11: Rómpele el corazón y te romperemos la cara

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"Dime otra vez por qué acordamos hacer esto", Jennie apoyó la cabeza en el hombro de Lisa mientras esperaban fuera del restaurante que Jennie eligió para la ocasión.

"Porque tus amigas no te dejaban en paz hasta que accediste a presentármelas y Seulgi está en la ciudad y se niega a dejarme dormir con su incesante '¿Puedo conocerla? ¿Puedo conocerla? Hey Lisa, ¿estás despierta? ¿No? Pues despierta. ¿Cuándo puedo conocerla?"

Lisa rodeó a Jennie con el brazo y le besó la frente.

"Sí, acerca de eso. ¿Cuándo se va? Porque echo de menos nuestras pijamadas". Jennie la miró con aquellos cautivadores ojos felinos y Lisa sintió un pequeño tirón en el corazón.

"Yo también las echo de menos. Te he dicho que puedo ir a tu casa cuando tu madre trabaja en el turno de noche".

"No voy a dejar que dejes sola a tu prima después de haber venido hasta aquí para visitarte".

"Entonces deja de hacerme sentir culpable".

Jennie se lo pensó un momento. "No."

Lisa puso los ojos en blanco. "Tienes suerte de ser guapa".

Jennie sonrió y la besó. "Tengo suerte de que seas mía".

Lisa trató de ignorar cómo se le revolvía el estómago ante las palabras de Jennie, pero no pudo evitar lo acalorada que sentía la cara. Sabía que definitivamente se estaba sonrojando. No estaba acostumbrada a esto. No sabía si alguna vez se acostumbraría. Tampoco sabía si alguna vez querría hacerlo. La forma en que Jennie la hacía sentir superaba con creces todo lo que había imaginado que sería estar enamorada. No es que alguna vez lo admitiera en voz alta. Demasiado miedo y demasiado pronto. Ahora mismo, sólo esperaba pasar la noche sin hacer el ridículo delante de las amigas de Jennie.

No tenía ni idea de cómo responder sin que se le quebrara la voz por los nervios, así que simplemente acercó a Jennie y la besó profundamente.

"Por supuesto, sigan besándose. No se detengan por nuestra culpa".

Se separaron y Lisa se encontró con dos chicas castañas que le resultaban bastante familiares. Sabía que eran las que intentaban esconder el hecho de que la estaban espiando mientras hacía ejercicio en su habitación. Lisa se separó de Jennie, se irguió y les tendió la mano con toda la confianza que pudo reunir.

"Tú debes de ser Somi. Encantada de conocerte". Somi le estrechó la mano y la miró de arriba abajo. No lo hizo de forma amenazadora. Era más por curiosidad.

Luego se volvió hacia Jisoo para estrecharle también la mano. "Y tú debes ser el grano en el culo sobreprotector que va a juzgarme toda la noche".

Jisoo frunció los labios y miró a Lisa de arriba abajo igual que Somi, pero esta lo hizo definitivamente de forma amenazadora. Tardó un momento, pero Jisoo finalmente cedió y le cogió la mano.

"Bueno, al menos sabemos que Jennie te ha hablado de nosotras. Empezaba a pensar que se había olvidado de nosotras con todo el tiempo que ha pasado contigo".

"Jisoo", advirtió Jennie.

Jisoo le lanzó una mirada de inocencia. "¿Qué? Sólo digo que no te hemos visto tanto como el verano pasado".

"Lo siento. Supongo que he estado ocupando mucho de su tiempo", ofreció Lisa.

Jisoo le lanzó una mirada de muerte que podría derretir la cara del mismísimo diablo. Lisa no tenía ni idea de por qué le tenía tanto miedo a aquella chica. Se encontró rezando para que Seulgi llegara pronto y la rescatara. No había forma de que Seulgi dejara que alguien la intimidara.

Mírame ┃ JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora