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Yo sé que no concuerda nada que la historia esté centrada en el Callao de los años 50 cuando es un alemán y un polaco pero es por la estética .
El smut está separado por guiones.
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La vida en 1954 era sencilla para el joven Marco de 18 años. La de cualquiera lo sería si se encontrase en su contexto. Su familia, conformada por inmigrantes alemanes que llegaron en los últimos años del siglo XVIII, era relativamente acomodada, pues poseían haciendas (más que eso, chacras) a lo largo de los andes.
A sus 10 años quedaría huérfano de padre y madre, y se trasladó con su abuela materna hacia la capital desde Cajamarca, a dónde la mujer se dirigía y pasaría todo el mes de septiembre pues tenía que resolver asuntos familiares allá. Tener casa sola no era un problema, sabía valerse por sí mismo.
Originalmente, el que se fuera a Lima sería a sus 14 y en beneficio de su educación, aunque tuviesen que adelantarlo por la muerte de sus padres. No estaba estudiando actualmente, se limitaba a practicar para su examen de admisión a San Marcos, que no le hacía ninguna ilusión. Prefería ir a pasear por los mercados y enseñar a los niños de su parroquia local. Tampoco es que necesitase trabajar pues su abuela le estaba mandando dinero en sobres para que sobreviva la semana. Pero lo que de verdad disfrutaba era admirar al guapo cartero que pasaba por la cuadra de su casa.
Por el balcón de su segundo piso siempre lo veía pasar con su bicicleta, tirando el periódico a cada casa de la manzana. Las pintorescas viviendas se despertaban con el timbre de su campanita y a veces con su grave voz anunciando los titulares del día.
Si bien es cierto que Marco acostumbraba a levantarse temprano desde que vivía en la sierra, ahora su instinto madrugador era alimentado por admirar al guapo cartero todos los días.
Decir que era guapo era decir poco. El hombre era majestuoso. Su pelo negro corto, sus ojos azules cristalinos y lo marcado que se veía su cuerpo a través de su camisa blanca dejaba sin aliento al jovencito rubio. No le podía sacar la edad, podría tener tanto 20 como 30, por la madurez de su cuerpo y de su rostro, que al mismo tiempo se veía tierno. Fuera la que fuese, eso no impedía que Marco suspirase en su balcón y sonriese cada madrugada que lo ve pasar, ocultado por el pequeño muro de su azotea o las cortinas de la sala que dan al balcón.
Incluso cuando se va a enseñar a los niñitos en la iglesia o va al terminal portuario o va al mercado no para de hablar o pensar en él. Pregúntele más bien a la señora Aitana de la fruta o Don Manuel del pescado o al Señor Tomás de las menestras sobre qué piensa Marco Reus sobre el cartero que pasa por el Jr. Tacna. "Siempre que viene el muchachito le preguntamos sobre el chico por fastidiarlo y siempre nos responde lo mismo: que es encantador, que es muy guapo, alto, musculoso; que su voz es tan grave que podría llegar a derretir el Huascarán y mil cosas más. . . . . No se sabe ni su nombre ni su edad el pobre niño, no me gustaría que acabase su ilusión." -Comentaban cada que había reunión en el sindicato, rodeados de café y pastelitos que el mismo Marco a veces preparaba cuando iba allí a estudiar. La oficina tenía una hermosa vista y olor a mar que lo relajaba.
Los nenitos de la iglesia también sabían todo del lindo cartero. Incluso las monjas y el padre lo sabían, pero preferían no emitir ningún comentario para no desanimar al joven.
"Marco, Marco ¿Vio usted hoy al cartero?" Preguntaban inocentemente los niñitos mientras el mayor trataba de enseñarles matemáticas, tratando de distraerlo para que deje las aburridas fracciones de lado y empezar a hablar del chico que lo traía suspirando.
