* ✧ ≀ Cinco pasos hacía el amor

♡ Kiss »

Era jueves al mediodía, y las vacaciones habían comenzado en plena temporada de frío y enfermedades, tejiendo un ambiente inusual de descanso y tranquilidad. 

—¡Achú! — estornudó Aquino, recibiendo la mirada enojada de su madre. 

— Te dije que te pusieras tu chaqueta, te vas a enfermar y no podrás ver a ese chico... ¿Cómo se llamaba? ¿Duvo? ¿Duco?... ¿Dux-? — dijo esta, siendo interrumpida por su primogénito. 

— ¡Ya, ya, ya entendí! — gritó avergonzado mientras ascendía las escaleras hacia su habitación.

Una vez dentro, emprendió la búsqueda de su chaqueta con diseño de Spiderman, una prenda que, paradójicamente, a menudo se convertía en un objeto perdido en su propio reino. El joven exploró cada rincón de su refugio: el cajón, la silla, la cama y hasta detrás del espejo, como si su chaqueta tuviera la capacidad de esconderse de manera juguetona.

— ¿Dónde está? —

La frustración empezó a adueñarse de él, y sus movimientos se volvieron más frenéticos en la búsqueda de la anhelada prenda. Mientras tanto, desde la planta baja, la voz materna resonó con una mezcla de preocupación y autoridad.

— ¿Aquino? ¿Ya te pusiste tu chaqueta? — inquirió su madre desde el piso inferior.

— No la encuentro — respondió elevando la voz, como si sus palabras pudieran superar la barrera de los niveles de la casa.

— ¿Y si la encuentro yo, qué te hago? — amenazó su madre, ya plantada en la entrada de la habitación.

— Ah... — comenzó a sudar frío, consciente de que estaba en una encrucijada con una madre hábil en el arte del chantaje emocional.

Justo en ese momento, el timbre de su celular rompió la tensión del momento, señalando una llamada entrante. Aquino, buscando su dispositivo, lo halló inesperadamente dentro de la misma chaqueta que buscaba. La revelación lo dejó perplejo, y un atisbo de alivio se apoderó de él.

— Mira, ¡ya lo encontré! — exclamó feliz, mostrando su trofeo a su madre, quien soltó un suspiro y se retiró con una sonrisa cómplice.

Mientras Aquino revisaba su celular para identificar al misterioso llamante, una sorpresa aguardaba en la pantalla. El nombre de su amigo se materializó en la pantalla, sembrando interrogantes en su mente. ¿Por qué le llamaría en ese preciso instante? Sin tiempo para especulaciones, decidió responder, presionando el icono verde del teléfono.