Essoh
Salgo después de las primeras dos clases de la mañana, le he escrito a Yvonne al móvil y no me contesta, probablemente esté con Tania, así que me muevo a buscarla entre los estudiantes. El asunto de la pelea corrió los pasillos de la facultad, no se ha vuelto a presenciar nada similar, pero si he ganado en gran parte de los hombres respeto.
Tardo en encontrarla y cuando la hallo Yvonne no está con ella, preocupándonos. Somos las dos personas en quién más confía, busco a Ethan que tampoco sabe dónde está.
A ella no le gusta ser el centro de atención, mi corazón se acelera al pensar y sentir que lo está pasando mal.
Ellos saben dónde están los lugares más escondidos de la universidad y me ayudan a buscarla, siendo yo quien la encuentra en un rincón sucio sollozando y meciéndose a si misma.
La expresión rota en ella me duele como si me entierran un puñal en el pecho. Estoy muy unido a Yvonne, si ella sufre, yo lo hago, si la lastiman, me lastiman a mi.
—Bae —susurro.
Se tapa la cara con las rodillas, tiene las manos peladas de tanto frotarlas en su pantalón.
—No sirvo...—llora con tanto dolor, no es un llanto agudo, de esos que te cierran la garganta y lo sientes amargo —. Soy un saco de problemas, nunca debiste salvarme.
Nos estamos rompiendo juntos, es mi debilidad, yo no lloro, las dolencias de otros impactan, pero nunca lloro, solo con ella.
—Si te dejaba morir, yo tendría que morir también —replico —. Deja que me acerque, soy yo, solo confía en mí y dime.
Tiene miedo, tiembla, sus ojos lloran y su alma también, parece un pequeño ser que se encoge en un rincón para protegerse.
—¿Me amas? —indaga.
Dejo mis cosas en el piso, acercándome lentamente para no asustarla, esto nos está destrozando.
—Con mi vida —respondo.
—No me dejes nunca, no sería nadie sin ti.
Arrastrándome hasta ella, limpio su delicado rostro con un pañuelo, me siento y a ella sobre mí.
—¿Qué pasó? —inquiero.
Se abraza a mi, tanto que se queda sin respiración, está llena de tierra en este lugar abandonado.
—Un episodio.
Va quedándose dormida, parece que está agotada.
—Necesitamos ayuda, Bae, déjame buscarla, para los dos.
Yo tengo que saber cómo lidiar con sus crisis y ella necesita tratarse los traumas que le quedaron a base de ello, yo no soy psicólogo, pero me convertiría en uno para ella.
Tengo un odio reservado por dentro, especialmente para matar a quien no conozco, solo necesitaría cinco minutos y le haría vivir un infierno por haberla tocado.
—Llevame a casa.
Espero a que se desaloje el área, uso mi abrigo para cubrirla, levantándola en mis brazos hasta el auto, la dejo así cuando llegamos a casa, damos la vuelta,no es necesario entrar por dentro.
Nuestro espacio tiene una entrada trasera, por ahí la llevo. La dejo en el alfeizar de la ventana, preparo la bañera rápido y luego la desnudo entrando la en el agua tibia.
La baño por completo, lavandole el cabello que luego seco antes de acostarse en el albornoz.
Logro quitarme la ropa y darme un baño rápido.