Capítulo 5

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Capítulo cinco

―pues fácil tío Albelt, papi va a vivil con nosotlos, me va a lleval a plescolal y no nos vamos a sepalal más, ―declaró muy serio Gabriel, sorprendiendo a todos, quienes no imaginaron que el niño estaba escuchando.

― ¡Gabriel!

― ¡mami!, que bueno que llegaste mami, mila, encontle a papi, ―exclamó el pequeño castaño con alegría, corriendo a abrazar a su madre.

―Gabriel justo salió cuando Albert preguntó qué pasaría ahora, ―explicó Paty, sabiendo que todos estarían preocupados.

El niño se situó justo en medio de sus padres recibiendo los mimos de ambos, la escena era tan hermosa, que nadie pensaría que apenas acababan de reunirse.

―creo que mi hijo ha resumido bastante mis deseos, ―expresó Terry viendo a su pecosa, ―pero me gustaría que pudiéramos conversar.

―seria perfecto, ―respondió Candy, mirando con ojos enamorados a su castaño amor, casi que salían corazoncitos de la pareja.

―creo que podemos comenzar a trabajar en eso, ―respondió Archie, ―asumo que necesitas un abogado para terminar tu contrato con tu representante.

― ¿podrías ser mi abogado?, te lo agradecería, Candy siempre dijo que eras el mejor, también es necesario que mi hijo lleve mi apellido.

―comprendo, iniciaré de inmediato.

―cualquier cosa que necesites mi esposo y yo estamos a tu disposición, por otro lado, joven Alistear, son ideas mías o usted puede ayudarme en una titánica tarea de investigación.

―estoy con usted mi bella dama, ya había pensado en eso, supongo que estamos hablando del misterioso accidente que sufrió su hijo y que le hizo perder la memoria.

―eres muy inteligente, te has adelantado a mis deseos.

―claro que sí, mi esposo es un genio, ―alabó Paty.

―ustedes son muy afortunadas, ―dijo mirando a Annie y Paty.

―lo somos, ―respondieron ambas jóvenes.

―les parece si todos nos vamos a almorzar y les damos tiempo a ellos para que puedan conversar, ―ofreció Eleonor.

―me parece muy buena idea, ―respondió Albert, luego mirando a Terry le habló, ―espero que, al volver, ya se esté al menos hablando de cierto anillo que mi hermanita debería mínimo llevar en su mano hoy mismo.

― ¡Bert!

―estoy totalmente de acuerdo, es un compromiso, ―ofreció Terry.

―pelo yo no quelo dejal a mi papito, ―reclamó con un puchero Gabriel.

―no lo harás, pero tus papis tienen que hablar y a mí me gustaría poder compartir con tus tíos, tías y con mi guapísimo nieto, ―respondió Eleonor, ― ¿quieres?

―está bien, solo polque tamben quelo estal contigo buelita.

―hey, ¿y nosotros?, ―se quejó Archie.

―tambén tío, ustedes son los tíos más malavillosos del mundo.

El grupo fue saliendo rumbo al restaurante del hotel, la pareja apenas y se percató, envueltos en su burbuja, conversando de la mejor forma en que saben hacerlo, sin palabras, mirándose a los ojos, contemplándose como tanto necesitaban.

Al llegar al restaurante se acomodaron en un área privada, comenzando casi de inmediato una amena charla, Eleonor les comentaba lo difícil que había sido estos últimos años para su familia, recriminándose hoy más que nunca el no haberse impuesto años atrás, cuando su esposo se opuso a la vocación de su hijo.

Feliz día del padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora