Tom

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Por la mañana me desperté y lo primero que hice fue escribirle a mis amigos para que vinieran a casa.
De repente, se me vino algo a la cabeza, bueno mejor dicho alguien.

Henry

¿Debería llamarlo? Quiero decir, también es un amigo, creo que estaría bien intentar integrarlo en el grupo.
Cogí mi teléfono y le escribí:

"HENRY"

- Holaa, soy TN, la chica
de los nombres.

- Holaa TN.

- Quieres venir a mi piscina
esta tarde?
- Van a venir unos amigos.

- Claro!

- Puedes venir a las 4?

- Allí estaré.

Solté mi móvil y bajé las escaleras con cuidado para hablar con mi madre.
— Mamá, buenos días.
— Buenos días, hija.
— Necesitas que vaya a comprar algo para esta tarde?
— Claro, ¿Por qué no avisas a Tom y vais al supermercado a comprar lo que queráis vosotros?
— Ok.

Tom era mi mejor amigo, junto con Marc, siempre hemos estado muy unidos, desde muy pequeños.

Volví a coger mi teléfono pero esta vez llamé a Tom.
— Diga? - sonó al otro lado de la línea.
— Tom! Soy TN, me acompañas a hacer unas comprar para lo de esta tarde?
— Por supuesto! Te recojo en tu casa dentro de 20 minutos, te parece?
— Perfecto, hasta luego.
— Adiós.

Colgué y me dirigí a mi habitación, en busca de algo que ponerme.
Opté por unas calzonas vaqueras y un top verde.

Desayuné rápido y sonó el timbre, puntual como un reloj.
Fui a abrir la puerta y allí estaba Tom, alto, de pelo castaño peinado hacia abajo y ojos marrones atrapados tras unas gafas verde oscuro.

— Buenos díaaas, como durmió la fea durmiente?
— Bieen, y la bestia del cuento, que tal?
— Pues igual que siempre. - respondió riendo.
— Mamá! Me vooooy. - grité desde la puerta.
— Vale cariñoo. - se escuchó desde la cocina.

Tom y yo nos dirigimos al supermercado mientras hacíamos una lista mental de las cosas que nos iban a hacer falta.

Al llegar, cogimos un carrito de la compra y empezamos a recorrer los pasillos del inmenso súper.

— Palomitas? - me preguntó Tom señalando a un estante en el que se encontraba la variedad de palomitas más grande que había visto nunca, había de todos los colores y sabores.
— Siiii, de mantequilla.
A pesar de tal variedad, yo me mantenía firme en mi opinión de que las palomitas de mantequilla son las mejores.

Cogimos 2 cajas de palomitas y nos dirigimos al siguiente pasillo.

— Miraa, cubos de algodón de azúcar!! - dije emocionada. Me encanta el algodón de azúcar y era la primera vez que lo veía en el supermercado.
— Nos llevaremos, pero solo un cubo, entendido? - dijo Tom con tono paterno.
Respondí con una risa.

Seguimos con nuestro recorrido y al terminar fuimos a pagar y directamente nos dirigimos a mi casa.
Entre muchas otras cosas, llevábamos chocolates, helados de distintos sabores, patatas fritas, galletitas dulces y saldas...

Al llegar a casa soltamos todo lo que habíamos comprado en la cocina.
— ¿Te quedas a almorzar? - le preguntó mi madre a Tom.
— Claro! Gracias.
— No tienes que darlas.

Leonardo DiCaprio?  (en curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora