Cap.22 Despertar

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Pov.Darian

Me dolía todo parecía que en lugar de recibir una bala había recibido quince.

—¿Qué planeas decirle?

—¿Qué puedo decirle sin que me demandes?

—Joder no hables así de mi, si te hubieras acercado a mi una vez hubiera dejado que lo veas, que confiaras en esa mujer no es mi culpa. De momento mantén las cosas en calma, no quiero que Darian se alteré al saber que su madre nunca fue su madre y que eres tú. No es el lugar ni el momento.

Abrí los ojos y los dos estaban sorprendidos de verme despierto.

—¿Que mi madre que?

—Los dejaré para que hablen...

—No.—Mire a la mujer y se hizo conocida.—Yo te he visto...

—Soy Clarisa, amiga de...

—No me mientas con amiga de Gael o Bruno.

—Soy tu madre Darian, tenemos el mismo lunar en el brazo derecho que suelen decir que es una quemadura. Un lunar en forma de corazón pequeño en el cuello. Y no se que mas decirte la verdad, no quería que lo sepas así. Nunca me imaginé verte así.

Se acercó a mí y me quedé mirándola, cuando estiró su mano para acariciar mi cabello tome fuerza para hablar.

—No se te ocurra tocarme.

—Hijo...

—En mi vida te he visto como para que me llames así. Entiendo que quieras hacer un lazo conmigo...¿Pero no te parece que es tarde?

—Nunca tuve la oportunidad para...

—Nunca la buscate.—La mujer giró a ver a mi padre y lo señaló.

—Esto es tu culpa y...

—Él no tiene la culpa, pudo ser un mal padre, pero aun así nunca escapó.

—¿Le vas a perdonar que te golpeara?

—Él está trabajando para que lo perdone, a ti te doy una negativa y desaparecerás de mi vida, no quieres ganarte las cosas, quieres que solo te den lo que buscas y yo no haré eso.

—No será así.—Me miró con determinación y sus ojos eran muy parecidos a los míos.

—¿Te separaste de mi padre y él ganó mi custodia?

—Yo le cedí mis derechos, yo no quería ser madre, pero decidí tenerte dando mis derechos. Pero al año siguiente luego de tomar terapia quise...

—¿Cediste tus derechos?—Mi padre se adelantó.

—Clarisa lo mejor sería que yo hable primero con Darian y luego...

—No, que me diga. ¿Cediste tus derechos?

—Yo no estaba bien y...

—Si o no.

—Sí.—La vi empezar a llorar y ni eso me hacía sentir mal.

—Entonces no soy tu hijo, no le puedes reclamar a él nada cuando tu ni siquiera lo intentaste. No puedes ceder una responsabilidad así y luego decir oye si quiero.

—Es que tu no lo entiendes...

—¿No entiendo qué me abandonaste y te arrepentiste?

—¿Acaso no puedo arrepentirme de mis decisiones?

—Arrepiente de no cortarte bien el cabello, pero no de abandonar a tu hijo y buscarlo un año después.

—¡Yo creí dejarte en buenas manos!

Mi manera de odiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora