-Segunda parte de Castigo Escarlata-
Después de miles y miles de años, la vampiresa Gally Dimmock al fin ha logrado obtener lo que tanto anheló en el pasado: libertad. Lamentablemente, al cumplirse su deseo, todo lo que alguna vez amó le fue arrebat...
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*Separador: Krista*
Llegamos corriendo de nuevo hacia la puerta principal del castillo y nos encontramos con varios de los nuestros rodeando a un hombre que estaba de rodillas frente a las enormes puertas. Este tenía una enorme capa que tapaba su rostro y cuerpo por completo, pero se podía ver parte de lo que parecía pelaje carbón saliendo de aquella prenda.
—Fera— Me llamó Gabriel, logrando sorprenderme al verlo aún aquí en el inframundo— Encontramos a este... ¿ser? merodeando los alrededores del castillo.
La duda en su voz me hizo consciente de que aún no lograba identificar lo que era, o tal vez no lo creía posible.
La rubia con la que entré a la sala se quedó parada tras de mí.
—¿Quién eres? — Le pregunté al ente que se encontraba arrodillado y al no escuchar su respuesta, quité de forma brusca lo que cubría su rostro de mi visión, encontrándome con un rostro entre animal y demoníaco.
Tenía un hocico con afilados dientes que sobresalían de él y unos ojos en los que solo se podía ver una pared de fuego. Su pelaje parecía tan duro que era probable que con un toque te lograra cortar. Sus orejas, en conjunto con el hocico, le daban un aspecto entre lobuno y canino.
Imposible...
Pasé saliva al estar por primera vez frente a una criatura demoníaca como esta.
Era más terrorífico de lo que alguna vez imaginé.
—Hell Hound— Susurré para mí misma.
La criatura no despegó sus ojos de mí y eso me comenzó a revolver el estómago por el miedo que verlo me estaba causando.
¿Cómo pueden existir entes tan feos?
¿Por qué los castigan de esta forma?
Eww
—¿Qué haces tan lejos de tus tierras? — Intenté alejarme de mis pensamientos y centrarme en el presente.
No obtuve respuesta y traté de acercarme más a él.
¿Tal vez aquí también aplique esa frase que dice "Él me tiene más miedo a mí, que yo a él".
Rugió al verme acercarme a él, por lo que me detuve antes de que me saltara encima. Tragué saliva y levanté mis manos, mostrando mis palmas para que viera que no iba a hacerle daño.
No, definitivamente no aplica.
La presencia de Gally llegando a mi lado lo hizo apartar aquellos ojos llameantes de mí para posarlos en ella.
Colmillos tomó mi brazo por un segundo y lo apretó. Volteé a mirarla y ella solo me sonrió durante un segundo para posteriormente acercarse a la cosa que estaba arrodillada frente a nosotras, a pesar de mi intento de detenerla.
