Capítulo IV

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Decisiones en la penumbra.

Adeline tocó suavemente la puerta de la habitación de Diluc antes de entrar con una bandeja de desayuno en sus manos. Observó al joven maestro mientras estaba frente al armario que solía compartir con Kaeya, y pudo sentir la carga emocional que inundaba la habitación. Las pertenencias de Kaeya aún estaban allí, impregnadas con su aroma, recordándole los momentos compartidos y la traición que lo había devastado.

Con un suave suspiro, Adeline decidió iniciar una conversación trivial para aligerar el ambiente cargado. Hablaron de cosas sin importancia, tratando de encontrar una distracción momentánea. Sin embargo, sabía que había algo más importante que Diluc quería discutir.

Después de un breve silencio, Diluc tomó aire y finalmente mencionó su decisión de abandonar los Caballeros de Favonius. Adeline escuchó atentamente sus palabras, consciente de la gravedad de la situación y de las razones personales que Diluc tenía para tomar esa decisión.

Adeline no estaba del todo convencida de que Diluc debiera abandonar los Caballeros de Favonius, sabía que su presencia y habilidades eran valiosas para la protección de Mondstadt. Sin embargo, también entendía que Diluc necesitaba tiempo y espacio para sanar las heridas emocionales que lo afligían.

Con voz suave pero firme, Adeline expresó su apoyo a la decisión de Diluc. Comprendía que era necesario que él se alejara por un tiempo, que encontrara un nuevo camino y un nuevo propósito en su vida.

-Maestro Diluc, entiendo que esté considerando abandonar los Caballeros de Favonius. Sé que ha pasado por momentos difíciles y que necesita tiempo para sanar y encontrar su propio camino. Aunque me preocupa su partida, le apoyo en su decisión. Creo que es importante que priorice su bienestar emocional y encuentre la paz que busca. Si en algún momento decide regresar, estaremos aquí para recibirlo con los brazos abiertos-

Diluc miró a Adeline, apreciando su comprensión y apoyo. Sabía que ella tenía razón en sus palabras y que debía tomar un tiempo para sí mismo. Agradeció a Adeline por su comprensión y prometió que volvería si algún día sentía que era el momento adecuado.

Con su desayuno ya enfriándose, Diluc tomó una decisión en su corazón. Aunque abandonar los Caballeros de Favonius no sería fácil y sabía que enfrentaría desafíos en su camino, estaba decidido a buscar respuestas sobre los engaños y los Fatui, y a encontrar su propio camino hacia la redención y la verdad.

Diluc se vistió con determinación y se dirigió a la sede de los Caballeros de Favonius. Mientras caminaba por las calles de Mondstadt, las miradas de compasión y condolencias de las personas a su alrededor lo rodeaban. Agradecía por cortesía, pero su mente estaba enfocada en otro asunto.

Al llegar a la sede, fue recibido por Jean, la reconocida capitana de los Caballeros de Favonius. Ella, con curiosidad y amabilidad, le preguntó si estaba listo para retomar sus labores o si necesitaba más tiempo libre para lidiar con su pérdida. Diluc, con voz seria, solicitó hablar con ella en privado, indicando que tenía asuntos importantes que tratar.

Kaeya, que se encontraba cerca, notó la presencia de Diluc y trató de acercarse, pero Jean lo evitó, manteniendo una distancia entre ellos.

-Bien, ¿de que quieres hablar contigo?

Diluc miró a Jean con determinación en sus ojos mientras explicaba su decisión. Jean, sorprendida por sus palabras, frunció el ceño ligeramente pero mantuvo la compostura.

-Comprendo que estés pasando por un momento difícil, Diluc- respondió Jean con calma. - Pero debes tener en cuenta que los Caballeros de Favonius valoran tu compromiso y tus habilidades. Tu partida sería una pérdida para nuestra organización-.

Diluc suspiró y se pasó la mano por el cabello, pensando en cómo expresar sus sentimientos. - Jean, necesito tiempo para reflexionar y sanar. He estado cargando con muchos pesos en mi corazón y necesito liberarme de ellos. No puedo seguir luchando por otros sin antes resolver mis propios conflictos internos.-

Jean observó con tristeza cómo Diluc lanzaba su uniforme al escritorio, mostrando su determinación en renunciar a su título de Caballero de Favonius. Aunque comprendía el dolor y la frustración que Diluc estaba experimentando, también sentía la responsabilidad de recordarle su valor para Mondstadt.

-Diluc, entiendo que estés pasando por un momento difícil y que la pérdida de tu padre haya afectado profundamente tu perspectiva- comenzó Jean con voz suave. - Pero debes recordar que Mondstadt no solo te necesita como un Caballero, sino como un símbolo de esperanza y fortaleza para todos los ciudadanos.-

Diluc levantó la mirada, sus ojos reflejando una mezcla de dolor y determinación. - Jean, no puedo ignorar el vacío que siento en mi corazón. Sin mi padre, sin su guía y apoyo, siento que no tengo un propósito claro en los Caballeros de Favonius.-

Jean se acercó lentamente a Diluc, colocando una mano reconfortante en su hombro. - Comprendo tu dolor, Diluc, pero recuerda que tu padre estaría orgulloso de ti y de todo lo que has logrado como Caballero. No dejes que el dolor nuble tu visión y te haga tomar decisiones impulsivas.-

Diluc apartó la mirada, luchando contra sus propias emociones. - No puedo seguir fingiendo que estoy bien cuando en realidad estoy roto por dentro. Necesito tiempo para sanar y encontrarme a mí mismo nuevamente.-

Jean suspiró y asintió comprensivamente. - Si realmente sientes que necesitas este tiempo para sanar, no puedo detenerte. Pero te insto a que reflexiones sobre el impacto que tendrás en Mondstadt y en aquellos que te admiran como un valioso Caballero.-

Diluc cerró los ojos por un momento, respirando profundamente.
- Entiendo lo que dices, Jean. Sé que esta decisión tendrá consecuencias, pero necesito hacer lo que siento en mi corazón. Espero que Mondstadt encuentre a alguien más adecuado para llenar mi lugar.-

Jean se acercó aún más y abrazó a Diluc con ternura. - Siempre serás valorado y recordado como un Caballero ejemplar, Diluc. Espero que encuentres la paz y la claridad que buscas. Si alguna vez necesitas regresar, estaremos aquí para recibirte con los brazos abiertos.-

Diluc se separó del abrazo y asintió, agradeciendo a Jean por su comprensión. Sabía que su decisión no sería fácil y que enfrentaría críticas, pero estaba decidido a tomar este tiempo para encontrar su propio camino y recuperarse de sus heridas emocionales.

Con un último adiós, Diluc abandonó la sede de los Caballeros de Favonius, comenzando su camino hacia una nueva etapa en su vida. Aunque su partida dejó un vacío en Mondstadt, aquellos que lo conocieron como un valiente Caballero de Favnious sabían que él siempre sería recordado como un símbolo de fuerza y determinación.

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