Sus rodillas temblaron cuando se quedó mirando el edificio de Nayeon. Tres horas después del silencio, análisis, catarsis, desilusión y desconstrucción de sí misma, Jeongyeon se decidió a bajar del auto, dirigirse en dirección a su apartamento y llamar a su puerta, bastante nerviosa.
La alegre mujer rubia preparaba sus cosas para salir, hasta que escuchó el timbre. Miró hacia la puerta extrañada pues no esperaba visitas, y aunque no fuera lo común, imaginó que quizás era Hirai que venía por ella, se acomodó el cabello, observó su labial en el pequeño espejo que tenía junto a la puerta y abrió la misma, lista para irse.
Vaya sorpresa se llevó al ver a Yoo Jeongyeon vestida como la había dejado por la tarde, una marca rojiza se estaba poniendo morada en su pómulo izquierdo y sus almendrados ojos oscuros estaban al borde del llanto puro y ahogado. Todo lo que halló en el semblante de la menor, estrujó su corazón como a una flor marchita.
—Jeongyeon-ssi... —La terapeuta quedó totalmente sorprendida de su aparición.
—Unnie... —Susurró con gran esfuerzo para hacer salir su voz.
Algo dentro del estómago de Nayeon se arrugó cuando ella se recogió el pelo del rostro detrás de su oreja. Se veía completamente rota.
Jeongyeon iba a hablar, pero detalló su aspecto de pies a cabeza y, rápidamente se recordó que ella tenía planes antes de su aparición.
—Oh yo, lo siento unnie... ibas a salir y yo aquí... lo siento. Será mejor que me vaya.
Jeongyeon se volteó y dió unos pasos lejos, apenada y dispuesta a regresar por donde vino.
Su cuerpo y mente colmaron de frustración, no tenía derecho a irrumpir en la vida de Nayeon de ese modo y fastidiar sus planes apareciéndose con sus jodidos problemas.
—¡Demonios! —Se quejó, sin dejar de caminar, furiosa por aquellas lágrimas que cayeron al fin, sin su permiso.
—¡Oye! ¡Espera! —Le llamó la rubia, yendo tras ella por el pasillo, cuando la alcanzó y tomó delicadamente de su brazo.
La pelicorta se volteó en su dirección, sin remedio y Nayeon no tardó en rodearla con su calor.
—¿Qué sucede? ¿Qué te sucedió en el rostro? —Murmuró Nayeon, acariciando su mejilla. La menor se apartó, negándose a verla a los ojos o acabaría por colapsar ante ella.
—No quiero interrumpir tu cita unnie. Discúlpame, por favor. —Murmuró su respuesta, no pudiendo evitar el rastro de molestia en su voz y volteó su vista hacia otro lado para que no la viera llorar. —Lo siento. Estoy bien.
Nayeon se sintió muy aturdida por aquella actitud. ¿Estaba molesta con ella? La profesional la tomó de la mano y cuando encontró su mirada llena de lágrimas, casi se ahogó.
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𝑫𝒐𝒏' 𝒕 𝑩𝒍𝒂𝒎𝒆 𝑴𝒆 ୨୧ [2yeon]
Fiksi Penggemar"No, nadie podía juzgar a Yoo Jeongyeon por conocer el amor de modo intempestivo a solo tres meses de contraer matrimonio con su novio de la adolescencia, siquiera si lo hacía en los brazos y por los besos de Im Nayeon, su terapeuta." . . . . . . ୨୧...