I

2.6K 127 6
                                    

🌹




100%

El dolor arde en sus venas. Quema, caliente y letal, dejándolo seco, completa y dolorosamente entumecido. Siente como si cada centímetro de su cuerpo fuera maltratado por una energía que logra entumecer uno a uno sus miembros, hasta que hierven de nuevo. Fuego, fuego que lo consume, desde la punta de sus pies hasta su cuero cabelludo. Una y otra vez.

Una y otra, y otra, y otra vez.

La densa niebla cubre su cuerpo en una gruesa capa de oscuridad crepitante. No puede controlarla, y ha renunciado hace rato a incluso intentar algo más para detener su crecimiento. Tratar, aunque sea mínimamente, empeora el dolor. Las runas no funcionan, las maldiciones no surgen efecto, su tecnología es obsoleta. Solo puede dejarse consumir por la oscuridad que se adhiere a su piel, como si quisiera aplastarlo.

Lo consigue, porque duele tanto.

El olor a muerte y azufre ataca su sensible nariz, prendiendo fuego a su cerebro y cegando sus otros sentidos. Su visión había sido la primera en irse, y ahora solo es capaz de ver el mundo a través ataques momentáneos. Las formas que divisa son sombrías, delineadas en gruesos bordes negros, y no importa a donde vea, todo está tan malditamente oscuro.

Toda clase de sonido es ahogado por el zumbido constante y enloquecedor de la oscuridad y los latidos de su corazón, el órgano sobrecargado no para de martillar en su pecho tan brutalmente que piensa que se abrirá camino a través de sus costillas. Casi lo desea, anhelando cualquier manera que detenga su sufrimiento.

El gusto es inexistente, su boca cubierta de ozono. La última gota de agua que logró tragar había sido dos días atrás, y la comida hace más de una semana. Ahora, sin importar cuanto trata, el agua hierve en su lengua y la comida no puede superar su reflejo nauseoso.

Le duele en el hueco del estómago, pero ese es un dolor del cual esta levemente agradecido porque le resulta familiar.

No es como las veces anteriores, ni remotamente cerca. Antes, no había pasado por algo semejante, sólo se dejaba llevar por la inconsciencia, convirtiéndose en sujeto vulnerable que no tenía idea de las atrocidades cometidas. Pero esto es distinto, aterradoramente distinto, una pesadilla encarnada de la cuál no puede escapar. Al menos el despertar es igual; el dolor, la rabia, la impotencia. Y sabe qué hacer con esos sentimientos.

Un espasmo de nueva agonía atraviesa su centro, y se arquea desde la cama con un rugido.

La niebla se expande en oleadas desde su cuerpo, crujiendo a través de la habitación, buscando un lugar para aterrizar. La oscuridad nunca le había dolido antes, ¿incomodar? ¿hacerlo sentir como el marginado que es? por supuesto, pero nunca había dolido. Ahora quema sus terminaciones nerviosas, de forma incontrolable y salvaje; dejándolo como un ser vivo que lucha por sobrevivir. El olor acre de la carne quemada y el cabello carbonizado invade su nariz. Su estómago se revuelve por la repulsiva combinación y se atraganta con el vómito, tosiendo desesperado por despejar sus vías respiratorias; siente la bilis contenida en su estómago vacío hasta chisporrotear en sus labios, un acto repugnante antes de convertirse en una neblina pútrida.

Quiere dormir, pero el sueño no llega por mucho que lo busque. No puede recordar la última vez que había dormido, y no cree que volverá a dormir antes de que esto terminé.

Dioses. Quiere que esto terminé de una maldita vez. Y si no es capaz de dormir, prefiere morir.

Eso sería un pequeño consuelo, al menos. Tal vez dormir está fuera de discusión, pero la muerte es más una certeza. Mucho más que miles de años atrás.

Tal vez...

Hay una angustia cegadora. La explosión de sombras, oscuras y tenebrosas, pulveriza las pocas ventanas que quedan en la habitación, bañándolo con vidrio en polvo; rayando su piel como papel de lija, raspando sus ojos.

Ya no importa.

Beelzebub no puede ver de todos modos.

S malo ljubavi ---beelniko/satanikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora