Capítulo 8

1.4K 99 120
                                    

Lexie

La noche anterior había sido una sorpresa para todos, pero para Harry y para mí, fue una noche llena de intranquilidad.
Había pensado en rogarle a mi abuelo que no nos dejara participar, pero Hermione tenía razón, si queríamos saber que era lo que estaba pasando, teníamos que dejar que las cosas siguieran su curso.

Esperaba que Ron estuviera normal, pero sus malas miradas y comentarios hirientes aún seguían. Su falta de confianza me dolía demasiado. Ron era como mi hermano, ni siquiera le había importado el como me sentía al respecto, su enojo pudo más.

Estaba caminando por los pasillos de Hogwarts en busca de Harry, tenía que hablar con él para poder decirle  la conclusión en la que Hermione y yo habíamos llegado. Pero en su lugar, me encontré con otra persona.

—Lexie.— llamó.

—Cedric.— solté una sonrisa.

Necesitaba de mi mejor amigo. Corrí hacia su dirección y al estar cerca de él, note que tenía una expresión seria.

—¿Qué ocurre?— pregunté.

Pareció dudar un poco, pero al final hablo:

—¿Por eso no querías que pusiera mi nombre en el cáliz?— reclamó.

Mi alegría se esfumó.

—No hables en serio.— lo mire.

—Desde un principio querías participar en el torneo, ¿No es cierto?

—Cedric no...

—Entonces retirate del torneo.— en su voz podía escuchar cierta preocupación.

Pero a pesar de que quisiera hacerlo, no podía.

—Cedric, yo no quiero participar.— solté un suspiro.— Pero tampoco voy a retirarme del torneo. Por favor, confía en mí, eres mi mejor amigo y te necesito, por favor.— pedí.

Parecía debatir algo en su mente, estaba dudando y eso me dolía un poco, pero mi corazón se destrozó con sus últimas palabras:

—Solo sé que Cho tenía razón.— finalizó.

Cedric continuo su camino, dejándome atrás. Mi mejor amigo también desconfiaba de mí y yo solo me podía hacer una pregunta, ¿Qué tanta importancia tenía este torneo?

Retuve mis lágrimas. Varios alumnos ya se encontraban en el pasillo, mismos que me veían mal y murmuraban cosas. Me sentía muy observada.
Comencé a caminar, hasta que llegue a un pasillo donde no había nadie, me senté en las escaleras y mis lágrimas comenzaron a salir, tape mis ojos con mi antebrazo.

Sentía tanta presión e impotencia, estaba asustada y ansiosa, ¿Cómo lidiaba con todo esto?

—¿Lexie?

Mire a la dirección donde había escuchado mi nombre. Comenzó a acercarse, era Matheo.

—Creí que no había nadie.— murmuré.—Debes pensar que soy patética, por estar llorando.

Se sentó a mi lado.

—Pasaba por aquí y te ví.— respondió.— Y no, no creo que seas patética.

Limpie mis lágrimas.

—Siento molestarte.

—No, no me molestas.— negó con la cabeza.— ¿Estás así por el Torneo?

—Yo no puse mi nombre, Matheo.— solté una risita tonta.

Matheo se quedó en silencio un momento. No lo culpaba si no me creía, casi nadie lo estaba haciendo.

My Three Loves Donde viven las historias. Descúbrelo ahora