capitulo 1

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—¿Estás preparado? —preguntó Christopher.

—Sí, claro, ¿por qué no lo estaría? —Lo miré algo confuso; habíamos practicado durante meses para este momento, en verdad lo esperaba con ansias.

—Vas a tocar la guitarra y cantar una canción que tú mismo compusiste al frente de todo el instituto, ¿acaso eso no te aterra? —Me contestó con una pequeña risa burlona, tratando de que me pusiese nervioso.

Mi cara de felicidad había desaparecido. El simple hecho de recordar que todo el instituto me iba a estar mirando por ser el vocalista y el guitarrista me dejaba estupefacto. Los nervios me habían invadido. Sin embargo, de algo estaba seguro: yo era lo suficientemente capaz de dar un gran espectáculo.

—Estaré bien, esto será fácil y haremos el mejor espectáculo —dije, con una combinación de nervios y seguridad, estaba decidido a que esta actuación fuese la mejor que se haya visto en toda California.

Tras esta pequeña charla con Christopher, subí al escenario algo asustado. Quería que la tierra me tragara en ese instante. Sin embargo, tuve la valentía de tomar mi guitarra y acomodar el micrófono de forma.

Toda la banda estaba allí, preparada para que les diera la señal y comenzara a tocar la canción que con tanto esfuerzo preparamos. Justo después de que les di la señal, la vi. Era Eva, la chica más popular del instituto y la más bella, al menos para mí, durante un par de segundos hicimos contacto visual, mi corazón se aceleraba, estaba perplejo. Su bello rostro llamaba mi atención, pero el espectáculo tenía que empezar. Y ahí estaba yo, junto con mi banda, dando lo mejor de nosotros para mostrarle nuestro talento a todo el instituto. Durante unos segundos, vi cómo Eva me miraba; parecía gustarle el show, y yo estaba decidido a deslumbrarla con mi actuación.

Decidí que al terminar la buscaría y así pasó. Terminamos la canción y bajé rápidamente del escenario con la intención de buscarla, pero no la encontré.

—¿Dónde estarás? —pensé mientras su rostro invadía mi mente y no salía de allí, pues se había apoderado de mis pensamientos.

Después de buscar un rato, no la encontré. Me sentí frustrado, pero no me rendí. Sabía que mañana la vería. Tal vez me acercara a hablarle, o mejor no. Quién sabe, tal vez no le agrade, no sé qué pensará de mí.

Tras ese breve instante, regresé al presente, a mi habitación, donde se suponía que debería estar haciendo mi tarea. Sin embargo, mi mente aún estaba atrapada en un torbellino de pensamientos. El recuerdo de su rostro seguía latente en mi mente, como un eco persistente que se negaba a desaparecer, mientras inconscientemente dibujaba corazones en mi cuaderno.

Después de unos segundos de calma, donde por fin mi tormenta de pensamientos se hacía más clara, pude oír la voz de mi madre: —Benjamín, cariño, baja a cenar.

Una vez recuperé la conciencia, dejé el lápiz y el cuaderno y me levanté del escritorio para bajar rápidamente al comedor, donde me esperaba mi madre con la cena servida.

—¿Qué tal la escuela? ¿Ha ido todo bien? —preguntó ella como de costumbre, pero mi mente se había perdido nuevamente en otro lugar, más exactamente en un remolino de pensamientos centrados en Eva.

La imagen de ella dominaba mis pensamientos, desencadenando un torrente de emociones que daban vida a innumerables escenarios donde, finalmente, nos encontrábamos juntos.

Mi madre de inmediato notó que algo no andaba bien, pues me conocía a la perfección. Algo debía de estar pasando. Tomó mi mano y con un tono preocupado me dijo: —¿Pasa algo, Benjamín? Te noto algo distraído.

Tras sentir su mano y oír sus palabras, supe que se había dado cuenta de lo que sucedía, me apenaba contarle sobre ello, preferí no mencionarle nada.

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