Capítulo X: Una Promesa

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    Sentía mi cuerpo entumecido, pero sentía cada una de mis extremidades. Era obvio para este punto que yo no había muerto por aquella herida, pero, ¿en dónde estaba ahora? Abrí los ojos, con bastante lentitud y pesadez para mi gusto, y pude vislumbrar a Aether de mi lado izquierdo y a Mika del derecho. Mika sujetaba mi mano con calidez, aún estando dormido. Mientras tanto, Aether tenía la cabeza recostada sobre la cama en la que estaba, muy cerca de mi pierna. Seguí buscando con la mirada para ver si encontraba a Xiao, pero no lo vi por ningún lado.
    Apreté la mano de Mika con delicadeza, para hacerle saber que estaba despierto. Primero abrió los ojos con la confusión escrita por todo su rostro, pero al verme los abrió con sorpresa y se acercó a mí para acariciarme la mejilla.
    —¡Alatus! —Sonreía en gran manera, y yo también le brindé una sonrisa—. ¡Despertaste!
    —¿Qué? ¿Alatus? —Aether se despertó al instante, aún somnoliento, pero era consciente, al menos en una gran parte, creo—. Oh, Alatus, gracias a los arcontes.
    Aether me abrazó con fuerza primero, y luego con un poco más de delicadeza. No podía creer que mi futuro padre se había preocupado en sobremanera por mí. Esto se sentía tan cálido que me hacía feliz. Tenía cuando menos a dos personas que se preocupaban por mi bienestar físico.
    —¿Ya despertó?
    Xiao apareció de la nada, caminando apresuradamente hacia donde me encontraba. Me había equivocado, no tenía dos personas, tenía tres. Podía sentir la calidez de una familia, de un hogar. Todo lo que siempre había querido lo tenía justo aquí, frente a mí. No pude contener las lágrimas al ver tanto cariño hacia mí.
    —¿Qué sucede? —preguntó Mika mientras me miraba preocupado.
    —¿Te duele algo? —preguntó Aether, separándose de mí.
    —Voy a llamar a Bárbara para ver qué sucede, tal vez no puede hablar y por eso llora.
    —Puedo… hablar. —Mi voz estaba más ronca de lo habitual, y hablar me costaba mucho, era como si tuviera un resfriado de varios días—. Lo… siento, es sólo que…, al ver tanto… aprecio hacia… mí, no pude… contener las… lágrimas.
    —Alatus, ¿cómo no esperabas que nos preocupáramos? —Aether lloraba junto conmigo, y era extraño para mí, ya que jamás le había visto así por mí en el futuro—. Eres muy importante para nosotros, ¿acaso jamás nadie se había preocupado así por ti?
    —No… realmente.
    Lo miré, y entendí que era mi padre, pero aún no lo era, porque este Aether no había pasado por todo el sufrimiento que lo cambiaría para siempre. Este Aether que estaba frente a mí, era uno muy distinto al que yo conocía, era un Aether lleno de emociones que iban más allá de simple tristeza.
    No me pude contener y acaricié su mejilla. Algunas veces había odiado a mi padre por ser como era, lo había odiado por no quererme lo suficiente, por no amarme lo suficiente, pero ahora que lo veía aquí, me daba cuenta que mi padre era un ser tan dañado como yo. Estábamos tan lastimados que no nos dábamos cuenta del daño que hacíamos con algunas acciones. De alguna manera, ahora entendía mejor a mi padre. Todo el resentimiento que tenía hacia él por no amarme se había disipado.
    —Perdón por… no entender. —Comencé a llorar nuevamente—. Perdón.
    —¿Alatus? ¿A qué te refieres? —Aether me acarició el cabello—. ¿Por qué me pides perdón?
    —Siempre pensé… que me odiabas…, pero… ahora veo que… sólo estás muy… lastimado. —Mis ojos se sentían pesados, en cualquier momento perdería el conocimiento nuevamente, pero quería hacerle saber lo que sentía—. Perdón… por… tenerte resentimiento… tanto tiempo. Ya no… lo hago. Perdón.

    ~Aether joven POV~

    Después de pronunciar esas palabras, Alatus volvió a perder el conocimiento. Me acerqué a él, intentando comprobar que sólo fuera un desmayo. Me alivió confirmar que aún respiraba y que su corazón aún latía. Suspiré de alivio, pero mi corazón aún se sentía pesado.
    —Su rostro está muy caliente. —Xiao tenía la mano en la frente de Alatus—. Creo que tiene temperatura. Iré a avisarle a Bárbara.
    —Iré contigo. —Me levanté—. Necesito un poco de aire.
    —Mika, ¿podemos encargarte la seguridad de Alatus?
    —No necesitan ni siquiera pedirlo. —Mika le acarició el rostro a Alatus, con una mirada enternecida—. Haría lo que fuera por él.
    —Gracias.
    Xiao y yo salimos de la habitación. Podía dejar de fingir cuando estaba junto a él, con Mika frente a mí era difícil, pero Xiao sabía que Alatus era mi hijo. Me sentía muy afectado. De alguna manera, pensaba que teníamos una relación más bonita, más amorosa, pero al parecer, teníamos una relación en la que yo era el malo.
    Estábamos fuera de la iglesia, justo en el mismo punto donde, hacía unos meses atrás, Venti había estado esperándome después del intento del robo de la Lira Sagrada. La nostalgia se apoderó de mí un poco. Me incliné y recargué los brazos sobre el barandal, mientras observaba la estatua de Barbatos.
    —Yo… ¿sabes si soy un mal padre, Xiao?
    —No lo sé, en realidad. —Xiao se acercó a mí e hizo lo mismo que yo, se recargó, sin mirarme, ni yo a él, sólo veíamos la estatua—. Él jamás ha dicho que eres mal padre, sólo me ha dicho que él piensa que no eres feliz con él, y creo que no se siente amado por ti.
    —Es básicamente la descripción de un mal padre. —Hundí mi cabeza en mis brazos—. A pesar de que me duele, creo que es mejor que lo sepa, de alguna manera.
    —¿Por qué lo dices?
    —Porque de esa manera puedo cambiar en el futuro y ser un mejor padre. —Me giré para mirarlo—. Xiao, la vida me ha dado una nueva oportunidad y la aprovecharé. Ahora sé que fui un mal padre, pero en el futuro le haré saber a mi hijo cuánto lo amo y cuánto vale para mí, le diré todos los días lo feliz que me hace.
    —Sé que serás el mejor padre, Aether. —Xiao sonreía con ternura.
    —Ya verás, te ganaré el lugar del padre favorito de tanto que me amará.
    Xiao dejó de sonreír en ese momento y miró nuevamente hacia la estatua, incluso soltó un suspiro. Supe que algo andaba mal, pero no quería decirme. Me sentía asustado y ansioso, porque todo esto había sido después de haber mencionado que yo ocuparía el puesto de padre favorito, pero ¿estaría Xiao con nosotros en el futuro?
    —T-Tú estarás… ahí, ¿no? —Sin quererlo mi voz se quebró ligeramente—. Tú eres parte de nuestra familia, ¿no?
    —Aether, no puedo decirte nada del futuro, lo sabes. Ya sabes más de lo que deberías.
    —No, ya basta de eso. Ya estoy cansado de toda esa basura, de que no podré manejar lo que sea que venga. —Tomé a Xiao por los brazos e hice que me mirara—. Xiao, sólo dime esto: ¿estamos juntos en el futuro?
    —No.
    Solté a Xiao al instante. Me alejé de él, lentamente, imaginando cuál de todas las razones que pasaban por mi cabeza era la verdadera. No quería imaginarlo, pero una de ellas era que alguno había muerto, y como Alatus me conocía a mí, entonces Xiao había muerto; la otra opción era que nuestro amor no había sido suficiente, la cual también me dolía, pero me dolía menos que el pensar que Xiao había muerto.
    —No, Xiao, eso… No. —Comencé a llorar sin poder evitarlo más—. Tú eres lo que más amo en esta vida, y si tú no estás…
    —Fue ese pensamiento el que te llevó a ser, tal vez, un mal padre, Aether. —Mi llanto se detuvo y se convirtió en sorpresa, incluso me sentía como congelado—. Así que ahora quiero que me prometas que no importa qué pase en el futuro, que no importa si estoy o no, tú debes cuidar a Alatus como debe ser. Ese niño te adora más que a nada en este mundo, al punto de sacrificar incluso su propia vida por tu felicidad, así que quiero que me prometas que lo amarás más que a mí.
    —Pero-
    —Promételo, Aether.
    —Lo prometo.

Daga Fragmentada || Xiaother AU || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora