1.11 [Karushuu]

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La casa de Sakakibara no estaba lejos, pero el camino le pareció eterno al estar acompañado de sus pensamientos. Cuando al fin llegó, no sé molestó el tocar la puerta; sabía que podía entrar.

Giró el pomo y abrió sin problema, encontrándose rápidamente con un grupo de personas que no reconocía. No le pareció para nada extraño, siempre había considerado a Ren como una persona mucho más social que él.

-¡Gakushū, viniste!

Pronto, estaba recibiendo un abrazo de su mejor amigo. Se mantuvo quieto, y ligeramente incómodo, hasta que este recordó el concepto de espacio personal y se alejó. No es que no apreciara el gesto, pero era obvio que jamás había recibido demasiado cariño físico -o de cualquier tipo- y no sabía cómo gestionar eso.

-Supuse que un rato fuera de casa podría distraerme -se encogió de hombros.

-¿Distraerte? -alzó una ceja y en seguida lo guío al sofá de la sala para que ambos tomarán asiento-. ¿Hay algo de lo que no me haya enterado? -preguntó, dejándose caer en el sillón sin cuidado.

-Bueno... -se sentó a su lado, aún debatiendo si debía contarle algo así o no. Todavía se sentía demasiado humillado-. Pasó algo referente a 1.11.

Los ojos del castaño se iluminaron, esperando una gloriosa actualización de, lo que parecía ser, su telenovela favorita del momento.

-¿Qué esperas? Habla.

-Pues... -bajó la vista a sus manos, que descansaban nerviosas sobre su regazo, pero pudo notar la impresión de Ren; él no solía ser alguien inseguro-. Descubrí quién es realmente. Resulta que lo de Shioto-chan solo fue un malentendido -se removió incómodo en el asiento, haciendo una nota mental para pedirle disculpas a la pelinegra.

-Wow, mucha información. ¿Y quién es? -preguntó con emoción.

-No vale la pena hablar de eso -lo miró casi suplicante-. El punto es que terminó siendo una broma de mal gusto.

-Espera, ¿Cómo que una broma? -su sonrisa fue disminuyendo poco a poco hasta que su rostro mostraba una mueca preocupada-. ¿Una broma de quién?

-¿Hace falta decirlo? -rodó los ojos.

-Gak... -se ahogó ligeramente con sus propias palabras y se enderezó sobre el asiento-. Lo siento, los ví comer juntos en el receso y pensé que, después de todo y en contra de todo consejo que yo pudiera darte, habían comenzado a ser amigos y entonces... Lo encontré a la salida y...

-Hey, más lento -frunció el ceño, sin entender ni una palabra de lo que el oji marrón le decía-. ¿Qué estás diciendo?

-¿Podemos hablar?

Ante aquella interrupción, Gakushū miró fijamente a Sakakibara, quién también lo miraba, pero con una expresión mucho más nerviosa y casi arrepentida.

-Me voy.

-¡No! -gritaron al unisono el castaño y el pelirrojo, compartiendo una mirada extraña después.

-No voy a hablar contigo, entiende -se levantó y miró a Karma a los ojos-. Creo que ambos ya dijimos lo suficiente.

-No. De hecho, tú hablaste y me acorralaste en el baño. ¿Recuerdas?

Eso sonaba peor de lo que había sido en realidad; tanto, que incluso dos chicas desconocidas que se hallaban cerca comenzaron a toser mientras los miraban impactadas.

-Cállate, eso no fue lo que pasó -se defendió. Tal vez no tenía la misma reputación que cuidar que en la secundaria, pero aún tenía dignidad-. No saques las cosas de cont...

-¿Y cuál es el contexto, Asano? -alzó una ceja, casi divertido-. ¿Que me tomaste de la camiseta antes de acercarte y...?

Antes de que sus mejillas se encendieran más, tomó al pelirrojo de la muñeca y lo arrastró rápidamente hacia la primera puerta que encontró; la de la cocina. Soltó a Akabane bruscamente, casi empujándolo contra una encimera.

-Escuchame bien, idiota...

-No, tú escucha -interrumpió Karma, causándole todavía más molestia al oji violeta que cada vez más se tenía que retener a sí mismo para no golpear a su rival-. ¿Desde cuándo eres tan malditamente infantil?

Esa acusación lo descolocó. Jamás alguien lo había llamado de esa manera.

-Yo no...

-No me importa si no quieres oírlo: me gustas, ¿entendiste? Aunque ahora mismo no estoy seguro de cómo es eso posible porque te estás comportando como un imbécil -su rostro comenzó a encenderse también, Asano supuso que debido a la molestia; incluso su voz lo demostraba-. No estoy esperando que me correspondas y no voy a pasar noches enteras llorando en mi cama si no lo haces. Pero esperaba una respuesta madura, de esas en las que se supone que eres experto.

-Yo...

-No -interrumpió. Asano debía admitir que jamás habia visto al pelirrojo tan enojado en los diez años que llevaba conociéndolo y, ciertamente, lucia algo intimidante-. Escúchame, joder. ¿Por qué no solamente me rechazas y olvidamos que esto pasó? No quiero amenazas, no quiero gritos; solo dímelo. Aquí y ahora.

-No quiero tener hacer eso, creí que había quedado claro -aprovechó la pausa del pelirrojo.

-¡Yo...! -comenzó a gritar, pero se detuvo y dió un par de respiraciones antes de continuar-. No se suponía que esto arruinara la relación de rivalidad o cualquier tipo de compañerismo que existe entre nosotros. Nos conocemos desde hace diez años, Asano. Ya no somos niños; solo... Por favor -pidió en un susurro casi inaudible.

Akabane Karma, rogando y al borde del llanto; ¿cuándo pensó que iba a ver eso? Y peor aún, ¿cuándo pensó que iba a ver eso a causa suya? La respuesta ambas preguntas era la misma: nunca. Ni en sus más locos sueños imaginó que eso podría ser posible.

-No puedo... Lo siento -admitió en voz baja, negando con la cabeza-. Déjame en paz, Akabane.

Dos segundos después, el único en la cocina era Karma. Solo Karma y su corazón roto.

El drama es mi pasión. ¿Qué les pareció es el capítulo? ¿Cómo creen que se resuelva la situación? ¿Qué creen que Karma hará al respecto? Les leo 👀

Quiero abrazar a Karma y darle una cachetada a Gakushū, ¿quién conmigo? 🤺

Les estaré actualizando más seguido ahora que estoy de vacaciones, así que esperen capítulos más seguido~

Espero que les haya gustado el capítulo, no olviden dejar su voto y sus comentarios ✨

-Les ama, Jenn❤️‍🩹