Mientras el sol comenzaba a ponerse, Emma me llevó de la mano hacia el anfiteatro de la escuela, una brisa fresca acariciaba nuestros rostros. —¿Para qué me trajiste aquí? —le pregunté con curiosidad sobre el tema.
Ella rió y señaló el cartel de la presentación de la banda escolar. —¿Acaso olvidaste? —me cuestionó. Y sí, en medio del caos de mis responsabilidades, lo había olvidado.
Bromeando, me golpeó suavemente en el brazo. —Siempre te la pasas en las nubes últimamente.
Antes de que pudiera responderle, una melodía capturó mi atención. Vi a él, el guitarrista y vocalista de la banda. Sus dedos danzaban sobre las cuerdas mientras cantaba con pasión. Nuestros ojos se encontraron por un breve segundo, y ese momento se sintió eterno. Un calor subió a mis mejillas y mi corazón latía más rápido.
Emma, notando mi distracción y encanto por aquella melodía y su autor, me arrastró hacia un aula cercana. —¡Eva! ¿Por qué me sacaste de ahí? —protesté, todavía sumergida en ese breve encuentro.
Ella se rió, sus ojos brillaban con picardía. —No necesitas decir nada. Esa mirada lo dice todo. ¿Te atrajo el guitarrista, verdad?
Traté de refutarla, pero las palabras no salían. Emma me conocía demasiado bien, que me sería una tarea imposible.
Después de ese breve recuerdo, regresé a casa y encontré refugio en mi habitación. La luna brillaba afuera, y yo estaba acostada en mi cama, reviviendo ese momento una y otra vez en mi cabeza. Finalmente, el sueño me venció, y me sumí en un sueño donde él y yo estábamos juntos, nunca creí que existiera el amor a primera vista, pero vaya que esta experiencia me está haciendo cambiar de opinión.
Justo cuando estábamos a punto de besarnos en mi sueño, Justin, mi hermano menor, abrió las cortinas y la luz del día me cegó los ojos. —¡Eva, despierta! ¡Es tarde!
Me había arruinado el beso, me sentí frustrada y una leve molestia invadió mi mente. ¿Pero en qué estoy pensando? ¿Por qué me molesta eso? Será... No, no puede ser. No puedo estar enamorada de un chaval que no conozco. Debía ir a la escuela para hablar con mis amigas, de seguro ellas me comprenderán.
Rápidamente, tomé una ducha caliente, me puse mi ropa y tomé mi mochila para salir al instituto.
Mi padre es director de una empresa importante, para mi cumpleaños número 16, me había regalado un auto, que usaba para ir al instituto y salir con mis amigas, tenía la responsabilidad suficiente para usarlo de forma correcta.
Me subí a él, y puse en marcha el coche, tomé una ruta un poco más larga de lo habitual para pasar por mi amiga Emma. Al llegar a su casa la vi como siempre esperándome allí, justo en la puerta de su casa, con una mirada clavada en su móvil, mientras sonreía.
—Emma, sube, tengo mucho de qué contarte. —Le dije muy emocionada mientras le abría la puerta del asiento de copiloto.
—Deja me adivinar. ¿Se trata de tu amado guitarrista? —Dijo con un tono de burla. ¿Cómo es que ella dedujo eso, no hemos hablado de este tema al respecto desde ayer en el instituto? —¿Qué? ¿Cómo piensas eso?
—Cuando ayer regresábamos del instituto, no pasabas de hablar de él, de su cabello rizado, de cómo cantaba como un ángel. —Dijo mientras subía al auto y cerraba la puerta.
—No es para tanto Emma. —Le dije mientras arrancaba el coche.
—Sí, sí, cuéntame. ¿Ahora qué me vas a decir? —Me preguntó muy curiosa. Se notaba en su mirada que quería saber todo.
Mientras conducía, le conté acerca de mi corto sueño, y de que casi no pude dormir por pensar en él. Ella le hacía ilusiones de que pudiera conseguir novio, y más desde aquella vez en que un chico me hizo sufrir.
Fue un día antes de mi cumpleaños, mis amigas me habían motivado a declararle mi amor a un chico que me parecía muy lindo. Yo tenía 14 años. Era 5 años más joven que ahora, y por lo tanto más inocente.
