CAPITULO I

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KIT - KAT


Las personas pedían sus órdenes con desespero, y lo entendía, claro que sí, si me tuvieran esperando media hora por un simple café yo también me enojaría, pero no era mi culpa que dos camareras se hubieran reportado como enfermas, y que sus sustitutas aun no aparecieran, 30 mesas, una persona, no es una buena combinación, mis pies se movían con rapidez mientras mis manos sostenían las bandejas con los pedidos, sándwiches, expresos, frases, malteadas, ensaladas. 

De mesa en mesa con mi mejor sonrisa de disculpa, y ni siquiera pasaba el medio día, a Trávez de la gran ventana podía apreciar las calles en las que pasaban los transeúntes con bolsas de diferentes marcas, con sonrisas contagiosas, sin preocuparse de la vida.

¡Ryan! –gritaron despertándome de mi ensoñación –atiende a los que acaban de llegar –gritó una camarera que tenía las manos ocupadas por cargar tres jarras con cerveza, ¿en qué momento había llegado alguien más?, sin más me dirijí a la entrada en la que una pareja apenas tomaba asiento.

Buenos días, bienvenidos a cafetería la Bella, ¿Cómo puedo ayudarlos? –mostré mi más sincera sonrisa esperando a que contestaran, confusión fue todo lo que recibí a cambio.

I'm sorry, we don't speak German, and the traductor doesn't work

–murmuró apenada la mujer con lentes de sol, su acento americano era bastante notorio, observó al hombre en el lado contrario de la mesa pidiendo ayuda –

Write in a paper or... something –propusó

I told you that it wasn't a good idea –susurró con molestia la rubia –damn it, we should have stayed at hotel

Mmm, I can speak english, actually –murmure llamando su atención, tener doble nacionalidad funcionaba algunas veces, de esa manera continue el resto del día, sin inconvenientes, a las cuatro de la tarde llegó mi remplazo y yo salí del local al quitarme el mandil y el uniforme.

Calles llenas de turistas al ser octubre, diversas nacionalidades, diferentes propósitos, con las manos en los bolsillos de la gabardina llegue a mi departamento, un lugar ubicado en el último piso de un viejo edificio, pero por ser viejo, me lo daban más barato, además estaba a solo 35 minutos en autobús de mi trabajo, no podía pedir mucho en la situación actual.

¡Erika! –me detuve a escasos centímetro de ingresar a mi edificio al escuchar el grito de alguien, di media vuelta esperando que no fuera quien yo creía –que bueno que te encuentro –mal por mí, si era quien creía.

Buenas tardes, señora Weber –salude con educación, mire el cielo, estaba más nublado que, de costumbre, pero usualmente cuando llovía el cielo no daba señales previas

–¿necesita algo?

Intenté avisarte, pero no di contigo, desapareces por las noches, y por el día, la cuota de renta se incrementará en el próximo pago –

El próximo pago es en una semana –le recordé

Lo siento, los impuestos subieron, si no lo hago el negocio no me funciona –me lleve una mano al cuello para tratar de quitar la tensión

Está bien, ¿cuánto será ahora? –

1800 euros –respondió con una sonrisa –recuerda que solo espero dos días después del plazo –la mujer de mediana edad se dio vuelta sin recibir una contestación de mi parte y se fue, yo quede en la entrada pensando en cómo afectaba a mi economía ese cambio de quinientos euros, con dicho pensamiento en mi cabeza, me dirigí a la escalera para llegar lo más rápido posible.

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⏰ Última actualización: Aug 14 ⏰

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