Por la tarde Carlos, el francotirador acompañó a Silvio y a Albert hacia una de zona industrial casi a las afueras de Lima, hasta que ubicaron, según una de las direcciones de la libreta, uno de los prostíbulos más grandes de la capital, el acceso era restringido. Sólo para asociados, por lo que se quedaron fuera.
Resignados y estando a punto de partir, Albert se topó con uno de los abogados del poder judicial que, estaba como fiscal en uno de los procesos que él había dirigido hacía un par de meses atrás y sin demora se le acercó con su habitual saludo. Sostuvo con él una conversación de macho alfa, tratando de dar a conocer una faceta de playboy discreta, de una vida licenciosa poco vista, que al instante fue bien recepcionada por éste y su grupete de amigos. Por ello le fue fácil presentar a Carlos y Silvio como los compañeros de juerga al fiscal, aduciendo que sus presencias se justificaban en tanto pensaban celebrar el cumpleaños de Carlos en el establecimiento. Pero como no había estado nunca antes en la zona desconocía que fuera de ingreso exclusivo para asociados.
Juan, el fiscal, fácilmente creyó en el cuento que Albert le estaba contando y sin mucha demora habló con los fornidos custodios del ingreso para que con él pasen como invitados Silvio, Albert y Carlos al lugar.
La música no tardó en escucharse a todo volumen, ni bien traspasaron la entrada. A la derecha una plataforma a modo de mesa ovoide. Adelante tres filas de butacas con posa-vasos a los lados y un tablero de control que permitía marcar una numeración del uno al diez que se le otorgaba al vikini que vestían cada una de las mujeres que se exhibían en el estrado luminoso; por la que se pugnaba a modo subasta mientras cada una de ellas realizaba su coreografía y striptease de rigor por el que los parroquianos asistían a este antro. Al fondo una barra desde donde las anfitrionas servían tragos, pastillas mágicas y condones a todos los asistentes. A la izquierda un pasadizo con luces de tonos lilas y rojas que conducía a unas pequeñas cabinas con camas. Cada fila de butacas era servida por anfitrionas bien proporcionadas en minúsculos bikinis que dejaban expuestas sus carnes a la vista de todos.
Unos hombres trajeados de semblante duro cruzaron delante de las butacas de Albert y sus amigos sin siquiera voltear a observarlos, uno de ellos se posicionó detrás del fiscal y le hizo un ademán para que se incorpore, y a lo lejos, del otro extremo del grupo de hombres que acompañaban al fiscal empezó a ingresar un grupo de cinco curvilíneas chicas, con diminutas prendas que dejaban muy poco a la imaginación, las luces se apagaron y sólo se encendieron las que las iluminaban directamente a ellas. Durante la coreografía de movimientos eróticos, sobre un estrado ovalado que a muy poca altura dejaba observar muy de cerca unas hermosas y torneadas piernas que se perdían en las diminutas falditas a cuadros para extasis del lujurioso público. Las blusas de todas abiertas lo más posible para dejar apreciar unos voluminosos senos asomándose.
La música y los movimientos alborotaba a la platea, que le acercaba lo más que podía hacia el borde de la plataforma haciendo movimientos obscenos.
Una rubia de tanga negra con el cabello negro cayendo como en cascada con un tatuaje de serpiente a lo largo de su pierna se acercó desde atrás y se lanzó al regazo de Albert, y empezó a abrirle los botones superiores de la camisa encaramándose como lapa sobre su oreja a punta de besos y lamidas tratando de excitarlo.
—Hola guapo, qué servicio necesitas, tengo para ofrecerte sexo anal, vaginal, oral, trios, sadomasoquismo, striptease, grupal, masaje erótico. ¿Vienes solo guapo?—Comentaba la rubia refregándose sobre Albert con movimientos circulares.
—Mira nena el servicio que queremos es de streptease pero para mi amigo, el rubio que está a mi lado. Está cumpliendo años hoy y queremos un servicio con lo mejor que hay aquí —Comenta Albert guiñandole un ojo a Carlos y a Silvio.
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ÁNGEL O DEMONIO
Conto¡Alguna vez te has sentido sólo? y te han dado ganas de gritar: "Give me love". A Silvio le pasó el día que conoció a Lucero. Él nunca se puso a buscar el amor, incluso llegó a pensar que eso no era para él. sólo le interesaba tener amigas con dere...