El antes de partir

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Era día 30 y Lilith estaba con el tema del vampirismo a full, quería morder, escaparse, tomar sangre, volar a cualquier lado, entre otras costumbres típicas de ellos, estaba a oscuras en su pieza, sólo su madre conociendo de primera mano sus estados, ya que a ella también le venían, podía saberlos controlar, por lo tanto era la única que podía entrar a su dormitorio con los viales que contenían sangre humana lista para beber y así ella podría controlar que su hija no saliera a buscar el preciado líquido alimenticio.

Madeleine también tenía varios viales de poción anti-vampiro que ella tomaba y le guardaba a su hija para que la situación  se volviera controlable, habiéndolos ya tomado, adoptaban una actitud tranquila, en la cual podían hacer actividades no tan intensas con tranquilidad.

La bruja estaba preparando su propia maleta expansible donde colocó pijamas, batas de levantarse, medias, tres pares de botas, dos vestidos de gala, cuatro vestidos para usar a diario, uno de sus joyeros con miles de aros, prendedores, pulseras, anillos y collares; su bolsa de maquillaje, sus artículos de tocador, tres gorros de bruja, ropa interior, toallas higiénicas o compresas femeninas, calcetines, moños, tres capuchas, tres abrigos, un paraguas, seis camisetas, sus juegos de cartas españolas y tarot, tres juegos de toalla, su agenda , estuche para las tintas y plumas, entre otras cosas.

Dejó avisado a los elfos que volvería el fin de semana y que quedarían a cuidado de la casona ante cualquier cosa.

Lilith dejó a su lechuza Charlotte en su jaula y en su propio equipaje colocó libros, su uniforme, materiales del Colegio, capas, calcetines, sus zapatos, seis mudas de ropa casual completas, pijamas, toallas, accesorios de tocador, maquillaje para niñas, moños, cintillos, su pequeño joyero, entre otras cosas.

Almorzó con su madre en el comedor como todos los días y le preguntó varias cosas que le inquietaban.

Mami, ¿Cómo es estar en Hogwarts?-le preguntó la niña.

Su madre la veía con dulzura, rememorando lo mejor de sus días allá.

Es  maravilloso, hija- le dijo Madeleine- es una experiencia que tienes que vivirla, cuando estuve allí, lo pasé muy bien.

¿Es verdad que hay cuatro casas donde se eligen a los alumnos?-le preguntó.

Así es hija, el sombrero seleccionador elige a los valientes en Griffindor, a los creativos e inteligentes en Ravenclaw, a los astutos en Slytherin y a los leales en Hufflepuff.

¿Y en qué casa estabas tú mamá?-le preguntó curiosa la niña.

En Ravenclaw, mi jefe de casa era el profesor Flitwicks, lo pase muy bien estando año tras año en ese colegio, créeme que lo extrañe cuando egresé de allí- le dijo su madre.

Por lo que leí en la Historia de Hogwarts, ¿Hay un gran comedor?- preguntó Lilith.

Así es pequeña, es donde se reúnen los profesores y los niños a compartir y a comer los más exquisitos manjares que miles de elfos preparan en la cocina- le contestó la bruja.

¿Y todas las casas tienen sala común?- continuó preguntando la niña.

Así es Lilith, es donde se juntan a estudiar, a pasarlo bien, a conversar y pasar excelentes momentos.

¿Cuál era tu lugar favorito del Colegio, mami?-finalizó preguntando Lilith.

La biblioteca- contestó su madre- tiene muchos libros, que yo en mis ratos libres iba a leer, instruirme y pasarlo bien, si que lo pasaba bien.

En este punto de la conversación, Madeleine recordaba que en aquél lugar fue donde se inició todo, el conocerse y la posterior amistad que se iba tornando más cercana y mas íntima con el padre de Lilith, iendo ya para el séptimo año.

Nuestro Dulce SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora