía especialmente entusiasmada ante la flexibilidad de las Lolitas pero Jamie se concentró en la botella de whisky hasta que se terminó, no estaba borracho pero tampoco demasiado sobrio, justo al límite entre ambos estados, así que no le costó demasiado escabullirse poco después de que dos de los escenarios se apagaron para dejarle turno a los angelitos de lucirse meneando sus traseros para que dejaran caer algunos billetes en ellos.

Cuando llegó a la puerta sacó el móvil para llamar un Uber que decía estaría ahí en tres minutos, era pasada la media noche y tenía trabajo al día siguiente, mucho más del que se atrevía a pensar.

-¿Te vas sin despedirte?

Miró sobre su hombro para encontrarse a Christopher, su amigo fumaba un cigarrillo mientras avanzaba a su lado, de los cinco puede que él le cayera un poco mejor, no le había dado palmaditas como el resto, fue el único que le dio un abrazo cuando salió del juzgado y aún se sentía agradecido por eso.

-Dejé una ronda más pagada, disfruten y váyanse a casa -le dio una pequeña sonrisa. -Y gracias por acompañarme hoy.

-¿Estas bien, hombre?

Mierda, no se iba a poner a llorar ahí.

-Bueno, al menos lo suficiente para ir a una casa vacía.

-Los primeros días son los peores -le dio una calada al cigarro y dejó salir el humo muy despacio. -Cuando mi hermana pasó por ello, fue como ver una vela apagándose poco a poco, costó mucho volver a verla brillar de nuevo.

Jamie entendía sus palabras, así se sentía en ese momento.

-Lo que quiero decir -Chris suspiró- es que no estás solo, quizá no somos el mejor grupo de amigos pero estamos para apoyarte y hablar si lo necesitas.

-Gracias, en serio lo aprecio.

-¿Y Olivia?

Se pasó una mano por el cabello, ahora mismo no quería pensar en ella.

-Yo... -en ese momento apareció el vehículo delante, sonó el claxon y no pudo llegar en mejor momento. -Y-yo debo irme, nos veremos después Chris.

-Ten cuidado amigo, llámame si necesitas algo.

-Sí.

Iba a marcharse pero al final se giró para abrazar de nuevo a su amigo, solo eso, no hubo palmadas, solo sentir que contaba con alguien más en ese momento.

Luego bajó los escalones y se subió al auto.

Mientras más lejana sonaba la música más sentía que entraba en su nueva realidad. 



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Iba a publicar esto hace dos días pero c'est la vie, espero disfruten de un nuevo relato.

Todos mis colores || RelatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora