Capítulo 21

3 1 0
                                    


—Entonces yo le dije que su feminismo no me representaba y ella me pinchó una llanta.

Comento frustrada y con ganas de llorar, mi terapeuta me mira con atención y contengo las lágrimas avergonzada.

—¿Por qué no te representa su feminismo?

—Porque ella no es feminista, solo se esconde bajo el movimiento para poder maltratar a sus parejas.

—¿Por qué piensas que maltrata a sus parejas?

—Sí, yo la ví golpearlo y decirle que ella si podía matarlo si quería porque era mujer. Pero sí el le hacía algo iba a ser detenido porque el movimiento feminista la apoyaría. Y siempre he pensado que no importa de parte de quién venga la violencia, no está bien y punto. Y por eso le dejé de hablar la primera vez.—

Ni siquiera debería de estar hablando de Corina, pero aquí me tienen sacando toda mi frustración...

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde esto?

—Teníamos trece años, o sea que han pasado tres. Y ahora me siento mejor sin ella; es como si ella fuera el diablito que se pone en tu hombro y papá y Jora fueran el angelito.

—¿Por qué la comparas con un diablito?

—Porque es una demonia la muy condenada. Arthur le dice la Satanaza... Y no le deseo el mal, no crea eso. La quiero viva pero lejos de mí.

—¿Sientes que algún día puedas perdonarla?

—No, y ojalá cuándo lave la ropa le eche cloro a las prendas de color, que no consiga entrada para el concierto de su artista favorito, que en la lavandería le devuelvan los calcetines impares, que llueva cuándo le toque lavar a ella, que haya una cucaracha en el fregadero cuándo tenga que lavar los platos, que se caiga en el baño e intente agarrarse del chorro de agua. Y sobretodo, que cuándo vaya a hacerse limpieza facial el salón esté cerrado.

—¿No cons...

—No tengo que perdonarla y ojalá el karma le llegue pronto, y se me acaba de ocurrir algo, mire. Le voy a dedicar: Bad Blood de Taylor Swift.

Veo como empieza a tomar apuntes y trago saliva preocupada.

—Oiga porqué anota? No me vaya a medicar por favor, si quiere me le arrodillo.

—No voy a medicarte — me tranquiliza y siento que vuelvo a respirar.

El resto de la sesión pasa sin ningún inconveniente, mi terapeuta (se me olvidó el nombre, o mejor dicho no le presté atención) anota varias veces y me hace cuestionarme hasta de mi existencia y luego se levanta para marcharse.

Me quedo en la oficina de papá por un momento procesando todas las cosas que dije. No hablé de Lucian, no lo haré hasta que sienta poder hacerlo sin quebrarme.

Y hablando del Rey de Romas...

Lucian entra a la oficina de papá riendo cómodamente de algo que le contó la morena al lado de él. Respiro hondo intentando controlar la rabia, la tristeza y sobretodo los celos.

Es mi culpa que no esté conmigo así que no tengo porque reclamar nada.

—Disculpa. Pensé que estaba tu padre— intenta salir pero es justo en ese momento dónde papá entra a la oficina.

Me ve con algo de culpa y le hace un gesto a Lucian para que salga y nos deje a solas. Bajo la mirada y me centro en contar mis dedos intentando desatar el nudo de mi garganta.

—Iba a pedírtelo a tí, pero no creí que fingir una relación con él cuando acaban de terminar te haría bien.

—No me importa — miento descaradamente y el levanta mi mentón para que lo mire a los ojos.

CARPE DÍEM ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora