Capítulo 25. Hospital

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Perdón por no haber puesto alguna imagen de Kimetsu, pero es que no encontraba alguna que pudiera servir para este capítulo.

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POV Narrador

Uzui no había dejado de abrazar a Rengoku desde que lo vio, tanto el collar como la cadena en su tobillo habían sido quitadas ya que cuando detuvieron a Akaza fue Uzui el que bajó con las llaves tanto para abrir las puertas como para abrir las cadenas y el collar. Uzui resistió el querer matar a Akaza cuando mientras le quitaba las cadenas pudo apreciar el cuerpo del rubio lleno de moratones o golpes, destacando el tobillo en el que estaba la cadena y su cuello debido al collar, pero prefirió quedarse al lado de Rengoku, él era más importante.


—La policía ya se ha llevado a Akaza, tranquilo Rengoku, no va a volver a acercarte a ti.

—Uzui, sabía que vendrías —la brisa que entraba por la puerta abierta hacía que el cuerpo de Rengoku carente de ropa, vestido solo con unos bóxer comenzara a temblar por el frío, esto fue percibido por el más alto y se quitó su chaquetón para tapar al más bajo —¿Qué haces Uzui? Vas a tener más frío

—Yo estoy bien, y tú lo necesitas más —mira hacia sus pies —¿crees que podrás caminar?

—No lo sé seguro —muy despacio y ayudado por Uzui pudo poner los pies en el suelo —el suelo está frío —se intenta levantar siendo ayudado por Uzui pero a los dos pasos sus piernas tiemblan y se iba a caer pero Uzui fue más rápido y lo cogió en brazos—.

—Mejor te llevo en brazos —mostró su gran sonrisa haciendo que el rubio sonriera por fin —justo cuando iba a salir Himejima lo paró —ocurre algo.

—Ahora te lo contaré —dirigió su mirada hacia Rengoku —¿cómo se encuentra?

—Dentro de lo que cabe está bien, pero debería de llevarlo al hospital.

—De acuerdo.

—¿Cómo está Genya? —el más alto de los tres tragó duro—.

—En comparación contigo se encuentra Grave ya se lo ha llevado una ambulancia, Sanemi se ha ido con él —el más bajo escondió la cabeza en el pecho del albino mientras se mordía los labios —cuando quieras puedes subirlo a la ambulancia, yo debo quedarme aquí —dijo mirando a Tengen el cual afirmó y se dirigió a la parte superior de la casa y salió caminando a la ambulancia que quedaba allí—.

—Es mi culpa, Genya ha sufrido por mi culpa —susurró pero Tengen lo escuchó—.

—No es tu culpa, tú no tienes culpa de haberte enamorado de un maldito capullo que tenía a un amigo gilipollas —lo puso donde los enfermeros le indicaron—.

—¿Puedes venir conmigo? —dijo estirando la mano, el alvino miró al enfermero y este afirmó con la cabeza—.

—Claro que sí —se sentó a la silla que le indicaron y le cogió la mano a Rengoku —no voy a volver a separarme de ti.


En la otra ambulancia la cual ya estaba cerca del hospital llevaba a Genya en la camilla, este desde que vio a su hermano cerró los ojos y no los volvió a abrir aunque su corazón seguía latiendo, como había dicho Himejima, en comparación a Rengoku el estado de Genya era muy grave, respiraba con dificultad, necesitando de una mascarilla unida a bombona de oxígeno, además de que en una pantalla al lado de camilla se iban marcando sus latidos los cuales son demasiado apagados para lo que debería de ser lo normal, Sanemi estaba a su lado pero cualquiera podría confundirlo con un fantasma, quería cogerle la mano pero le informaron que aunque no sabían la gravedad, sabían que estas estaban fracturadas, por lo cual solo podría estar a su lado sin poder hacer nada, su hermano estaba muriendo y él no podría hacer nada, solo podía mirar su rostro siendo lo que más resaltaba su maldita cicatriz, esa cicatriz que fue causada por el maltrato de su padrastro, parecía que dios le había cogido odio a su hermano por todo lo que le estaba haciendo sufrir.


Al llegar al hospital, uno de los enfermero le señaló un grupo de silla donde podía sentarse mientras varios de los compañeros de ese hombre se llevaba la camilla a la UCI. Poco después llegó la ambulancia donde iba Rengoku, al cual lo llevaron al mismo sitio que al menor, Uzui caminó hasta donde estaba su amigo, este tenía sus brazos apoyados en sus piernas y la cabeza mirando hacia abajo.


—Aún recuerdo el día en que nació, parecía que sería tan pequeño como mi madre, era tan ligero incluso hasta los seis años siguió siendo así, era más bajo que yo y siempre sonreía, esa sonrisa era la más pura que he visto nunca, aún recuerdo cuando mi madre y mi padre se separaron, el cuidaba de mis hermanos incluso a veces prefería no comer para que alguno de nuestros hermanos si comiera —Uzui se mantuvo callado, podía apreciar como en el suelo que estaba entre los pies de Sanemi comenzaban a llenarse de lágrimas, Sanemi estaba llorando, jamás pensó que este lloraría, camino hasta él, se sentó a su lado izquierdo y le puso su mano derecha en su espalda—.

—Tranquilo Sanemi tu hermano es tan fuerte como tú, estará bien.


El tiempo pasó, a la hora un enfermero salió a hablar con Uzui para informarle que Rengoku había sido violado en varias ocasiones y que comenzaba a tener signos de anemia, aun así se mantenía estable y durante una semana querían dejarlo en el hospital pero ya en planta, aun así todavía no lo llevarían y cuando eso ocurriera se le informaría, Uzui tras afirmar volvió a sentarse al lado de Sanemi el cual no había movido un solo músculo. El tiempo siguió pasando hasta que al tiempo que ya había paso se le unió dos horas más, fue ahí donde otra enfermera salió.


—¿Puedo hablar con usted, Shinazugawa-san?


Continuará...

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