Melrose
La ciudad de Boston parecía reflejar mis propias emociones, siempre envuelta en sombras y melancolía. En medio de esas calles empedradas y sombrías, yo caminaba con pasos delicados hacia el instituto, una silueta diminuta entre los edificios altos y los nubarrones grises que amenazaban lluvia. El cabello dorado se deslizaba sobre mis hombros, tratando de mantenerme abrigada y protegida de un mundo que a menudo sentía hostil. Me llamo Melrose, y aunque esa no es la historia que presento al mundo, es el fragmento oculto de mi existencia.
Perdí a mis padres cuando era apenas una niña. Una enfermedad implacable los arrebató de mi vida, dejándome en un mar de tristeza y soledad, Jamás imaginé una vida sin ellos, mi madre murió en el parto de mi pequeño hermano aunque el no logro sobrevivir tampoco, Y mi Padre recién murió Por Pero nunca fui completamente sola; mi hermano mayor, Adam, siempre estuvo a mi lado. A pesar de su juventud, tomó el papel de protector con devoción. Sus ojos oscuros reflejaban la preocupación que sentía por mí, pero también la determinación de mantenernos juntos.
El es todo lo que está bien, Jamás me levanta la voz, ya que tengo ataques de ansiedad y me estreso con sonidos fuertes, así que gracias a eso prefiero no salir de mi casa, me aterra la idea de tener que hacer amigos y que me vean con peluca
Hubo un tiempo en que una sombra llamada cáncer se posó sobre mi vida. Fue como un viento helado que arrasó con todo lo que daba por sentado, dejando detrás una cicatriz emocional que aún palpo en los rincones más oscuros de mi mente. La batalla fue ardua, dolorosa y a menudo desesperada, pero finalmente me encontré al otro lado. Me curé, fui declarada libre de esa intrusa que amenazaba con apagar mi luz. Ahora, mis días están bañados en agradecimiento por cada amanecer que me despierta y cada respiración que llena mis pulmones.
Sin embargo, la sombra dejó una huella que se extiende más allá de mi piel. Me di cuenta de que mi aspecto, aunque insignificante en comparación con la grandeza de la vida, importaba más de lo que jamás hubiera imaginado. La preocupación de ser juzgada por mi pasado me ha llevado a un rincón donde la libertad parece difusa y los miedos aún florecen. Las miradas curiosas, los susurros ahogados y an hecho que mi mente no me deje tranquila al salir, siento que todos me juzgan y no se enfocan en ser agradecidos simplemente por tener salud
Mi habitación, un santuario de tranquilidad, se convirtió en mi refugio del mundo exterior. Aquí es donde me permito ser yo misma, lejos de las miradas escrutadoras y las expectativas silenciosas.
Una caja de cartas cuidadosamente atadas con una cinta rosada yace en mi escritorio. En ella, hablo con sinceridad a alguien que aún no ha llegado a mi vida, pero a quien siento en algún rincón de mi corazón. He imaginado a esta persona, he llenado cada carta con esperanzas, sueños y las partes más auténticas de mí misma. A través de estas cartas, me doy permiso para ser vulnerable sin temor al juicio, porque sé que un día, cuando finalmente encuentre a esa persona, podrá entenderme en una profundidad que pocos logran.
10:38 pm
—Mel, estás despierta?— susurra Adam y asoma su cabeza dentro de la habitación
Asentí, dándole una sonrisa . Adam podía leerme como un libro abierto, incluso cuando el mundo exterior no podía.
— Como estas? Tienes hambre no haz comido— dice sentándose a mi lado, se ve genuinamente preocupado
—Siempre estás tan al tanto de mí— admití, sintiendo cómo las palabras salían con facilidad en su presencia.
— Siempre lo estaré hermanita— respondió con una sonrisa, acariciando mi pelo, no es muy largo, me llega hasta los hombros pero por suerte es abundante, mi mamá en las fotos y según lo que dijo mi papa tenía el mismo pelo que yo, Adam siempre me hizo sentir guapa, aunque no tuviese pelo gracias a la quimio
Igualmente, siempre se encarga de sacarme una sonrisa
Era en estos momentos que me sentía agradecida por su presencia constante en mi vida. Con él, no tenía que ocultar ninguna parte de mí misma ni preocuparme por las apariencias. Él siempre me veía tal como era, sin juicios ni expectativas.—Haz estado escribiendo Mel?— Pregunta curioso viendo las hojas rotas en el piso
Las palabras resonaron como una melodía en mi mente. Las cartas que había estado escribiendo en secreto eran mi escape, mi forma de expresión más sincera.
—De hecho, sí—, respondí, mi voz adquiriendo un tono más suave. —He estado escribiendo cartas.—
Adam arqueó una ceja, intrigado.
—¿Cartas? ¿A quién?—
Su curiosidad era comprensible. Había mantenido mis cartas en secreto, incluso de él. Pero en ese momento, sentí un impulso de compartir una parte de mi mundo interior con mi hermano.
—A mi persona del futuro—, confesé, sintiendo un rubor en mis mejillas.
Adam sonrió, una mezcla de ternura y complicidad en su expresión.
—Eso suena intrigante. ¿Puedo preguntar por qué?—
—Son como un diario que escribo para alguien que todavía no conozco— expliqué. —Quiero que esa persona sepa quién era en este momento de mi vida, qué sentía y qué soñaba.—
Adam asintió, sus ojos reflejando una comprensión profunda.
—Siempre has sido única en tu forma de ver el mundo, Mel—
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Carta #1
Querida futura persona
Me siento triste, asustada y vulnerable. La escuela se ha vuelto un lugar de ansiedad y temor. Quiero recuperarme, enfrentar cada día con valentía, pero la carga se vuelve pesada y la confianza se desmorona.
Sé que este no es mi destino final. Espero que, cuando leas esto, entiendas mi lucha. Quiero encontrar la chispa de esperanza y sanación en medio de la tormenta. Estoy luchando y espero que esta carta sea un recordatorio de mi fortaleza.
Con sinceridad,
Melrose
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Anti-Melody
RomanceMelrose, una joven marcada por una enfermedad terminal que la ha dejado frágil y vulnerable. A pesar de su carácter dulce y amable, lucha con inseguridades profundas y temores relacionados con su propia mortalidad. Su vida cambia cuando se cruza con...