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Tús manos aún estaban temblando, las lágrimas tampoco habían cesado en lo absoluto, mucho menos tú respiración, no tenias el control de tú cuerpo, solo... Solo estabas destruida. Por primera vez diste una pequeña mirada a tú alrededor estando sentada desde el sillón. Habían construido un hogar, le habías dado su vida entera ¿Acaso eso no era suficiente?

Las fotos colgadas en la pared, e incluso puestas en las repisas solo hacian qué tú corazón doliera un poco más.

Serviste en una copa mediana un poco de vino, y tomaste un sorbo seco, limpiandote la boca con la manga de una de las camisas de aquel hombre que tanto daño estaba haciéndote, pero que en algún momento creías que te amaba como loco; Tenias espasmos de tanto llorar, ya los ojos estaban empezando a arderte, ya el corazón empezaba a desmoronarse, evitabas a toda costa voltear la fotografía qué reposaba en tú mano.

El vino dulce parecía volverse cada vez más amargo mientras más tomabas, mientras más pasaba el tiempo. No sabias si podrías ver a los ojos a Ghost, no creías poder soportar el ver sus ojos llenos de mentiras, ojos los cuales creías que solo podrían mirarte a ti. ¿Acaso alguna vez te amó? Acaso... ¿Alguna vez no mintió sobre alguna de todas esas veces que juraba quererte?

Tú cabeza estaba llena de preguntas, de incógnitas, de mentiras. No lograbas tranquilizarte, solo podías llorar, llevabas tus manos a tu cabeza en varias ocasiones, dabas vueltas por la habitación, hasta que te acurrucaste y te abrazaste a ti misma, pero siempre con la misma pregunta rondando sin parar: ¿Por qué?, ¿Por qué te besaba con tanto amor? Por qué besaba tú frente cada vez que llegaba a casa, por qué fingía tan bien...

Cómo demonios podía besar a alguien más y luego darte besos usados?, simplemente como podía verte a los ojos sin sentir un poco, tan solo un poco de lastima por ti. Es entonces cuando todas las preguntas se esfumaron, todo paró, el tiempo se detuvo junto a tú corazón, se detuvo justo cuando la chapa de la puerta principal sonó, sonó tan tortuosamente lento qué juraste que nunca iba a lograr abrirse.

Y entonces, lo viste, el hombre que estaba por romperte el corazón, pero que seguías amando con locura, estaba allí, esperando que saltaras a sus brazos y llenaras el poco rostro qué dejaba su mascara ver de besos, y de frases de amor fugaces qué siempre acostumbrabas a darle entre ataques de amor incesante. Pero no pasaría esta vez, no habría malditos besos esta vez...

— ¡Hey! ¿Amor? ¡Estoy en casa! ¿Donde estás?

Y su jodida voz, esa ronca voz, la cual podía erizarte con solo una estúpida palabra, no tenias que verlo, porque sabias, sabias que era él. Podrías reconocerlo a metros de distancia, y por primera vez, odiaste tal afirmación. Pudiste escuchar como dejaba las llaves sobre la pequeña mesa que se encontraba al costado del pasillo, inclusive el como dejaba su gran mochila militar también.

Sus pasos al descargar la pequeña arma qué cargaba "Por si se presenta alguna situación" ser dejada sobre la mesa que separaba la cocina de la sala. Sabias todas sus acciones ¿Y como no saberlas? Si pasaste a su lado seis, casi siete años de tú vida a su lado, incondicionalmente, sin reproches por sus caídas emocionales, por sus pesadillas a medianoche gritando el nombre de su padre, por sus lágrimas al recordar su oscuro pasado, no había rechazo de tú parte nunca, jamás lo hubo.

Por que siempre estuviste ahí, abrazandolo y refugiandolo en tus brazos cuando su mundo se caía a pedazos, pero, ¿y ahora? Ahora tu mundo también lo estaba haciendo igual, con la pequeña y diminuta diferencia, de que es él el que lo está destruyendo, lenta, lenta y dolorosamente.

DOBLE VIDA whit GHOST [HEADCANON] (CORRIGIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora