22 - Una niña traviesa

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Apenas habían pasado un par de días cuando Bethel la llevó nuevamente al invernadero, sabía lo que esto significaba, él vendría a verla. Pero esta vez estaba preparada, no la tomaría por sorpresa, ahora ella tenía la ventaja. Se levantó de la silla de ruedas apenas entró, caminando a sus anchas, disfrutando de su libertad. Sonrió recibiendo de lleno la luz del sol en su rostro y alzó la cabeza hacia el techo del invernadero. La estructura de metal y los cristales le recordaban el hecho de que aunque le gustara este lugar, seguía estando encerrada. ¿En algún momento podría ser totalmente libre? Bajó la cabeza con una mirada sombría, mientras su sonrisa se evaporaba de repente.

Caminó hacia la mesa donde un servicio deapetitosos dulces multicolores la esperaba. Se sentó, apoyo un codo en la mesay luego la barbilla en su mano. Estiró su mano libre y tocó con un dedo lacrema de uvas que adornaba uno de los dulces. Dió un largo suspiro y tomó eldulce con su mano ignorando los cubiertos que estaba dispuestos para esepropósito. Lo miró por un instante deteniéndose en los pequeños pedazos defruta mezlados a la perfección con la crema, abrió la boca y le dió unamordida. Inmediantamente el dulzor invadió su paladar, pero no le provocóplacer alguno, todo lo contrario. Suspiró y dejó el dulce a un lado sobre unplato.


Alzó la vista, alguien frente a ella la miraba. Reconoció a Kadir de inmediato, incluso antes de que se quitara la capucha de la capa y sus ojos rojos emergieran mirándola de la misma manera inexpresiva de siempre. Ella no estaba sorprendida, solo estaba tratando de volver al papel que debería actuar para él, así que le dedicó una leve sonrisa tratando de que su mirada no luciera triste. Sin hablar, él tomó una silla y se sentó a su lado mientras miraba su cara con atención. Estiró su mano en dirección a los labios de Aylah, ella contuvo la respiración y abrió los ojos sorprendida.

Con su pulgar limpió la comisura de sus labios, al parecer parte de la crema del dulce se había quedado ahí. Como si recién estuviera cayendo en cuenta acerca de lo que hacía, se detuvo, como congelado por un instante y retiró la mano con rapidez al ver como las mejillas de la joven tomaban un leve color rosa. Aylah sonrió de manera tímida y un pícaro pensamiento cruzó su mente. Se levantó y antes de que pudiera reaccionar se sentó en su regazo. Acercó el dulce que había mordido antes a los labios de él, sabiendo que esto significaba un beso indirecto Pudo sentir como el cuerpo de Kadir se tensaba de repente bajo su peso mientras tragaba en seco.

- Di, ah – dijo sonriendo de manera juguetona

- No me gustan las cosas dulces – dijo de manera cortante mientras Aylah sonreía aún más ampliamente ante la nerviosa negativa

- Es una lástima – dijo mientras hacía un mohín con los labios – le diré a Bethel que prepare algo salado para ti la próxima vez, pero si quieres participar de mi fiesta de té, tienes que probar algo dulce, aunque sea solo un poco – hundió su dedo en la crema de uvas embarrándolo y lo acercó a la boca de Kadir con una pícara sonrisa – haré que lo comas aunque te lo tenga que dar pedazo a pedazo – esto último lo dijo muy lentamente haciendo énfasis en cada palabra. Empujó el dedo en los labios del hombre, que aun sorprendido abrió la boca dejando que la crema entrara. Ayla alzó su cara hacia la oreja de Kadir y susurró – Ahora tienes que limpiarlo, es tu culpa que te haya tenido que obligar a comerlo así

Kadir agarró su mano de repente y la alejó sacando el dedo de su boca. Su respiración estaba algo agitada mientras tomaba una servilleta y le limpiaba la mano. Aylah podía ver como las orejas del hombre habían enrojecido aunque su cara estaba tan inexpresiva como siempre. Mientras estaba entretenido, ella acercó sus labios a su mejilla y le estampó un tímido beso. Kadir se detuvo de repente completamente paralizado, aunque la temperatura estaba agradable una gruesa gota de sudor corría por su sien.

Aylah no pudo contenerse más, esto erademasiado divertido, este hombre actuaba como un niño grande. Comenzo a reírsin parar, su risa sonaba alegre llenando el lugar. Abrazó sus costillas sintiendoque su estómago dolía por reír tanto moviéndose de manera innecesaria sobre elregazo de Kadir.

- ¿Señorita Aylah? – pudo escuchar que Bethel decía sorprendida mirando la escena. Aylah sentada sobre Kadir riendo y el gran general totalmente rígido. Tras ella Sir Baldassare lucía totalmente asombrado, como si jamás en su vida hubiera imaginado ver a su jefe siendo el protagonista de una escena similar.

- ¿Por qué no puedes quedarte más tiempo? – preguntó Aylah haciendo un mohín con los labios al darse cuenta de que la llegada de Sir Baldassare significaba que ya tenían que irse, estaba algo molesta, sus encuentros siempre eran demasiado fugaces. Cuando apenas comenzaba a pasarla bien ya era hora de decir adiós.

- Lo intentaré... la próxima vez – soltó Kadir de manera cortante sin mover un músculo, se veía incómodo mientras Aylah seguía sentada sobre sus piernas. Tragó en seco y ella con una tierna sonrisa se levantó, lo había torturado bastante por hoy.

- Entonces te esperaré – dijo Aylah sonriendo aún mas ampliamente haciendo que todo a su alrededor se viera más brillante.

- ¿Quieres quedarte un poco más? – preguntó Bethel mientras los hombres se retiraban – Aún es temprano

- El día está muy bonito – dijo Aylah – así que podemos seguir con la fiesta de té – se detuvo de repente pensativa – nos falta una invitada – añadió caminando hacia la silla de ruedas – Lilie no puede quedarse sin asistir – tomó a la muñeca rubia que siempre la acompañaba a todas partes

La mano de Bethel que sostenía la tetera tembló y el contenido se derramó sobre el mantel mientras Aylah se acercaba tarareando una canción sin notar nada.

- Lo recordó – susurró Bethelsorpendida – recordó el nombre de su muñeca...



Destinada a renacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora