El día que empezó todo, había un suave viento frío de octubre, el cielo estaba algo apagado, y unas hojas ya secas caían al suelo al son de la brisilla otoñal.
Ese lugar era un bonito parque para pasear, con un hermoso camino de piedrecillas con árboles en ambos lados del camino, que indicaban las estaciones de una manera notoria.
Un chico, de aproximadamente quince años, se encontraba apoyado en unos de esos árboles, llorando. Él tenía una chaqueta negra con capucha a causa del frío, y unos pantalones largos de color azul marino, con unas deportivas del mismo color que la chaqueta. Debido a que no tenía la capucha puesta, se veía claramente su corto y liso cabello negro, algo desordenado. Sus ojos, de un azul claro hermoso e indescriptible, se encontraban con unas leves ojeras a causa de la falta de sueño, y se encontraban húmedos al igual que sus mejillas, de color blanco, muy pálido debido a que no le gustaba mucho la calle. Pero hoy se encontraba allí, llorando sin consuelo, hasta que se quedó sin más energía para llorar, y se levantó para volver a su casa.
Él se encontraba allí llorando por su hermano, Michael, un adolescente de 16 años con el pelo marrón, ojos azules, y hormonas todavía alborotadas.
Michael no le trataba bien, de hecho, lo aterrorizaba. A veces algún amigo de Michael, lo acompañaba para asustar al pobre Evan, nuestro protagonista.
Cuando llegó a su casa, introdujo la llave en la cerradura de la puerta y la giró con suavidad. Las luces estaban apagadas, así que no había nadie despierto.
Tras encender la luz, se llevó un susto: vió la máscara de zorro de su hermano, con la que suele asustar. Lentamente se recuperó del susto, subió a su cuarto, y se acostó en su cama, mientras abrazaba un par de peluches.
Al día siguiente, algo cálido le despertó. Era su pequeña hermana Elizabeth, con su característico pelo rizado y pelirrojo, sus ojos verdes, y su contagiosa sonrisa rodeada de pecas. Ella era un fantasma, había muerto hace un año, pero Evan consiguió la manera de hablar con ella, aunque era el único capaz de verla.
- Buenos días hermanito. Feliz cumpleaños.
- Buenos días, Elizabeth . Muchas gracias - respondió Evan, abrazando a su hermana.
- Ey, Evan - dijo su hermano Michael , apoyado en el marco de la puerta, con una sonrisa de satisfacción algo sospechosa - el viejo me dijo que te diera esto - le lanzó una caja envuelta en papel de regalo, que Evan atrapó al vuelo, y seguido de esto, se fué.
- "De: tu padre William, Para: Evan. Feliz cumpleaños." - leyó Evan en voz alta.
Tras leerlo, rasgó el papel y abrió el regalo. Evan no se sorprendió nada por el contenido: un oso de peluche. Era lo mismo de todos los años, un peluche nuevo del trabajo de su padre. Tenía tantos que tiró algunos y los otros se los dió a su hermana.
Luego se fijó, y vió que ese peluche tenía unos ojos extraños, y sabiendo como era su padre, probablemente era algo malo. Miró más de cerca, y vió algo que lo aterrorizó. Esos ojos no eran unos ojos cualquiera, eran cámaras. Rápidamente se levantó y buscó los demás peluches alrededor de la casa, los reunió, y tapó las cámaras con un spray de color negro. Al menos así su hermanita pequeña no sería una víctima de lo que sea que haga su padre mientras juega. De pronto, eso le hizo tener un pensamiento horrible, y se giró hacia atrás, fue lentamente hacia su peluche favorito, que tenía desde que era un enano. Pronto comprobó sus temores: Fredbear, que era el nombre del peluche, también tenía las cámaras, se apresuró a quitarlas. Se preguntó qué habrían grabado esas cámaras, pero pronto cortó sus pensamientos, porque alguien le llamó.
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Con los ojos vendados (Grevan)
Hayran KurguEvan viaja misteriosamente a 2030 justo antes de morir. Gregory lo encontrará y le curará, pero la venda es demasiado grande y no encuentran nada cortante, así que también tendrá los ojos vendados para evitar que se caiga el vendaje. Junto a Fredd...