15 | Envidia

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La desazón me acompaña el resto del día. Su Ji me explica que en uno de los despachos hay personas con quemaduras y heridas de diferente gravedad y que Lee está nervioso porque resulta que su novio, un tal Wo Chang, es uno de ellos. Al parecer, tiene el estómago abierto y la hemorragia no le permite moverse ni apenas hablar pero mi amiga no puede hacer nada por él; el refugio carece del material necesario para intervenirle.

Pobrecito. Morirá en poco tiempo. Es terrible. Y, sin embargo, ni siquiera la gravedad de su situación logra hacer que me concentre. No puedo dejar de pensar en que Tae se ha ido en cuanto Jimin apareció.

¿Por qué? ¿Sigue creyendo que quería confesarme? ¿Tiene en mente lo de la bufanda? ¿Mis lágrimas en MoonNight? La idea me agobia. Me agobia mucho.

—Organizaremos una salida. —Lee parece decidido a hacer cualquier cosa con tal de salvar a su pareja—. Haz una lista con el instrumental que precises. Estudiaremos el lugar en el que pueda ser más probable encontrarlo y diseñaremos la forma de llegar allí.

—¡Yo te ayudo! —A Nam Joon le falta tiempo para ofrecerse. Sigue tratando de parecer útil—. ¡Conozco muy bien la zona!

—Pero si vives en la otra punta de la ciudad —le suelta Su Ji, mordaz—. Tu qué vas a conocer.

—Si digo que la conozco es porque la conozco.

—No, no la conoces.

Madre mía. Vaya dos.

—Son ex novios. —La conclusión de Jimin en mi oído apoya mis sospechas iniciales—. Lo mejor es que nos vayamos y dejemos que se arreglen solos, si es que pueden. Podemos dar un paseo. Así te enseño el refugio.

Pasamos el día dando vueltas por la comunidad. Jimin no lleva mucho allí pero conoce a bastantes supervivientes de modo que se dedica a presentármelos según nos los vamos encontrando. Le dedico a todos una inclinación de cabeza. Me preguntan por cómo me encuentro. Yo también me intereso por ellos y, de paso, les agradezco su hospitalidad con una sonrisa. Sin embargo, por dentro no me siento bien. Tae no está por ninguna parte.

A media tarde se forma la fila que reparte comida en el office. Me cuesta coger el vaso, que solo contiene unos pocos fideos flotando en un caldo aguado, porque no quiero contaminarme de bacterias pero tengo hambre y, por lo que le oigo decir a la chica de coletas de atrás, quizás mañana no haya mucho más que repartir. Reviso a mi alrededor por milésima vez. Espero que Tae haya cogido su parte porque, para mi desgracia, por allí tampoco le veo y estoy empezando a pasar de la intranquilidad al pánico.

¿Qué estará haciendo?

Damos un paseo por el lavadero. La señora del traje caro me ofrece una muda de ropa que me encantaría poder aceptar. No lo hago porque la obsesión me recuerda que esa mujer es una fuente de bacterias y que, por lo tanto, tengo que ser yo el que se limpie.

Al anochecer nos acomodamos en la oficina, yo en mi zona desinfectada, y Jimin aprovecha para ponerme al día sobre Yoon Gi y las normas que ha establecido.

—La ley básica es que todos somos uno. —Se echa su manta por encima—. Por lo tanto, todo es de todos.

De ahí se deduce que no está permitido guardarse comida ni bebida para uno mismo y que hay que entregar todas las posesiones que se tengan al grupo. Tampoco se pueden coger objetos del almacén sin autorización y todos deben comprometerse a trabajar en beneficio del refugio. Jimin, por ejemplo, como trabajaba en la zona y la conoce bien, colabora en la elaboración de los mapas y en el diseño de las rutas de expedición que luego Yoon Gi cuelga en la pared y que suele mirar antes de salir, algo que, por lo visto, hace casi todos los días.

APOCALYPSE 《TaeKook》 [#PGP2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora