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Una boda es una ocacion especial, algo que en teoría no se vuelve a experimentar más de una vez en la vida. No es solo el firmar un contrato matrimonial y tener aquella fiesta gigante y emocionante.
Es estar unido con una persona que amas y adoras por toda tu vida (en teoría), es una convinacion de dos personas conviertiendose en una sola, es un juramento desde lo más profundo del corazón, algo tan frágil y delicado qué debe tratarse en una caja del cristal más fuerte y guantes resistentes.
Es por eso que la boda qué está presenciando le lastima tanto. Tanto como lo harían cuchillos en su pecho cada segundo, tanto como desangrarse en el suelo sin poder moverte, tanto como el sentir tu sangre hervir hasta que tu cuerpo no aguante más tiempo de esa manera.
Tanto como puede sentir su alma quebrarse en mil y un pedacitos en el momento en el cual el castaño pasa al altar con su vestido blanco, cabello pulcro, ojos heterocromaticos y sonrisa perfectamente blanca y alineada.
Ee tal su dolor que no dudaría en que las personas a su alrededor pueden escuchar a su corazón retumbar en las paredes de su pecho y su alma romperse como el vidrio más fino y frágil.
Pero una boda es una boda. "El mejor día de tu vida" a palabras de sabias pero viejas voces.
Y como tal, Natalan no se puede dar el lujo de quitarle aquella felicidad, emoción y nerviosismo al chico que más ama en toda la existencia del universo.
Así que solo se para cuando Soarinng entra a la iglesia con el vals de fondo, sus manos sujetando su ramo perfecto de rosas y deja escurrir una cuantas lagrimas saladas por sus mejillas, importandole poco la mirada que Duxo le dirige desde la fila contraria.
Todo el mundo está afligido ante la escena. Los padres por que ven a sus hijos "irse del nido", sus amigos por que el apoyo y cariño es descomunal y los invitados por que es una puta boda. Pero Natalan esta roto.
Y sabe que nadie más en el mundo lo podrá notar más que el propio Soarinng y Duxo, pero ninguno le mira cuando se seca las lágrimas y se sienta.
Soarinng se concentra en llevar su vestido hacia el altar y Duxo en sujetar la mano del castaño a su lado.
Así que Natalan solo suspira cuando se sienta, sintiendo la mano de Lucasta pasar por su espalda tratando de hacerle sentir su apoyo.
Las misas para él desde que era chico las recuerda como algo indeseable y aburrido, pero ahora de adulto puede entender el poder que tienen.
Llora, llora y sigue llorando durante probablemente todo el evento. Nadie se da cuenta por que los pedazos de vidrio de su alma han dejado de caer y él ignora el hecho de que sus mejillas están saladas.
Su momento ha llegado y es probablemente cuando su cuerpo y mente lo regañan al unísono en su mente.
Sus piernas tiemblan mientras camina hacia el lugar con la cajita aterciopelada de color negro en sus manos.
-Gracias, hijo. - le dice el padre mientras alza las manos para recibir la cajita.
-Padre... - el castaño interrumpe, ganándose la atención - ¿es posible que Natalan entrege los anillos? - pregunta con inocencia y nada más que pura emoción en sus sílabas.
-Si es lo que deseas.-es su respuesta. - Adelante, haz los honores bendiciendo esta pareja. - el padre le dice, dándole espacio para que pase y coloque los anillos.
El suspira, tratando por primera vez en lo que lleva de ceremonia el contener las lágrimas. Toma las sortijas en sus manos.
-Gracias. - le dice Soarinng al recibir el anillo qué detrás lleva grabado el nombre de Locochon y Natalan se quiebra un poco más (si es que es posible) al ver su sonrisa.

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Anillos problemáticos
FanfictionNatalan tiene días en aquel lugar, pero años queriendo estar en aquel escenario, solo que no siendo el padrino de anillos. Anillos problemáticos qué debían ser de él pero terminaron siendo de nadie.