Caminé en el recreo hacia él, estaba decidida a confesarle mi amor. Sentía nervios y las manos se me helaban. Cuando llegué estaba junto a su grupo de amigos con los que siempre está, de inmediato puse mi mano en su hombro y él volteó a mirarme.
—Isaac, tengo algo que decirte. —Dije muy nerviosa. Tenía un pánico terrible ese momento pero estaba decidida a triunfar.
—¿Sí? —Me respondió de manera tajante. Me esperaba algo más pero en ese momento no me importó.
—Emm... Yo... Yo te amo. —No lo podía creer, lo había dicho, quería desaparecer en ese instante del temor que se alojaba en mí. Para cuando me di cuenta, él soltó una carcajada. Eso fue muy hiriente para mí, no entendía qué había hecho mal, tal vez no llevaba mi mejor ropa o algo en mi pelo estaba mal.
—¿Tú amarme a mí? No digas estupideces. Yo soy demasiado para ti. ¿No ves? Soy demasiado guapo, en cambio tú ¿Te has visto en un espejo? Das asco.
Tras escuchar sus palabras rompí en llanto y salí huyendo del lugar. En ese entonces estaba en desarrollo, no tenía gran cuerpo, y mi rostro estaba cubierto de espinillas por el acné, no era nada linda comparado con lo que soy ahora. Desde entonces no quise volver a enamorarme. Trabajé en mi cuerpo y ahora estoy mucho mejor, pero ese día me daño. Desde entonces no quise volver a enamorarme. Trabajé en mi cuerpo y ahora estoy mucho mejor, pero ese día me dañó psicológicamente. Ahora, a pesar de ser popular, soy muy introvertida y tímida. Prefiero no hablar con personas nuevas.
Regresé al presente después de recordar ese momento, y me di cuenta de que había llegado al instituto. Estaba esperándome mi amiga Olivia. Estacioné el coche y bajé con Emma, fuimos juntas a hablar con Olivia.
—Olivia, qué gusto verte —le di un abrazo mientras mi amiga Emma se adelantaba para ir a clases.
—Eva, ¿qué tal? —Olivia sonrió y después como de costumbre.
—Estoy bien, y adivina ¿qué? Tengo algo de qué contarte.
—Uh, es lo que Emma me contó. Te gusta el guitarrista, ¿verdad? —No lo creía, Emma le contó antes que yo.
—Emma... —gruñí con enfado, esperaba contarle yo, no Emma.
—Cálmate, somos amigas después de todo. —Sus palabras me dieron algo más de calma, tenía razón y no debía estar molesta por eso.
—Vale. ¿Crees que esté bien si me acerco a él y le hablo? Tengo miedo de que vuelva a suceder. —Bajé la mirada con tristeza y temor.
—Tranquila, estamos para apoyarte. Es mejor arriesgarse y tener la posibilidad de ganar, a retirarse y perder definitivamente.
Levanté la mirada con seguridad, y en eso lo vi, incluso más atractivo que ayer. Me decidí a hablarle, pero tenía que librarme de sus amigos. Por sí ya me daba miedo hablar con él, me aterrorizaría mucho más si están sus amigos.
—Dame un segundo, Olivia. —Le dije sin despegar mi mirada del guitarrista.
—Está bien, por cierto, él se llama Benjamín.
Con decisión, me acerqué a Benjamín, que estaba junto a sus amigos conversando. Nuestras miradas se cruzaron nuevamente.
—¿Eres Benjamín? —pregunté, tratando de sonar casual.
—Sí, ese soy yo —respondió, su voz temblorosa mostraba nerviosismo, tal vez era intimidante con él o tal vez le desagradaba, todos estos pensamientos vagaban en mi mente, aterrorizándome más de lo que estaba.
—Necesito hablar contigo —dije, mientras por dentro quería morir por el inmenso miedo que tenía.
Él asintió con una sonrisa nerviosa. —Claro ¿De qué quieres hablar conmigo?
—¿Podemos ir a un lugar más privado? —propuse. Quería saber más sobre el chico que había capturado mi atención y corazón sin arriesgarme a ser objeto de burla pública.
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Acorde Al Corazón
RomansEn Los Ángeles, el músico Benjamín espera cambiar su mundo mientras Eva busca su lugar en el Instituto Fairview. ¿Podrá el amor florecer en el escenario más inesperado?