Imaginación [EN PROCESO]

Capítulo 1

La vida suele ser injusta, y para compensarnos nos regala pequeños momentos de felicidad con el fin de que no todo sea en blanco y negro, sino también existan tonos grises. Esos instantes para algunos suelen ser con sus parientes, pero mi familia me ve como un cero a la izquierda. Otros lo disfrutan junto a los amigos, esos seres que siempre estarán para ti pase lo que pase, y justo esa persona para mí había fallecido. No tengo palabras que describan la tristeza de mi corazón. Otra vez esa falta de oxígeno viene a mí en lo que se reproduce aquel momento donde ambas supimos que su cáncer no tenía cura. Jamás fui una persona de sentimientos, pero aquello me desestabilizó mentalmente.

Sé perfectamente que esta aflicción no se debe a ese suceso, es más, mucho más. La entrada de mi "hogar" está justo frente a mí, esperando a ser abierta. Tomo las llaves y abro lentamente para impedir cualquier tipo de ruido. Pude ver dentro el reloj de pared que marcaba 8:00pm. Todos debían de estar en el salón viendo la tele. Pasé lentamente sin intenciones de llamar la atención y me adentré en mi habitación.

Mi día se había resumido en asistir al colegio y luego ingresar en la cafetería donde trabajaba de cuatro a siete. El tiempo restante lo usaba para caminar de un lado a otro en el muelle recordando cuando lo hacía con mi vieja amiga Charlotte.

Una nota sobre la cama llamó mi atención:

《Los vecinos cenaron hoy en casa, por lo que no sobró nada Estela, esperamos que hayas comido algo en el camino como siempre haces.

Att:

Diana.》

Es decir, mi madre.

Fui despojándome de mi ropa en la entrada del baño y cada movimiento era reflejado por el espejo del lavado. Daba pena, no era más que huesos y unos pechos de cualquier niña de catorce, comparados con los de una adolescente de diecisiete, como lo que era. Un flequillo horrible como resultado de bromas de hermano mayor. Labios finos y poco notables. No me gustaba nada mi físico, ni a mí, ni a mi propia madre que me juzgaba todo el tiempo.

Un baño y treinta minutos después venía mi parte favorita del día donde leía uno de los pocos libros que pedía prestado imaginando que no era el resultado de un embarazo no esperado y mucho menos querido donde la opción de haberme adoptado seguía rondando por la cabeza de todos. Tampoco la que su crush puso en ridículo e ignoró ni mucho menos aquella que se ganaba la vida ella misma teniendo padres "estupendos" según todos.

El sueño se fue apoderando de mí, experimenté una de mis mejores noches, pues no sentí el molesto pitido del despertador ni un "levanta el culo" de alguien de casa, al contrario, percibí como si estuviese en una mismísima cama de plumas como esas de las personas que el dinero les sobra.

Me rehúse a salir de las sábanas y alrededor de unas cuantas horas después convencí a mi mente de que era hora de afrontar las consecuencias de faltar a clases. Me encontraba en una posición boca abajo, intenté abrir los párpados, pero me fue imposible cosa que me extrañó; dentro de mi cuarto no entraba ni un mínimo rayo de luz solar.

Poco a poco ya iba acostumbrándome a la peculiar iluminación. Mi vista se aclaró y pude ver allí de todo menos mi habitación.

Primeramente, estaba tumbada en una enorme cama, donde 10 personas podrían hasta jugar a las escondidas allí,   con el espaldar acolchonado de color dorado haciendo contraste con las sábanas blancas, de esas donde dormir sería el momento favorito del día. A ambos lados se encontraban dos mesitas de noche de una madera hermosa. Me levanté poco a poco con mil dudas en la cabeza. La enorme habitación contenía a su izquierda asientos con distintos cojines y en frente una enorme alfombra cubría una buena cantidad de piso. De tanto mirar de aquí para acá no noté el enorme espejo que abarcaba mitad de la pared del lado derecho desde arriba hacia abajo completamente. Mi primer instinto, como el de cualquier persona, fue observarme a mí misma, ahí sí que me llevé la más grande sorpresa.