El deseo que me llevó a ti (Inuyasha x Vampire Knigth)

Capítulo 52

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—Por fin podre completar la perla —dijo Naraku que enseguida comenzó a reírse, regocijándose ante su triunfo—. Ahora si me hacer el favor, mi querida Kikyo — y Naraku extendió la mano.

Inuyasha volteó a ver a la sacerdotisa que se acuclillaba para tomar la perla, frunció el ceño al mismo tiempo que se interponía entre Naraku  y Kikyo y amenazaba con colmillo de acero, pues Inuyasha conocía muy bien a Naraku, sabía los trucos sucios que podía hacer y en ese momento no se arriesgaría, ni arriesgaría a Kikyo para que obtuviera la perla.

Pero Kikyo a sus espaldas comenzó a reír, apretó la perla y se levantó para después dirigirse hacia donde Inuyasha estaba.

—Creí que me darías más tiempo.

Naraku sonrió.

—¿Qué mas tiempo quieres? Esa chiquilla nos hizo el trabajo fácil, por lo menos nos quitó del camino a Kagome.

Inuyasha abrió los ojos con sorpresa e instintivamente volteó a donde Kagome todavía yacía sobre el suelo. Ahí estaba ella, entre los brazos de ese maldito vampiro, que apretaba el abdomen de la chica para que la herida que todavía sangraba, dejara de sangrar. Después como si un balde de agua fría le callera encima, reaccionó a las palabras de Kikyo: “creí que me darías mas tiempo” ¿Qué significaba eso? Sin embargo al voltear, vio a su amada Kikyo caminar hacia Naraku. Y cuando esta le entregó sin mas la perla, aquella opresión en su pecho  lo aplastó sin que pudiera hacer nada.

—¿Qué…? ¿Qué significa esto, Kikyo?

Kikyo volteó  verlo y en sus labios se dibujó una sutil sonrisa.

—Esto, Inuyasha, significa que dejare de actuar —y Kikyo unió sus labios con los de Naraku en un beso demandante.

Inuyasha soltó a colmillo y dio un paso hacia ellos, sin percatarse que en este momento Kaname también unía sus labios a los de Kagome. Sin percatarse de las miradas sorprendidas que sus amigos tenían al ver como la sangre que en ese momento Kaname le daba a Kagome, su amiga la bebía sin objeción.

Aquello no podía ser verdad, ¿o si? Entonces las palabras de Sesshomaru lo golpearon aplastándolo aun mas: “la aliada de Naraku”

Naraku volvió a reír al ver el rostro desencajado de Inuyasha y cuando abrazó a Kikyo atrayéndola mas a él disfrutó aun mas viendo la tristeza del hanyou.

—Me olvidaste Inuyasha, y aunque yo regresé de la muerte no hiciste mas que seguir con ella. —reclamó furiosa.

—Siempre vi por ti, —intento defenderse Inuyasha— siempre…

Inuyasha apretó los dientes y bajó la mirada. Si, siempre había estado ahí para Kikyo sin importarle los sollozos que aun escuchaba de Kagome cada que este regresaba de verla, sin importarle el daño que le hacia a ella, a su pareja.

Sus facciones cambiaron a los de un demonio, y atacó, pero en ese momento estaba tan cegado por la rabia que Naraku, apartando a Kikyo, nada más necesitó usar uno de sus tentáculos para atravesar a Inuyasha en el abdomen. El dolor fue inmenso, pero no se comparaba al que sentía en su pecho. Calló de rodillas mientras veía a Kikyo regresar con Naraku.