Capitulo 15. La marca

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El cielo se oscurecía cada vez más, pasaba del mediodía y aun así se veía como si ya estuviera de noche. Afuera el viento comenzaba a azotar las paredes de la tienda y el follaje de los arboles resonaba en la lejanía. Todo apuntaba a que la tormenta no se haría esperar. Lycan y Adelaida tomaban un café sentados en la mesa central.

-¿No sería mejor despertarla?-dice Lycan mirando hacia la cama donde Nina parecía descansar. -"¿Estará enojada?" -pensaba mientras bebía de su café.

-Creo que ambos tuvieron demasiado. Además es claro que le afectan mucho las apariciones. Como habrás sentido, produce una sensación de fuerte presión en todo el cuerpo, como si quien se aparece estuviese siendo aplastado o forzado a pasar por un espacio muy estrecho, a tal punto que en los principiantes se dificulta la respiración-lo tranquilizaba Adelaida.-Aunque en usted, joven Volkodlak, el efecto parece mínimo.

Mientras tanto, sin que ellos se pudieran dar cuenta, Nina tenía en frente a su padre. Él se aproximaba lentamente hacia ella. Quería correr y protegerse, pero contuvo las ganas ya que al llevar su mano hacia la funda de su varita, ésta se encontraba allí. Además se sentía pesada.

-Veo que no saldrás corriendo como hace unas hogas-Bastián quedo a poco centímetro de ella.

-Parece que es inútil escapar-lo mira y frunce un poco la vista al hacerlo-, no he hecho nada para permitirte entrar en mis sueños. No se cómo te las arreglaste esta vez, pero si te atreves a acercarte te arrepentirás-intento sonar todo lo amenazante que pudo. Estaba bastante molesta por lo de Lycan así que si podía atacar a alguien no se negaría y más siendo él.

Bastián mira hacia un costado, se lleva una mano al puente de la nariz, se abraza con la otra y comienza a reír, aunque parece algo forzado o contenido. Una carcajada, luego otra.

-Ay pequeña...-ríe un poco más y se calma-...cagiño ese Harry Potteg solo ha tenido suegte en la vida. Le falta eoh como deciglo...-duda un poco y dice finalmente-...¡cerebro!-chasqueando los dedos, tira la palabra como si lo disfrutara.

Nina lo mira sin entender lo que quiere decir.

-Pues, es simple-responde él al ver la expresión de ella, parecía encantado con tener que explicarle.-El famoso Señog Potteg, de todas las fogmas que podía enviagte aquí utilizo una que no necesita varita. Me parece que no tiene muy en clago de donde proviene las apariciones y sus variaciones, pego qué más da...mejog para mí-sonríe nuevamente.-Lo magavilloso es que tuviegon que haceglo una vez más en el mismo día, esto ha hecho que quedes más receptiva a mi presencia-lo disfrutaba.

Ellos estaban parados en el claro dónde estaría la tienda, el cielo tenía la misma luna llena que ella vio en el sueño que había tenido en el colegio, por lo que se iluminaban pero poco. El bosque alrededor comenzaba a oscurecerse, la escasa luz que brindaba la luna parecía no pasar a través de las hojas. Ruidos extraños empezaban a oírse a lo lejos, más que nada esto último puso en alerta a Nina. Algo se acercaba en la oscuridad.

Bastián cierra los ojos y levanta un poco el rostro hacia el cielo, parecía oler el aire, estaba como reconociendo algo, mueve la cabeza hacia los lados suavemente. Se detiene y la mira.

-mmmm...no dejare que te vayas esta vez. Tengo que enseñagte algo-inclina la cabeza, cierra un segundo los ojos nuevamente y vuelve a mirarla-, no me digas que vendrá tu salvadog otra vez-se pone serio.-Aunque tengo ganas de que se aparezca la vegdad, tenía planes paga él y miga como nos traiciono.

Nina se percató en ese instante que estaba llamando a Lycan, quería que viniera a salvarla como en el otro sueño, que la sacara de ahí. En la posada también había soñado con su padre, estaban fuera del hotel, Bastián aparecía desde uno de los callejones. Pero esa vez le fue fácil, solo comenzó a alejarse de él, llego hasta su habitación y toco su propia mano. Eso la había despertado. Ahora no veía la tienda, el bosque era peligroso, pero sobre todo había algo que no la dejaba moverse con normalidad. Parecía sedada, en el sueño de la posada podía moverse mejor que ahora. Estaba nerviosa, la oscuridad y los ruidos no le parecían normales, temía que algo estuviera por suceder. Era verdad.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora