Capítulo 3 - ¡Faltan 4 días!

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Narra Mics

Dos semanas después…

¡Faltan cuatro días! ¡C-U-A-T-R-O! Estoy medio tonta. Rym, parece llevarlo bien, aunque me está costando que no los desprecie. Clara se muere de envidia, las entradas se agotaron en dos horas y no tuvo tiempo para comprarlas, además que era en horario escolar y estábamos en clase.

Salgo de mi habitación con los patines puestos y me marcho del hotel a dar una vuelta. A veces me gusta patinar hasta el fórum, sola, para pensar, y ahora lo necesito.  Me gustará ir al concierto, pero al fin y al cabo, seré una entre tantas mil. Y ni se darán cuenta de que estoy allí. Suspiro. Veo como los coches recorren Barcelona y vuelvo tras dos horas de estar fuera. 

Delante del hotel hay guardas de seguridad y una limusina aparcada. No me extraño mucho pero lo de los guardas es algo nuevo.

–Néstor, ¿y esos guardas?

–Cosas de tener cada vez más prestigio. –Dice misteriosamente, mientras su cara se muestra impasible. Sin haberlo entendido subo a mi habitación. Saludo a mi hermana que está estirada en la cama hablando con alguien por teléfono. Me enfrasco en el libro que he dejado a medias.

–Mics, tenemos que bajar a cenar. –Me saca del libro mi hermana.

Miro al reloj.

–Anda, ¡pero si ya son las 8 y media!

Bajamos al restaurante a cenar. Pa se sienta con nosotras en la larga mesa al cabo de cinco minutos.

– ¿Qué tal llevas lo del concierto? –pregunta papá.

–Bien. –dice escuetamente Rym.

–Yo aún no me creo que vaya a ir. –contesto. Continuamos comiendo. –Oye, ¿a santo de qué los nuevos guardias?

Pa hace un gesto con las manos quitándole importancia.

–Mejoras temporales. –Responde Pa. Vale, me ha quedado clarísimo.

Acabamos de comer y volvemos a la habitación pasando por el vestíbulo. Se ha hecho tarde y tenemos sueño. Nos ponemos el pijama y dejamos la doble puerta abierta. Nos lavamos los dientes y nos metemos en la cama.

–Buenas noches.

–Buenas noches.

Hace falta poco tiempo para que me quede dormida.

A media noche, unas risas que vienen de fuera la habitación que me despierta. 

–Rym, ¿estás despierta?

–Sí. Y no estoy contenta de estarlo. Llevan así media hora. 

En la penumbra la veo con la cabeza debajo de la almohada.

–Supongo que no nos queda remedio que aguantarnos.

–Sí.

Permanezco en silencio.

– ¡Faltan 3 días!

Mi hermana suelta un bufido y me vuelvo a quedar dormida.

¡Bienvenidos a Barcelona!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora