Capítulo 8

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Finalmente había llegado el día, era jueves al medio día y se encontraban subiendo todo lo necesario a la camioneta; quizá Miguel tenia razón cuando dijo que comprar una camioneta para ocasiones como esta seria útil.

Si no de que otra manera cabrían dos adultos y siete adolescentes en un solo coche con todas las cosas, necesarias como innecesarias, para el paseo.

Lo último que hacía falta subir era la hielera con todas las bebidas y comida que necesitaba mantenerse fresca durante todo el trayecto a Coney Island.

Los dos mayores iban enfrente en la cabina con Miguel como conductor y Peter de copiloto, por lo tanto los chicos iban en la caja de la camioneta con sus pertenencias.

Miles creía que era genial que sus padres se hubieran ofrecido a llevarlos, más que nada era porqué a Peter le preocupaba que adolescentes buscando experimentar anduvieran por cuenta propia en un lugar abierto sin supervisión alguna, ¿Quién no decía que descuidaban a Pav y lo atropellaba una ola? o quizá olvidaban a Randy enterrado en la arena.

Jesús, eran tantas posibilidades las que pasaban por la mente de Parker, si trataba de enumerarlas nunca acabaría.

Ya habían terminado de subirse todos los chicos a la parte trasera del pick up color rojo, no sin una clara advertencia de los padres del pecoso sobre recargarse en la puerta o ir asomándose por los bordes.

Y podrían pensar, ¿Por qué algunos de los chicos no iban en los otros asientos sobrantes de la cabina?

Fácil, todo el equipo dinamita prefería estar junto para conversar más a gusto y no por la ventana que daba de la cabina a la caja de la camioneta.

Además de que Miguel no soportaría estar escuchando las platicas de los adolescentes por 50 minutos seguidos hasta llegar a la playa, era más probable que le diera una migraña y los bajara a media carretera.

Según el mexicano, hablaban hasta por los codos, y cosas muy sin sentido que muchas veces no lograba entender por los modismos que usaban entre palabras; se sentía como un anciano.

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El viaje paso casi en un parpadeo, casi no hubo tráfico de camino al lugar de destino y los chicos en la parte trasera de la camioneta estuvieron tranquilos, dentro de lo que cabe, escuchando música en un pequeño parlante inalámbrico que había llevado Miles para la ocasión.

El sonido de las olas rompiendo contra la costa creaba una sinfonía relajante mientras caminaban por la arena dorada. Las risas de los niños, el aroma salado del océano y la vista de las montañas rusas distantes llenaban el aire de emoción y anticipación.

Ya estaban en la playa de Coney Island y mientras Miguel aparcaba la camioneta no muy lejos, Peter y los chicos habían ido a buscar donde poner la sombrilla y todo lo demás.

Encontraron un buen espacio vacío entre otras familias, así que ahí pensaron en dejar algunas pertenencias en señal de que el lugar estaba por ser ocupado.

Ya habían bajado las sillas, la hielera y una gran sombrilla, pues a pesar de llevar bloqueador, todos los ahí presentes preferían que su piel no ardiera más tarde por mucha exposición al sol.

Miles y Pav trataron de clavar la sombrilla en la arena, su intento fue prácticamente nulo, por lo que mejor se lo dejaron a Miguel.

Gwen y MJ se ponían protector una a la otra, una segunda capa no haría daño a nadie, y como ya tenían malas experiencias con quemaduras solares, era mejor prevenirse.

Por su parte Miguel y Peter ya se habían recostado en las sillas playeras que llevaban, desde su comodidad observaban a su retoño salpicar agua a sus demás amigos.

»Corazón dividido« ✧ »PunkFlower« [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora