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"Niños desafortunados, el fin de
una vida"

Habían pasado algunos días, pero a diferencia de este catorce de agosto de 1540 , Mahidevran sultán en madrugada había entrado en labor de parto

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Habían pasado algunos días, pero a diferencia de este catorce de agosto de 1540 , Mahidevran sultán en madrugada había entrado en labor de parto.

Ahora ya era mediodía, pero los gritos no cesaban. Las horas pasaban rápidamente. Y no había indicios de el bebé.

— ¿Cuantas horas lleva?— preguntó la cansada Nurgul, — Seis horas, aún no sabemos nada —
Nurgul asintió.

A el cabo de una hora más los gritos cesaron.

Pero ahora, en vez de ser de la sultana Mahidevran, eran de las médicas. Algunas criadas sacaban toallas manchadas de sangre.

Suleyman entró rápidamente.

Se encontraba la que había sido su primera consorte, muerta. Sus ojos estaban abiertos y aún salía sangre de ella.

Se acercó a ella, sintiendo su corazón estrujarse.

Todas sus mujeres yacían sin vida, en la muerte de Hurrem pudo encontrar consuelo en Mahidevran. Pero ya no era lo mismo.

Mustafa entró después, percatándose de el suceso.

Nurgul no pudo evitar sollozar un poco, pero ella se acercó para consolar a su esposo.

— ¿Donde está el príncipe o sultana?— preguntó, — Fue un príncipe y una sultana, mi sultana — todos los presentes abrieron los ojos con sorpresa.

El vientre de Mahidevran se podría calcular como si solo hubiese un niño dentro de ella.

— Déjame verlos — exigio el sultán, la médica tomó a la niña y se la dio con cuidado.

— Es una hermosa niña, está muy sana—

La niña era idéntica a Mahidevran, eso le gustó.

— Mi madre está..— un leve sollozo de Mustafa salió de sus labios, su esposa le brindó consuelo en sus brazos.

A ella también le dolía.

— Tu nombre será Nimet— habló el sultán.

La niña comenzó a llorar.

Pero ya no tenía el calor de su madre como consuelo.

— Su majestad, ¿me permite?— preguntó la sultana, el hombre accedió y dio en brazos a la niña.

Bastaba que con segundos se calmase.

Nurgul besó su frente.

pasó a el Niño, el cual se mantenía tranquilo.

— Tu nombre será..Halil — finalizó, sin dar una sola muestra de amor debido a su expresión fría. Pasó a el Niño a una criada y salió cuanto antes.

Mustafa y Nurgul se miraron entre sí, sintiendo lástima por los niños.

— Vanessa, asegúrate de que los hijos de el sultán duerman en mis aposentos, traigan dos nodrizas—  ordenó la sultana, la odalisca solo asintió.

— Mustafa— llamó, el hombre la miró.

Por más que haya amado a su madre, no podía llorar. Aún que le dolía. . .

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