Ser la directora de diseño gráfico no es algo fácil con lo que lidiar. Tengo que coordinar todos los trabajos realizados para que cumpla con la estética establecida. Pero el problema no se encuentra en esto, sé muy bien que el peso de todo mi trabajo se debe a que no he coordinado mis propias emociones, desde lo de Raúl y recientemente lo de Steven, me he sentido saturada y cansada. ¿Por qué me toca a mi ser la que soporta todo esto?
Por lo menos Steven y yo aclaramos ese tema, y sabremos que nada ocurrirá a partir de allí, más importante, es saber sobre que quiere hablar Raúl, me siento mal por no haberle dado respuesta alguna, pero se lo merece.
—¿En el hospital? —Dice Steven—. —¿Por qué conversar algo tan personal en su área de trabajo?
—Es lo que no sé... Pero me hace sentir nerviosa.
—Debes de ignorar esos nervios y presentarte. Los problemas se tienen que enfrentar con la comunicación, donde ambos puedan encontrar ese punto medio. Es así como podrían tener esa estabilidad.
Lo se Steven, lo sé muy bien. Solo he pasado todo este tiempo excusándome para no dar el paso, me siento agobiada y siendo sincera, algo dentro de mí, tiene miedo. Temo de descubrir una verdad que pueda destruirme por completo, siento que no podré soportar un golpe más.
Una llamada llega a mi teléfono
—¿Hola?
—Úrsula... Hubo un problema en uno de los ordenadores. —Dice Francisco, uno de los que trabaja en el área de diseño.
—¿Qué tipo de problema?
—Resulta ser que un virus llegó a una de las computadoras sin darnos cuenta y sin querer enviamos algunos archivos del mismo USB a otras lo que provocó que se infectaran...
—¿Cómo puede ser posible? ¿Qué tipo de virus tienen?
—Encripto todos los archivos y andan pidiendo 0.1 Bitcoin por cada uno, no sabemos que hacer... «¡Dame acá!» —Se escucha una voz de fondo—. ¿Úrsula? —Dice Jhon, otro del equipo.
—Si, Jhon, ¿Qué ocurre?
—Este pendejo estuvo viendo porno y resulta ser que llenó la computadora de virus, el problema no fue ese, sino que nunca comentó sobre su error y provoco que todas se infectaran, entonces...
—Jhon, ¿Recuerdas cuando les dije que no confió en ninguno de ustedes a la hora de realizar el trabajo?
—Si... Lo sabemos bien, y sentimos lo sucedido.
—¿Cuándo fue que Francisco vio porno en la computadora infectada?
—Fue... No lo se. ¡Francisco! ¡Cuando fue que te la empezaste a jalar! «Hace unos cinco días» —Dice regañado.
—Tienen suerte, el trabajo es temprano y no hay avance en el metraje, además, antes de ausentarme la semana pasada hice un respaldo de todos los archivos de las computadoras, así que quieran o no, van a tener que formatear todos los ordenadores y realizar nuevamente todo lo que han avanzado durante cinco días.
—Úrsula, ¿Alguna vez le he dicho que la amo? —Dice Jhon.
Steven se levanta de la mesa, y como siempre pretende irse sin decir alguna palabra. Lo tomo del brazo para detenerlo.
—Una vez más... Muchas gracias. —Asiente con su cabeza y se va del lugar.
—Úrsula... No lo decía tan en serio... Pero si gustas podemos salir a tomar unas cervezas. —Dice Jhon en el teléfono.
—Adiós. —Tranco la llamada.
—¿Qué ocurrió? ¿Este problema tiene solución? —Pregunta Francisco.
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Mis tonos en tu lienzo
RomanceSteven es un Artista de 33 años de edad que perdió por completo su amor al arte. Viviendo amargado y bastante distante de cualquier responsabilidad afectiva, se ve envuelto en ciertos acontecimientos la cual se ve obligado a interactuar. Siendo uno...